La química interpersonal es una conexión que surge entre dos individuos de manera no intencionada, sin pretenderlo, y que permite que ambos salgan potenciados y se sientan cualitativamente mejor en compaía del otro.
En este caso, el resultado de que obtenemos de esa unión es mayor al obtenido al sumar ambos sujetos por separado. Por ello, la química entre dos personas es un aspecto clave en el enamoramiento, pero también en las relacioes de amsitad, entre otras.
En este artículo hablaremos de la química interpersonal, qué entendemos por este concepto, qué componentes influyen, cómo surge y cómo mantenerla.
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¿Qué es la química interpersonal?
Las personas somos seres sociales, lo que quiere decir que necesitamos relacionarnos con otros sujetos. Esta necesidad de relación se ve claramente cuando somos pequeños, puesto que requerimos de una figura de apego, de apoyo, para alcanzar un correcto desarrollo y también la podemos percibir en la edad adulta. Se ha observado que, cuando la conexión es buena, los objetivos o metas conseguidas entre dos o más sujetos pueden lograrse con mayor facilidad.
La química interpersonal surge sin pretenderlo, al vincularnos con otra persona notamos una conexión, una sintonía, que genera consecuencias positivas tanto a nivel personal como relacional. Como propone la Teoría de la Gestalt el total es más que la suma de las cosas, lo que quiere decir que lo que puede conseguir cada individuo por separado es menor que lo que pueden lograr actuando juntos.
De este modo, esta química la podemos observar en relaciones de pareja, siendo tal vez la más conocida o planteada, pero también en otro tipo de relaciones, como amistades o vínculos laborales. Al final, siempre que conocemos a alguien podemos conectar más o menos. Existen personas con las que te puedes llevar, puedes mantener una buena relación, pero solo con algunos te sientes y puedes ser realmente tú, te ayudan a sacar lo mejor de ti y tú favoreces a sacar lo mejor de ellos.
Es importante señalar que la conexión perfecta al 100% es irreal y no existe. Es más, nosotros mismos variamos con el tiempo; por tanto, esta coincidencia perfecta es utópica. Eso no quiere decir que encontrar a alguien con quien coincidamos en todo es muy complicado, por no decir imposible; al hablar de química hay que resaltar la capacidad de potenciarse mutuamente sin la necesidad de ser completamente iguales.
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Componentes de la química interpersonal
La conexión o química que se establece entre dos personas no tiene que ser la misma que la observada en otra relación. Es decir, la química que sentimos con alguien no será idéntica a la sentida con otra persona. Tú puedes no conectar con alguien y que otro sujeto sí lo haga o puedes sentir distintos tipos de conexión con diferentes sujetos. Aun así, aunque la química es variable, sí que se observan unos rasgos distintivos que podemos identificar en mayor o menor medida en las relaciones donde existe química.
1. Conexión cognitiva
Un componente importante que favorece a la aparición de química interpersonal es la conexión cognitiva, las similitudes cognitivas. Como ya hemos apuntado no es necesario coincidir en todo, habrá aspectos que nos distingan y que no veamos igual. Pero sí que es importante que los factores más destacables o que marcan más nuestra personalidad o modo de entender la vida sean similares.
Coincidir en variables como gustos o interés ayuda a que esta conexión aparezca, pero al final lo que realmente importa son las creencias y valores que son básicos para cada persona. Así diremos que si a ambos os gusta tocar la guitarra puede ser un factor en común que os ayude a conectar, pero lo que realmente será decisivo es que tengáis una visión similar de qué aspectos son fundamentales en la vida.
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2. Conexión afectiva
La conexión afectiva es también indicador de que existe química entre dos sujetos. Podemos considerarlo bastante fiable, ya que las emociones o sentimientos aparecen sin que nosotros los podamos escoger, no podemos decidir quien nos hace estar contentos o por quien sentimos cariño o queremos. Así, si aparecen este tipo de emociones positivas, es probable que realmente sintamos conexión con esa persona.
Este tipo de conexión es el que a veces nos aterra, ya que tememos que pueda ocurrir algo malo, que la relación termine y sufrir por ello. Pero si evitamos que esto suceda o no hacemos caso de lo que sentimos, nunca lograremos tener una relación plena.
3. Conexión conductual
La conexión conductual que es también es una característica representativa de la química interpersonal, querer compartir tiempo juntos, haciendo actividades, tareas, trabajos… o actuar de modo similar ante un mismo suceso. Es decir, mostrar un patrón de conducta parecido se vincula con una mayor facilidad para establecer conexión y sentir química con otra persona.
La aparición de la química interpersonal en las relaciones
Como hemos avanzado en los apartados anteriores, no podemos decidir a voluntad que aparezca la química con una persona, está surgirá o no independientemente de lo que nosotros queramos. Aunque es necesario que se establezca cierto contacto, es decir que podemos hablar con la otra persona y compartir tiempo, ya que como hemos dicho en la conexión influyen distintos aspectos (cognitivo, afectivo y conductual), sí que es verdad que suele surgir o al menos la notamos con cierta rapidez.
Luego esta conexión podrá aumentar o podrá desaparecer, pero la chispa primera que notamos normalmente aparece durante los primeros contactos que mantenemos ambos individuos.
Aún así, como son distintas y múltiples las variables que influyen en la sensación de conexión, puede que estas cambien. Las personas, pese a mantener constantes unos rasgos de personalidad, unos gustos, intereses… Evolucionamos y cambiamos. Puede que en un punto de nuestra vida no conectemos con alguien, pero con el paso del tiempo, al volvernos reencontrar, sí que lo hagamos. La química interpersonal, al ser algo difícil de controlar puede aparecer cuando menos te lo esperas o con personas que no creías posible que surgiera.
Es sorprendente cómo algo que parece tan simple, hay o no hay conexión, realmente es algo complejo, donde influyen muchas variables generando un vínculo difícil de quebrantar. Se puede producir una unión tan intensa y estrecha donde cada uno de los individuos que la confirman se ven reflejados en el otro. Al final, aunque no seamos completamente iguales, vemos en el otro rasgos propios, nos percibimos a nosotros mismos.
Podemos hacer un paralelismo entre reacción química, la observada en la ciencia, con química interpersonal, puesto que lo que observamos en ambos casos son dos elementos que al juntarse dan lugar a una reacción. A un producto que es más potente que ambos elementos por separado. Vemos cómo las dos partes aportan sus características, sus capacidades individuales para juntas poder alcanzar un resultado mucho mayor, más potente.
Un factor físico que sí que podemos observar cuando tenemos conexión con alguien, aparte de todas las variables antes mencionadas como la cognición, las emociones o la conducta, es el cambio o modificación del organismo. Existen neurotransmisores o moléculas como la dopamina, vinculada con el circuito del refuerzo y placer; la serotonina, considerada la hormona de la felicidad; o las endorfinas, vinculadas con la disminución de la sensación de dolor, que aumentan sus niveles cuando tenemos química con alguien, siendo tal vez esta una medida más objetiva pero al mismo tiempo más difícil de comprobar.
Factores que favorecen la química interpersonal
Aunque como ya sabemos la aparición de conexión con alguien es difícil de establecer a voluntad, sí que es necesario trabajarla para que esta no desaparezca y ayudar a que siga incrementándose.
1. Practica la escucha activa
Para que una relación perdure es importante que se establezca una buena comunicación entre ambas personas que la forman. Así no basta con escuchar lo que nos dice, sino que debemos tratar de comprender lo que nos está diciendo y darle la importancia que el otro sujeto le da. Tratar de ser empático intentando ponernos en el lugar de otra para entender cómo se siente, valorar lo que nos explica teniendo en cuenta su perspectiva y cómo le puede afectar a él.
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2. Expresa cómo te sientes
Otro punto importante para una buena comunicación y para que la conexión se mantenga, es expresar cómo nos sentimos, tanto lo bueno como lo malo. A veces pretendemos que la otra persona sepa cómo estamos o qué nos sucede, pero normalmente nuestro entorno no percibe la situación igual que nosotros. Es decir, lo que nosotros vemos muy claro, es probable que desde el exterior no lo sea tanto. Por tanto, es fundamental expresarse para que no haya confusiones.
3. Buscar una interacción equilibrada
Para mantener una buena relación y que la conexión perdure es importante también que intentemos que la participación de ambos sujetos sea equilibrada, hacer que ambos tengan su momento para expresarse y para escuchar al otro.
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