En las últimas décadas, el estilo de vida ha dado un giro importante y se ha generado un incremento notorio de actitudes sedentarias. Vamos a trabajar en coche o en transporte público, pasamos el día en la oficina sentados, y al llegar a casa, solo nos apetece hundirnos en el sofá y encender la televisión. Todos sabemos que el sedentarismo afecta a nuestra salud física, pero, ¿qué ocurre con la salud mental?
A este respecto, las investigaciones afirman que el sedentarismo aumenta el riesgo de empeorar significativamente nuestra salud mental y desarrollar diferentes tipos de trastornos mentales. Está demostrado que las personas que realizan mayor actividad física tienen menos posibilidades de sufrir enfermedades o trastornos psicológicos como depresión o ansiedad, de hecho, el riesgo se reduce en un 25%.
En definitiva, realizar ejercicio físico ha demostrado ser uno de los tratamientos más importantes para el correcto manejo de la salud mental en deterioro, ya que tiene beneficios a nivel físico, psicológico y social. Es importante mencionar esto último ya que se ha descubierto que el sedentarismo también deteriora las habilidades sociales con tendencia al aislamiento del mundo exterior, de modo que se incrementa el pensamiento negativo y favorece la aparición de un bucle de baja tolerancia a los estímulos que puede favorecer los trastornos afectivos tales como ansiedad o depresión.
Dada la importancia que tiene el ejercicio físico en nuestra salud, en el artículo de hoy, analizaremos cómo repercute el sedentarismo en nuestra salud mental. Sigue leyendo para descubrir los enormes beneficios que tiene practicar ejercicio de forma regular en todos los aspectos de nuestra vida.
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¿Qué es el sedentarismo?
Antes que nada, resulta importante definir lo que es el sedentarismo. Es la falta de actividad física regular, definida como menos de 30 minutos diarios de ejercicio regular y menos de 3 días a la semana. Dicho de otra forma, se considera que una persona es sedentaria cuando su gasto semanal en actividad física no supera las 2000 calorías.
Actualmente, el sedentarismo está considerado como uno de los grandes problemas de salud pública mundial según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De hecho, al menos un 60% de la población no realiza la actividad física recomendada y lleva un estilo de vida sedentario
Sedentarismo y memoria
Es importante que tomemos conciencia de las consecuencias negativas que trae consigo el sedentarismo. De hecho, en los últimos años, los estudios han confirmado que la vida sedentaria empeora de forma significativa la memoria. ¿Cómo?
Concretamente, quisiéramos hablar sobre una investigación realizada con una muestra de 35 personas de entre 45 a 75 años, donde a los sujetos se les preguntó sobre sus niveles de actividad física y el número promedio de horas que pasaron sentados la semana previa. Luego, se escaneó el cerebro de cada uno. Los resultados son impactantes. Observaron que permanecer sentados largos periodos de tiempo hace que se adelgace el lóbulo medio temporal, un área cerebral relacionada con la formación de nuevas memorias. La explicación científica es que ese adelgazamiento puede ser precursor de problemas cognitivos y demencia en estos tipos de población.
Existen diversos estudios que respaldan lo mencionado anteriormente, donde se han encontrado que el sedentarismo debilita la memoria y la capacidad de aprendizaje, así como predispone a padecer enfermedades neurodegenerativas. Por tanto, siguiendo la opinión de expertos en el tema, es crucial no pasar por alto la necesidad de reducir la vida sedentaria. Es un gran factor a tener en cuenta para mejorar la salud cerebral y reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer, u otras dolencias.
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Salud mental y sedentarismo
Tal vez te estés preguntando cómo se relaciona la falta de actividad física con la salud mental. Bueno, una de las conexiones clave entre ambos aspectos es que llevar un estilo de vida sedentario disminuye la producción de endorfinas, aquellas hormonas populares que se asocian con la sensación de felicidad. Estas hormonas no solo influyen en el bienestar general, sino que también ayudan a reducir la fatiga y la irritabilidad, mejorando nuestro estado de ánimo. En este sentido, es comprensible que la ausencia de actividad física, y por lo tanto de endorfinas, pueda aumentar el riesgo de empeorar trastornos psicológicos existentes o incluso contribuir a su desarrollo.
De manera paralela, las investigaciones indican que el ejercicio físico actúa como una especie de terapia natural, desencadenando la liberación de sustancias como endorfinas, péptidos y neurotransmisores en el cerebro, lo que contribuye a una sensación de bienestar. Además, el ejercicio promueve la fuerza de voluntad y el crecimiento personal, fomentando comportamientos saludables que tienen un impacto positivo en la salud mental.
Por otro lado, llevar un estilo de vida sedentario puede tener efectos negativos en nuestra vida social. La inactividad tiende a ir de la mano con una reducción en las actividades sociales, lo que puede llevar al aislamiento y la soledad. Dado que somos seres sociales por naturaleza, el contacto con otros individuos es esencial para mejorar nuestra salud mental. La falta de interacción social puede dar lugar a diversas dolencias y trastornos.
En resumen, algunos de los efectos del sedentarismo en la salud mental son:
- Sentimientos de desánimo y apatía.
- Mayor vulnerabilidad al estrés, lo que puede resultar en una mayor fatiga.
- Dificultades para dormir.
- Falta de motivación, lo cual puede llevar a la frustración al no alcanzar metas específicas.
- Tendencia a la procrastinación, es decir, a posponer constantemente las responsabilidades diarias.
- Posible impacto en la memoria, ya que la falta de actividad puede contribuir al desgaste cerebral, incluso aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas asociadas con la edad.
Consejos para combatir el sedentarismo
Integrar actividad física en tu día a día es más sencillo de lo que crees. No es necesario destinar largas horas al ejercicio ni comprometerse con actividades que no te gustan. Pequeños cambios en tu rutina pueden marcar la diferencia. Aquí hay algunos consejos útiles para comenzar a transformar tu vida y experimentar resultados positivos en tu salud mental:
- Opta por las escaleras en lugar del ascensor.
- Si trabajas en un entorno de oficina, levántate al menos una vez por hora.
- Aprovecha tu tiempo de comida para dar un paseo por los alrededores.
- Intenta caminar mientras hablas por teléfono o dar pasos alrededor de la habitación.
- Si utilizas transporte público, considera bajar una parada antes y caminar el resto del camino a casa.
- Considera ir en bicicleta en lugar de tomar el autobús para ir al trabajo.
- En casa, puedes realizar sentadillas mientras te sientas y te levantas del sofá para mantener la actividad.
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