El proceso de criar y educar a los hijos es un conjunto de actividades que nos exigen mucho tanto a nivel físico como psicológico; sin embargo, eso no significa que como padres y madres debamos limitarnos a ceder todo nuestro bienestar a la consecución de esa clase de metas.
Cuidarnos a nosotros mismos sigue siendo fundamental, y además, nos permitirá darles a los pequeños todo el apoyo y protección que necesitan durante la infancia y la adolescencia.
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¿Cómo potenciar nuestro bienestar psicológico como padres y madres con niños?
Sigue estos consejos y pautas para prevenir situaciones en las que la crianza de los más jóvenes de la casa termine desgastando tu bienestar emocional.
1. Aplica normas de convivencia fijas y claras
Establecer unas “reglas de juego” claras en cuanto a lo que puede y no hacerse en casa, y las responsabilidades de cada uno, es clave para no favorecer un ambiente caótico en el hogar, el cual nos expone más al estrés y la frustración. Esto incluye a los adultos y también a los más pequeños, aunque para estos últimos es necesario que las normas sean pocas y muy sencillas, de acuerdo a su capacidad de pensamiento abstracto.
Así pues, las normas que deban cumplir los niños y niñas de corta edad deben estar muy claras y referirse a situaciones y actividades fáciles de reconocer. Y por supuesto, hay que predicar con el ejemplo: mostrar que todo el mundo cumple esas normas es más eficaz que limitarnos a repetir una y otra vez en qué consisten esas reglas.
2. Delega tareas
Hacer que los pequeños se involucren en las tareas del hogar (en la medida de sus capacidades y sus necesidades de tiempo de ocio se lo permitan) es la mejor manera de hacer que respeten esas normas. Esto no solo os ahorrará parte del trabajo a los mayores; además, es bueno para su desarrollo.
Si son muy pequeños y aún no pueden colaborar de manera significativa realizando tareas del hogar, anímales a participar de manera simbólica empezando por su propio auto-cuidado: adoptando medidas para jugar en casa de manera segura y sin exponerse a riesgos, siguiendo ciertas pautas para ensuciar menos, etc.
3. Asegúrate de disponer de tiempo de calidad para tu pareja
Si tienes pareja, es importante que toméis medidas para evitar que la crianza ocupe absolutamente todo vuestro tiempo hasta el punto de que no podáis dedicarle horas semanales a mantener el vínculo emocional entre ambos. Para ello es recomendable diseñar un horario y adoptar una visión global del tiempo del que disponéis a lo largo de toda la semana; de esa manera será fácil hacer las reorganizaciones que hagan falta para optimizar el uso que le dais a esas horas.
4. Reserva un tiempo para ti
Del mismo modo en el que la relación de pareja merece disponer de sus momentos y sus lugares de intimidad, también debes poder contar con momentos para ti. Recuerda que no se trata simplemente de sentirte bien “desconectando” del mundo de las tareas por hacer, sino que es algo necesario para mantener tu bienestar psicológico, algo que tendrá un impacto positivo en tu manera de criar y de educar a tus hijos.
5. Aplica técnicas de relajación en tu día a día
Estas técnicas son variadas pero en su mayoría suelen ser sencillas y fáciles de aplicar en casa, sin necesidad de comprar materiales caros.
Algunas de ellas se centran en la respiración controlada usando el diafragma, y otras se centran más bien en la activación y relajación de grupos musculares del cuerpo. Por ejemplo, puedes empezar probando con la técnica llamada relajación muscular progresiva de Jacobson. Puedes dedicarle a este tipo de ejercicios la última parte del día, porque de este modo además estarás previniendo problemas a la hora de conciliar el sueño.
6. Practica Mindfulness
El Mindfulness es una herramienta útil para prevenir la aparición de emociones dolorosas recurrentes en contextos de un cierto estrés, entre otras cosas porque ayuda a dejar atrás la rumiación psicológica y los pensamientos que nos generan ansiedad.
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7. Practica ejercicio
Salir del contexto doméstico para algo más que no sea trabajar es especialmente necesario en el caso de los padres y madres con hijos de corta edad. Lo ideal es optar por el ejercicio aeróbico, a poder ser en entornos rodeados de naturaleza, para desconectar y respirar aire puro (lo cual, por cierto, también tiene efectos beneficiosos psicológicamente en cuanto a la agilidad mental, según varias investigaciones).
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