Por suerte, ir a terapia está convirtiéndose en algo tan cotidiano como acudir al fisioterapeuta o a clases particulares, comienza a ser un autocuidado más. Existe más conciencia sobre la salud mental y se está dejando de soportar sin remedio el sufrimiento psicológico. Pero, ¿qué ocurre con la terapia online?
A pesar de que, a raíz de la pandemia de 2020, lo online se popularizará en muchos ámbitos de la vida, mantener una sesión online con un psicólogo sigue teniendo que derribar algunas barreras. Temas como la presencia y cercanía humana, el precio o la seguridad de su espacio son motivo de preocupación, preocupación que acaba por convertirse en prejuicios que dificultan decidirse a dar el paso e iniciar un tratamiento.
Si crees que debes pedir ayuda profesional, es posible que te plantees si hacerlo de manera presencial u online y que esta última te produzca algo de rechazo. Pues bien, debes saber algo: el primer paso para liberarse de los miedos es conocerlos a fondo y, precisamente, eso es lo que vas a poder hacer en estas líneas. Vamos con ello.
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Prejuicios que rodean a la terapia online
Es cierto que, a pesar de la inmensa digitalización de nuestra era, ponerse delante de una cara en la pantalla y contarle que estamos sufriendo sigue siendo algo que parece artificial. Sin embargo, el tiempo escasea y el dinero también y hacerlo desde casa parece cómodo. ¿Qué te impide, entonces, lanzarte? Vamos a ver algunos de los prejuicios que rodean a este tipo de terapia.
1. Cualquiera puede coger una webcam y llamarse psicólogo
Es cierto que los timadores existen y que emergen como setas en tiempos de necesidad. Sin embargo, un profesional de la psicología que trabaje de manera online siempre podrá aportar su titulación, su número de colegiado y su experiencia.
2. La terapia online no es un ambiente seguro
Desnudar la mente y entrar en contacto con emociones desagradables delante de un monitor es algo a lo que muchas personas se resisten, y tiene sentido. A priori, resulta impersonal, ya que la información está acotada por los límites y la calidad de la cámara. ¿Qué impide que alguien fuera de ángulo esté escuchando o que se grabe sin consentimiento? Estos miedos son normales y entendibles.
Pero un buen profesional que trabaje online está sujeto a los mismos códigos éticos que aquellos que practican la modalidad presencial. Para respetar el secreto del paciente se utilizan plataformas seguras, que encriptan los datos y permiten que el contenido de las sesiones no se revele a terceros bajo ningún concepto.
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3. La relación con el psicólogo no es igual de cercana
La alianza terapéutica se construye a través de la confianza y la conexión a través del diálogo. Un buen profesional debería poder conectar con lo que sientes y guiarte de forma adecuada y segura en tu camino hacia la recuperación y el crecimiento personal. Esta capacidad es real tanto en línea como en persona, ya que depende de las habilidades del psicólogo y de la disposición del paciente.
Al igual que una amistad a distancia puede ser real, la conexión entre paciente y terapeuta es capaz de arrojar los mismos buenos resultados que las sesiones presenciales. Solo es cuestión de tomar consciencia del entorno en el que se trabaja y de aprovechar todas las herramientas que ofrece la vía digital.
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4. El psicólogo online puede aconsejarte, pero no dar una terapia completa
La persona que te atiende por vía online tiene las mismas capacitaciones que cualquier psicólogo que realice terapia presencial. Es cierto que las herramientas empleadas pueden variar, que la duración del tratamiento podría cambiar, etcétera; es decir, que se opera de otra forma, pero la efectividad es la misma. Piensa, por ejemplo, en una fobia a las cucarachas. Para exponerte de forma gradual a ese miedo, un primer paso podría ser observarlas en una pantalla o mediante realidad virtual.
Además, lo que obtienes en una terapia no son consejos, sino pautas para recorrer el camino hacia tu recuperación. Se trata de pasos estudiados, fundamentados en investigaciones y experiencia, que te orientan hacia donde quieres llegar para que seas capaz de recorrer el camino.
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5. La terapia online no es válida para parejas ni para familias
Este es otro de los prejuicios que rodean a la terapia online. Sin embargo, adaptar una sesión para que asistan varias personas no es difícil, tan solo es cuestión de utilizar las herramientas y plataformas adecuadas. También es posible que se necesite ajustar el tiempo de sesión, ya que el número de participantes es mayor.
Por el lado de la confidencialidad, los ajustes en familia y pareja son los mismos que en la terapia presencial. Recuerda que un psicólogo está obligado a guardar los secretos de su paciente, ya sea en grupo o de forma individual.
6. Ir al psicólogo no sirve de nada
La terapia online carga con los mismos estigmas que la presencial, con el añadido de que, al ser a través de una pantalla, se le acusa de ser lo mismo que un seminario en línea o incluso un artículo de blog. Sin embargo, nada más lejos: una entrada de un blog, un vídeo explicativo o cualquier contenido divulgativo nunca profundizará en el problema personal del paciente.
Los tratamientos online son específicos para cada persona y se profundiza en sus emociones y en sus problemas hasta niveles imposibles de plasmar en un contenido informativo. La eficacia del tratamiento dependerá de la calidad de la alianza terapeuta-paciente, la habilidad del psicólogo y de la disposición del individuo, así como de la dificultad del caso. Pero, por muy bueno que sea el psicólogo, si el paciente no quiere o no hace lo que tiene que hacer no avanzará. Es entonces cuando se echa la culpa al psicólogo decidiendo que no sirve para nada.
Ventajas de acudir a terapia online
Ahora que conoces qué prejuicios recaen sobre esta modalidad de terapia, es posible que te preguntes: si puede ser tan buena como un tratamiento in situ, ¿qué diferencia hay entre acudir a una u a otra? Lo cierto es que algunas personas podrían beneficiarse más de la modalidad a distancia que otras. Es posible que sea tu caso, así que presta atención a los siguientes apartados.
1. Ahorro de tiempo y de dinero
A medida que los tiempos avanzan, la frase "el tiempo es oro" va cobrando cada vez más sentido. Trabajos con horarios imposibles de conciliar, tareas domésticas, tiempos de desplazamiento en grandes ciudades que no bajan de los 45 minutos… Al final, la búsqueda de tiempo se ha vuelto tan importante como los ingresos monetarios.
Es por ello que la terapia online es una ventaja en ambos casos. Ahorras tiempo, ya que solo necesitas conectarte a tu dispositivo en lugar de desplazarte, con el ahorro monetario que ello conlleva. Además, muchos profesionales ofrecen precios más asequibles, puesto que no tienen que cubrir gastos tales como el alquiler de un espacio físico.
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2. No tiene límites geográficos ni de tiempo
Combinar la modalidad presencial con la online supone una ventaja considerable en tiempos donde los horarios son cambiantes, las pandemias se han vuelto algo palpable y las personas quieren comprometerse con su tratamiento. Por ejemplo, si necesitas hacer una sesión de seguimiento pero tienes que viajar por trabajo, no tendrás que anularla si puedes hacerla online.
3. Es una ventaja para personas que quieren evitar el contacto directo con los demás
Para algunas personas, sentarse frente a alguien que tiene que sopesar la información que les cuentan, en un despacho ajeno y tras haber pasado por una sala de espera es demasiado estresante. Son muchos los potenciales pacientes los que se resisten a pedir ayuda profesional por esta razón.
Sin embargo (y en especial en las primeras sesiones), tomar contacto en un entorno familiar y acorde a las necesidades emocionales del paciente, como podría ser su propio hogar, resulta más cómodo. La terapia online se está convirtiendo en una opción preferente para estos perfiles. Confianza y seguridad son dos palabras claves para describir la terapia online.
4. La terapia online se beneficia de muchos recursos digitales
Bien elegidas y empleadas, herramientas como las grabaciones, presentaciones, agendas digitales o aplicaciones de seguimiento pueden llegar a resultar un complemento perfecto en la terapia. Es solo cuestión de adaptarse a ellas.
5. Es tan segura y efectiva como la terapia tradicional
Aunque ya se explicaba más arriba, es necesario insistir: la terapia online es eficaz y no supone ningún riesgo para la seguridad del paciente, así como tampoco para sus datos. A la hora de buscar un psicólogo online, exige lo mismo que le pedirías a su equivalente presencial, es decir:
- Su número de colegiado.
- Una plataforma segura, que encripte los datos y tenga herramientas para evitar que el contenido de la sesión no llegue a terceros.
- Un psicólogo capaz de crear un clima de confianza contigo.
- Que tenga formación especializada en el problema que quieres tratar.
- Que se firme un documento del cumplimiento de la ley de Protección de Datos.
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Plataforma líder en psicología online en España
Como ves, la terapia online no es mejor ni peor que la presencial, sino que, como cualquier tratamiento, debe ajustarse a lo que mejor funciona para ti. El medio online no hace diferente a la terapia sino que le añade valor. Cuando se trata de mejorar tu salud mental y emocional, no hay límites, sino diferentes caminos. Es decisión tuya escoger cuál de ellos te llevará a tu meta.
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