9 consejos para ayudar a una persona con depresión

Al acompañar a una persona que pasa por un trastorno depresivo es fácil cometer errores.

Niña abrazando a mujer.
Acompañar a alguien durante la depresión puede servir para que busque ayuda profesional.Pxhere

La depresión es una enfermedad que afecta al 5% de la población española, según estudios realizados este mismo año. Por lo tanto, la mayoría de persona conocen, o incluso conviven con alguien que sufre depresión en mayor o menor grado.

En vistas de estas estadísticas y de las dificultades que esta afección conlleva, es conveniente saber cómo podemos acompañar a estas personas, haciéndoles su día a día un poco más fácil. Por eso, en este artículo repasaremos varios consejos para ayudar a una persona con depresión, teniendo en cuenta que esta es una psicopatología que puede llegar a ser muy grave.

¿Cómo identificar a una persona con depresión?

En primer lugar es necesario aclarar que, a pesar de hablar de depresión en términos generales, esta se puede presentar de diferentes formas y muchos grados dependiendo de la persona. Sin embargo, existen una serie de sentimientos o pensamientos comunes que suelen prevalecer en todas las personas afectadas por la depresión, y que ayudan a identificar esta psicopatología.

Asimismo, para poder ayudar a una persona deprimida, o al menos facilitarle las cosas mientras está en proceso de recuperación, es necesario saber primero cómo se siente y qué piensa, aunque sea de una manera aproximada. Sabiendo cuáles son aquellos sentimientos y creencias que inundan la mente de una persona con depresión, será más fácil para familia y amigos poder acompañarla. Esto pasa por dejar a un lado los prejuicios acerca de lo que se supone que son "las personas con problemas de salud mental" (un concepto que en muchos casos está asociado a muchos estereotipos y a una cierta estigmatización).

Hay algunas psicopatologías parecidas a la depresión mayor, aunque en la mayoría de los casos se trata de alteraciones que están englobadas dentro del concepto de los trastornos del estado de ánimo. Por eso, aunque puede ser útil conocer, por ejemplo, las diferencias entre la depresión unipolar y el episodio depresivo del trastorno bipolar, o las claves para distinguir entre el trastorno depresivo mayor y la distimia, por lo general son los profesionales de la salud mental quienes se preocupan por tener en cuenta estos matices; los consejos que veremos más adelante suelen ayudar en todas las formas que puede presentar un trastorno del estado de ánimo con síntomas depresivos.

Algunos de los pensamientos y sensaciones de una persona con depresión son los siguientes.

1. Devaluación de uno mismo, desesperanza y aflicción

El estado de ánimo depresivo se caracteriza por ir acompañado de sentimientos de desesperanza y culpa, sentimientos que provocan una gran aflicción en la persona que los experimenta.

Habitualmente, la persona deprimida piensa que no hay nada que se pueda hacer para mejorar o arreglar si situación, así como también experimenta un gran desconsideración o desprecio hacia ella misma.

Puesto que la persona es perfectamente consciente tanto de su sufrimiento como de la angustia que esto provoca en las personas que le rodean, los sentimientos de culpabilidad por provocar un padecimiento en los demás también son muy comunes.

Todos estas reflexiones acaban ocasionando en la persona una sintomatología de carácter ansioso que se exterioriza mediante palpitaciones, temblores sensación de asfixia y un malestar general muy incapacitante.

2. Necesidad de aislamiento social

Debido a los pensamientos y creencias anteriores, es habitual que la persona que padece la depresión acabe rechazando una gran parte de su vida social y de sus relaciones. Esta necesidad de soledad o aislamiento puede acabar degenerando en una incomunicación casi total y en un abandono personal.

Al mismo tiempo, este aislamiento agrava los sentimientos de desesperanza y desprecio por lo que se convierte en un círculo viciosa para la persona.

3. Sensación de falta de energía

La falta de fuerzas o energía para realizar cualquier tipo de actividad, por sencilla o elemental que sea es una de los principales síntomas o lamentos que refiere la persona.

4. Fluctuaciones y cambios en la sintomatología

Es habitual que las personas que sufren depresión experimenten una serie de fluctuaciones en su estado de ánimo a lo largo del día. Al igual que la intensidad de los síntomas no tiene porque ser estable durante el desarrollo de la enfermedad.

La mayoría de los pacientes refieren que sus síntomas son más leves durante la tarde y que el malestar se acentúa casi siempre por las mañanas. Estos vaivenes cíclicos generan una gran ansiedad en la persona, la cual anticipa e intenta predecir cuándo va a sentirse mal.

¿Cómo ayudar a la persona con depresión?

A pesar de que los puntos anteriores son solamente una pequeña parte del gran abanico de síntomas, sentimientos y pensamientos que pueden circular por la mente de una persona con depresión, conocerlos puede servir de gran ayuda a la hora de intentar ayudarla y acompañarla durante la recuperación.

Es necesario puntualizar que esto no constituye una terapia y que para que una persona con depresión consiga sobreponerse a ella es necesaria la intervención psicológica mediante un profesional. A continuación se presentan una serie de sugerencias para ayudar a cualquier persona que sufra este tipo de aflicción.

1. Sugerir la ayuda de un profesional

Como se menciona anteriormente, por muy buenas que sean las intenciones de quien pretenda ayudar a una persona deprimida, el acompañamiento y los consejos no profesionales no pueden curar de por sí a una persona con depresión.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la depresión es una enfermedad que puede llegar a ser muy grave, y que por lo tanto se hace necesaria la intervención terapéutica de manos de un profesional.

En este caso, algo que sí se puede hacer es persuadir a la persona y convencerla para que busque ayuda o asistencia psicológica. Aunque esta tarea no vaya a resultar sencilla es sumamente necesario. Mediante conversaciones tranquilas y con mucho tacto y sutileza, la familia debe insistir en la idea de visitar a un profesional y, si fuera necesario, ofrecerse a acompañarle.

2. Evitar los consejos sobre la vida

Aunque la voluntad de ayudar siempre sea positiva, las sugerencias para animar a la persona mediante consejos para que se sienta mejor, para que reflexione acerca de lo que tiene, o a través de invitaciones continuas para salir y realizar actividades son absolutamente ineficaces, llegando incluso a ser contraproducentes y provocando más malestar en la persona.

3. Tener en cuenta los complejos asociados al género

Varias investigaciones muestran que los roles de género y los estereotipos sobre lo que representa ser "un hombre" y "una mujer" pueden llegar a obstaculizar la búsqueda de ayuda por parte de las personas que sufren depresión. Por ejemplo, muchos hombres consideran que exponer sus vulnerabilidades emocionales resulta humillante, lo cual vuele más complicado que se comprometan con el proceso de mejorar su salud mental; y muchas mujeres deciden dejar de priorizar su bienestar con tal de no dejar de dar apoyo a sus seres queridos desde el rol de "madre" o de "esposa".

Así pues, para ayudar a una persona con depresión, hay que considerar si ese individuo es proclive por verse afectado por esos roles de género y hablarle sobre su problema de un modo que no le haga sentir culpa o vergüenza por el hecho de darle a su salud mental la importancia que merece.

4. Mantenerse a su lado

Dicho lo anterior, aquello que realmente necesita una persona con depresión es que las personas que le rodean se muestren empáticas, que manifiesten su comprensión y que puedan estar a su lado cuando lo necesiten.

5. Reforzar sus puntos fuertes

Debido a disminución de la autoestima y a la infravaloración que sufre, la persona deprimida tiende a rechazar y no admitir los avances que realiza durante el proceso de tratamiento. Estas personas tienden a destacar sus deficiencias o carencias y a obviar su potencial y sus éxitos.

Para ayudarle, es vital que sus círculos más cercanos sean capaces de poner énfasis en aquellas habilidades, capacidades o éxitos que posea la persona.

6. Respetar su silencio

No tiene ningún sentido obligar o forzar a una persona con depresión para que hable o transmita lo que siente, así como para que esta sea sociable, dado que no es algo que esté bajo su control. Este tipo de intentos de acercamiento suelen provocar más tensión y sentimientos de incomprensión en la persona.

7. Transmitirle esperanza

Los sentimientos de desesperanza asociados a la depresión encierran a la persona en un túnel del cual no es capaz de ver la salida. Por lo tanto, es aconsejable que los familiares o personas que le rodean le transmitan, mediante un discurso coherente y sin ser exageradamente optimista, que a pesar de que ahora no sea capaz de verlo sí existe una salida.

Es necesario convencerle de que la depresión es una enfermedad con tratamiento y cura y que si sigue las pautas de la intervención conseguirá mejorar.

8. No solicitar explicaciones

En muchas ocasiones, y con la intención de intentar comprender qué le pasa para así poder ayudar, se presiona a la persona para que intente contar qué le ocasiona este sufrimiento. Sin embargo, la depresión no es una enfermedad causada por un solo factor, y en la mayoría de ocasiones ni tan solo la propia persona sabe qué le ha llevado a tal extremo.

Por lo tanto, pedir explicaciones racionales cuando la persona no se encuentra en una situación racional no tiene ningún sentido, y solamente desencadenará sentimientos de frustración e irritación.

9. Cuidar la propia salud emocional

Finalmente, es necesario que quien acompañe a la persona deprimida a través de su recuperación sea capaz de esquivar los posibles efectos psicológicos que esto pueda provocar.

Los estados anímicos depresivos pueden llegar a ser contagiosos si la persona no es consciente de ello. Ver sufrir a alguien querido puede desencadenar un gran malestar emocional por lo que la persona debe estar protegida ante este posible riesgo.

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Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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