Las adicciones son trastornos crónicos que afectan en gran medida a la vida de las personas que las padecen, tanto a nivel personal como familiar o laboral, llegando a erosionar su salud mental de manera progresiva. Por eso, llevan siendo investigadas prácticamente desde los inicios de las ciencias de la salud.
Desde hace más de medio siglo, los profesionales de la psicología y de la salud han diseñado diversas estrategias de intervención para tratar a personas con problemas de adicciones tanto químicas (relacionadas con el consumo de sustancias) como comportamentales.
Son muchas las variables que deben ser tenidas en cuenta por parte de los profesionales especializados para tratar los casos de adicción de la manera más individualizada posible y en la actualidad varios modelos de intervención han resultado ser altamente eficaces.
Uno de dichos métodos usado en el ámbito psicológico y psiquiátrico es el modelo Minnesota, una propuesta de intervención terapéutica diseñado para tratar casos de alcoholismo y otras adicciones y que hoy en día sigue usándose por parte de los profesionales de la psicología como método para rehabilitar a personas con problemas de depenencia.
¿Qué es el modelo Minnesota?
El modelo Minnesota fue diseñado en los años 50 del siglo pasado para tratar a personas con casos de alcoholismo, aunque hoy en día se aplica también para intervenir en todo tipo de trastornos adictivos tanto químicos como comportamentales.
Hasta el siglo XX, las adicciones eran consideradas enfermedades meramente psiquiátricas que a menudo estaban causadas por alteraciones psicológicas o patologías más profundas. Además de eso, se sostenía la creencia de que las personas eran adictas por voluntad propia y que la culpa de su adicción era enteramente suya.
Con la aparición del método Minnesota se abordan las adicciones, especialmente el alcoholismo tal y como hemos comentado, desde una perspectiva totalmente novedosa y revolucionaria; mediante concepciones y enfoques mucho más acertados sobre la enfermedad y las necesidades del paciente.
Gracias al modelo Minnesota, las adicciones empezaron a ser estudiadas y tratadas como patologías con entidad propia, valorándose también en su vertiente de dependencia química o comportamental.
Además de eso, a lo largo de las décadas posteriores, fueron integrándose a dicho modelo una serie de enfoques y técnicas psicológicas basadas en el método científico que enriquecieron la intervención psicológica.
Características del modelo Minnesota en el tratamiento de las adicciones
El modelo Minnesota ha experimentado a lo largo de sus décadas de existencia diversos cambios adaptados a los nuevos tiempos, que lo han convertido en una de las modalidades de intervención en adicciones más eficaces que existen.
A continuación presentaremos de manera resumida los principios elementales que sigue el modelo Minnesota y los elementos indispensables que hacen de él un modelo de éxito clínico.
1. Nuevo enfoque
Una de las principales características del modelo Minnesota es que se trata de un tratamiento para las adicciones que concibe la adicción como una enfermedad crónica, con posibilidades de rehabilitación pero con la que es necesaria un cuidado continuo para no recaer.
Otra de las novedades en el enfoque que propone el modelo Minnesota es un tratamiento intensivo y de corta duración en el cual la persona se reincorporará cuanto antes o en poco tiempo a su entorno social y familiar de siempre.
Además de eso, el enfoque es integral e interdisciplinario, basado en la aplicación conjunta de diversas terapias eficaces como el enfoque cognitivo-conductual o la Terapia Sistémica Familiar. La adicción se concibe también como un trastorno multifacético en el que deben ser tenidos en cuenta factores ambientales, sociales, familiares y de personalidad.
2. Fases terapéuticas
Las tres fases terapéuticas del modelo son la evaluación exhaustiva para alcanzar la abstinencia definitiva; el período de recuperación temprana o abstinencia y la fase de recuperación avanzada.
En la primera fase se evalúa la situación de la persona, el alcance de su adicción y se traza la estrategia a seguir durante el tratamiento de deshabituación o deshabituación.
En la segunda fase se aplican las terapias psicológicas basadas en el método científico, especialmente la Terapia Cognitivo-conductual, con la que se reconfiguran los pensamientos de la persona y se integran hábitos, creencias o pensamientos más positivos o adaptativos.
Durante la tercera fase de la intervención se trabajan aspectos profundos de la personalidad y se ponen en práctica técnicas orientadas a modificar comportamientos presentes.
3. Objetivos
Los objetivos principales del modelo Minnesota son, desde la creación del mismo, lograr la abstinencia total del consumo de la droga o de la realización de la conducta a la que es adicta la persona.
El segundo objetivo del modelo es mejorar la vida de la persona y brindarle todas las herramientas posibles para que pueda reintegrarse cuanto antes en su entorno social o familiar, todo ello con voluntad directa de ayudar en todo momento y de manera respetuosa.
4. Reconocimiento de la adicción
Para iniciar el tratamiento mediante el modelo Minnesota es esencial que la persona reconozca su adicción, así como también que su entorno sea capaz de ser consciente de ella y estén dispuestos a ayudar en todo momento.
Además de reconocer que existe un problema de adicción, el paciente también debe admitir su impotencia e incapacidad para controlarla, ya que solo así se dará cuenta de que necesita ayuda profesional.
5. Reintegración temprana
La característica básica del modelo Minnesota es, como se ha indicado la reintegración temprana y rápida de la persona en su entorno social y familiar habitual, para que no pierda contacto con el mismo durante la intervención.
Del éxito del tratamiento depende que el profesional sepa actuar con presteza, identificando rápidamente cada uno de los problemas que tenga la persona y actuando en consecuencia y de manera eficaz.
6. Integración de rutina
El profesional de la psicología que pone en práctica el modelo Minnesota también debe ayudar a la persona atendida a integrar una rutina diaria especial, que le ayude a cambiar sus antiguos hábitos nocivos y adictivos.
La nueva rutina debe incluir tareas bien determinadas y programadas a cada hora, para que la persona empiece a organizar bien su día a día y a tomar el control de su vida, eliminando por completo la conducta adictiva.
7. Importancia de la terapia grupal
La terapia de grupo es esencial en el modelo Minnesota, ya que asegura que una vez finalizado el tratamiento, la persona sea capaz de seguir adelante con su nueva vida sin recaer y teniendo un grupo de apoyo en el cual confía.
Los grupos terapéuticos han demostrado ser altamente eficaces en casos de adicción, ya que cada uno de los integrantes que cuenta con el mismo problema se apoya entre ellos y ejercen de modelo positivo todos con todos, facilitando y motivando así la mejora personal de cada miembro por su cuenta.
8. Adopción de los 12 pasos
El modelo Minnesota se basa también en la integración de los 12 pasos clásicos de la organización de Alcohólicos Anónimos estadounidense.
Esta intervención resulta de gran eficacia tanto en casos de alcoholismo como en cualquier otra drogadicción y establece una serie de bases y pautas de comportamiento para superar la adicción en poco tiempo.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
9. Atención individualizada
La atención en el modelo Minnesota es individualizada en todo momento y se basa desde la primera sesión en las características particulares del paciente.
Además de eso, se tiene en cuenta el tipo de terapia que presenta la persona y cuál es su entorno social, familiar, personal o laboral para llevar a cabo una intervención lo más ajustada posible a sus intereses y problemas específicos.
10. Apoyo familiar
El apoyo de la familia resulta indispensable para que la intervención con el modelo Minnesota llegue al éxito.
Es por eso que el profesional también aporta a la familia determinadas estrategias, pautas de conducta o conocimientos para que ayuden a su familiar con problemas.