Las obsesiones no son buenas, ni siquiera las que tienen relación con lo que, en un principio, nos resulta beneficioso. Por ejemplo, la obsesión por la salud que, como cualquier otra obsesión, tiene efectos muy negativos.
Está claro que estar más o menos pendientes del bienestar de nuestro cuerpo es algo necesario. Sin embargo, cuando esta atención es exagerada y deja paso a la ansiedad, estamos hablando de algo nocivo que puede mermar considerablemente nuestra salud mental. En términos científicos este problema es llamado trastorno de ansiedad por la enfermedad, en el caso de que se convierta en una patología grave. En casos más leves, podríamos denominarlo simplemente ansiedad por la salud.
Hay que tener presente que ambos términos hacen referencia a diversos grados de trastorno que en ningún caso son saludables. Lo que sí es sano es preocuparse de forma funcional por nuestro estado físico y mantener buenos hábitos al respecto. El secreto, como siempre, está en encontrar el equilibrio entre preocupación y realidad.
En el artículo de hoy hablaremos de la ansiedad por la salud y cuáles son sus efectos negativos, así como de cómo hacer para que esta ansiedad no se convierta en un obstáculo para nuestro día a día y nuestro bienestar.
La ansiedad por la salud y efectos negativos en nuestra vida cotidiana
Afortunadamente, en el mundo actual las personas muestran cada vez una mayor inclinación en desarrollar hábitos saludables que refuercen su estado físico y mental. Por ejemplo, el hábito de fumar que, si bien hace unas décadas estaba bien considerado socialmente, ahora cada vez está más denostado en cuanto a que mina la salud del individuo y la de quienes le rodean.
Estos nuevos hábitos son realmente muy positivos. El problema viene cuando se convierten en una obsesión y, por tanto, desencadenan ansiedad. Por ejemplo, en mi consulta de psicoterapia no son pocos quienes llegan a esta conlusión: "sufro ansiedad por querer mantenerme sano2.
Y es que si la persona pasa de una preocupación funcional a estar rumiando constantemente acerca de su estado de salud, tendríamos un problema, que en ningún modo afecta positivamente a su bienestar.
La persona entra así en una rueda en la que, a pesar de no estar enferma, se siente mal, tanto física como psíquicamente, lo que todavía aumenta más su ansiedad por estar bien.
Síntomas de la ansiedad por mantener la salud
A veces es complicado ser conscientes de que tenemos un problema de ansiedad, y a menudo el preocuparse por la salud no se ve como algo “exagerado” o “anormal”. Te presentamos a continuación algunos síntomas que pueden orientarte en este sentido:
1. Si estás muy atento a cualquier molestia física
Si te preguntas varias veces en un día acerca de una pequeña molestia que sientes e insistes en el por qué de su aparición (a pesar de que no se trata de un gran dolor), puede que estés ante un síntoma de ansiedad por la salud.
2. Si buscas constantemente qué molestias sientes
Si estás siempre chequeando qué te duele y cómo y cuándo te duele, y además buscas información acerca de una posible patología relacionada.
3. Si entras en bucles rumiativos
La rumiación es síntoma de obsesión, por lo que, si estás constantemente pensando en ello, puede que estés ante un indicio claro de ansiedad por la salud. Estos bucles también pasan por contar el tema a tu círculo, de forma constante y monotemática.
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4. Si te obsesionas en la prevención de enfermedades
Si cualquier dolor pequeño es excusa para cambiar tus hábitos, administrarte tú mismo alguna medicación o cualquier otra solución que hayas decidido.
¿Qué podemos hacer ante la ansiedad por la salud?
Primero, como ante cualquier obsesión, debemos afrontar qué nos lleva a la rumiación. Te damos a continuación algunas pautas para llevar a cabo un cuestionamiento realista de tus miedos:
1. Ten en cuenta las estadísticas
La probabilidad de que estés padeciendo una enfermedad de gravedad son realmente ínfimas, si nos atenemos a las estadísticas. En cualquier caso, considera que son inferiores a lo que tu obsesión te dice.
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2. Cuidado con los pensamientos catastrofistas
Son el abono de las obsesiones. Por fortuna, vives en un mundo en el que, suponiendo que tengas algo malo, es muy probable que exista tratamiento efectivo para ello.
3. Sigue con naturalidad los chequeos médicos
Ni los adelantes ni los retrases sólo por tu ansiedad. Sólo alargarás la angustia.
Javier Ares Arranz
Javier Ares Arranz
Psicólogo especialista en Depresión, Ansiedad y Pareja.
4. Busca ayuda profesional
Y, por supuesto, si ves que no puedes solo, busca a un profesional que te oriente.
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Conclusiones generales
La obsesión suele conllevar la simplificación o la visión “blanconegrista” de la realidad. Por ejemplo, leer que la sal puede aumentar la tensión y provocar fallos cardíacos y llegar a la “conclusión” de que la sal es mala en todos los sentidos.
Es posible que, si estás dentro de la rueda de la ansiedad por la salud tiendas a seguir casi a ciegas un mecanismo de “sanación”, ya sea correr constantemente y sin descanso, practicar yoga a todas horas o comer exclusivamente unos alimentos en concreto, sin excepción.
Sin embargo, los hábitos saludables son de todo menos obsesivos. El secreto es el equilibrio; puedes moderar el consumo de sal, pero, a menos que tu médico te la haya prohibido terminantemente, no hay nada malo en que de vez en cuando eches un poquito de este condimento a tu arroz. Recuerda que la salud no sólo debe ser física, sino también mental, y que sólo con un equilibrio entre ambas esferas se puede obtener un verdadero bienestar.