Por desgracia, la juventud es una etapa de la vida en la que la conducta suicida no resulta una rareza, al menos estadísticamente. Sobre todo si nos fijamos en la adolescencia, se observa que esta etapa de transición psicológicamente compleja repercute negativamente en la salud mental de muchas personas.
En este artículo pondremos el foco en el fenómeno del suicidio en los jóvenes, así como en los procesos psicológicos vinculados a él.
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¿Qué es la ideación suicida?
Para comprender el fenómeno del suicidio desde el punto de vista de la Psicología, es imprescindible conocer antes el concepto de la ideación suicida. Esta es la tendencia a pensar de manera recurrente en la idea de quitarse la propia vida, con un grado de detalle variable y que no tiene que ver con un simple ejercicio de creatividad (por ejemplo, “practicar” para escribir una novela pensando en cómo piensa el protagonista).
Además, la ideación suicida puede ser pasiva o activa; en el primer caso, la persona piensa sobre el hecho de que no le interesa seguir viviendo, y en el segundo, reflexiona acerca de posibilidades acerca de cómo suicidarse, es decir, realiza “experimentos” en su imaginación acerca de los aspectos técnicos de cómo lo haría.
Hay que tener en cuenta que no todo el mundo que llega a intentar suicidarse llega a desarrollar ideación suicida de manera consistente; por ejemplo, es posible que una persona trate de quitarse la vida de manera más o menos espontánea e inesperada durante un brote psicótico o cuando ve morir a un familiar de imprevisto.
Por otro lado, la ideación suicida es difícil de detectar; muchas personas ocultan activamente que esa clase de ideas les rondan por la cabeza, y se estima que más o menos un 60% de quienes se suicidan no habían reportado haber estado experimentando ideación suicida.
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Ideas clave sobre el comportamiento suicida en los jóvenes
Estas son las claves para entender el modo en el que los adolescentes tienden a experimentar las ganas de suicidarse.
1. ¿Hasta qué puto es frecuente que los jóvenes piensen en suicidarse?
Se estima que, en los países de cultura occidental y en sus áreas de influencia, entre un 5 y un 25% de los adolescentes experimentan o han experimentando recientemente ideación suicida.
Además, se estima que en la adolescencia, de quienes presentan ideación suicida persistente aproximadamente el 47% afirman haber planeado de manera detallada cómo suicidarse y alrededor del 24% llegan a intentar quitarse la vida al menos una vez. Además, la mayoría (más o menos un 70%) de quienes llegan al punto de tratar de suicidarse y han desarrollado ideación suicida lo hacen en el mismo año en el que esta empieza a producirse.
Por otro lado, la parte de la adolescencia en la que es más habitual que ocurra la ideación suicida es la que va de los 13 a los 19 años, es decir, desde la fase última de la pubertad hasta la post-adolescencia.
2. No siempre hay un trastorno tras las ganas de suicidarse
Asumir que todas las personas que se suicidan o que intentan suicidarse tienen un trastorno diagnosticable implica asumir una idea muy simplificadora de esta realidad. No es necesario cumplir los criterios diagnósticos de una psicopatología para sufrir ideación suicida, aunque esta es un síntoma de muchos de ellos.
Los trastornos psicológicos que más se solapan con la ideación suicida son la depresión mayor, el trastorno bipolar, la distimia, la esquizofrenia, el trastorno límite de la personalidad, y el trastorno dismórfico corporal.
3. Los problemas de autoestima cobran especial importancia en la conducta suicida durante la adolescencia
En el caso de la adolescencia, los problemas de autoestima producidos por los cambios por los que pasa el cuerpo y las crisis de identidad debido a la transición entre los roles infantiles y los de la vida adulta, así como la necesidad de aceptación por parte del grupo de iguales, parecen ser un factor importante e lo relativo a la ideación suicida.
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4. Los intentos previos son el principal factor de riesgo
El hecho de que un adolescente haya intentado suicidarse con anterioridad es el principal predictor de que vuelva a intentarlo, por encima de si hay un diagnóstico o no de un trastorno psicológico.
Además, las personas que no son heterosexuales y/o no son cisgénero también presentan más riesgo de ideación suicida. Esto último es relevante, porque es en la adolescencia cuando se empieza a cobrar consciencia de la propia orientación sexual e identidad de género.
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Psicóloga Desirée Infante
Psicóloga Desirée Infante
Psicologia y neuropsicologia
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