El complejo tiene el honor de ser considerado el primer santuario del mundo, pero ¿qué hay de verdad en esta afirmación? Su antigüedad está lejos de toda duda: se han datado los megalitos de Göbekli Tepe en el X milenio a.C.
Concretamente, fue erigido en un periodo comprendido entre el 9.600 y el 8.200 a.C., lo que lo convierte en 6.000 años más antiguo que el complejo megalítico de Stonehenge, en Gran Bretaña. Seis milenios es, efectivamente, mucho tiempo. ¿Quiénes levantaron Göbekli Tepe? ¿Cuál era su función? ¿Por qué se edificó en una superficie rocosa?
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El origen de Göbekli Tepe
El mito del primer santuario ya fue sostenido por Klaus Schmidt, el arqueólogo que realizó las primeras excavaciones en el lugar. Schmidt afirmó que Göbekli Tepe representaba “el primer templo del mundo”, y adjudicó su construcción a un grupo de nómadas cazadores recolectores, basándose en la morfología abrupta del terreno, que imposibilitaba cualquier actividad agrícola o ganadera.
Pero, si los autores de Göbekli Tepe eran nómadas, ¿por qué levantaron semejante complejo? Los grupos nómadas del Neolítico eran itinerantes, que se movían en función del alimento o el clima. ¿Para qué, pues, invertir esfuerzos y tiempo en la construcción de un complejo, que posiblemente acabarían abandonando?
La teoría de Schmidt, pues, topa con escollos importantes. Una posible explicación sería que, efectivamente, los autores del complejo fueran grupos humanos asentados, dedicados a la agricultura, y que el error provenga del cambio sustancial producido en el terreno. Así, según algunos autores, Göbekli Tepe habría sido, en el Neolítico, una tierra fértil.
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Una antigüedad más que evidente
Dejando de lado qué función concreta cumplía, lo que está claro es que Göbekli Tepe es un complejo que tiene más de 12.000 años, lo que lo convierte en el yacimiento más antiguo del mundo.
No es para nada casual que se encuentre en Turquía, situada en el llamado Creciente Fértil, una gran zona que abarca desde las costas turcas hasta las actuales Irán e Irak y que vio nacer y cristalizar multitud de prósperas civilizaciones, como la sumeria, la babilónica, la hitita o la persa. En esta zona se han encontrado los primeros asentamientos humanos; en concreto, en Mesopotamia (el valle comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates), donde se supone, en base a los yacimientos disponibles, que nació la agricultura.
La que es considerada la aldea más antigua, Çatal Hüyük, se encuentra también en la actual Turquía. Sus estratos más antiguos datan del VIII milenio a.C., por lo que la situarían en una etapa anterior a las primeras poblaciones sumerias del valle del Éufrates. Çatal Hüyük podría considerarse, pues, uno de los testimonios más antiguos de asentamiento humano estable. Sin embargo, recordemos que el complejo megalítico de Göbekli Tepe data del X milenio a.C., es decir, nada menos que 2.000 años antes que Çatal Hüyük, lo que renueva los interrogantes al respecto.
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Un gran complejo megalítico
Técnicamente, la cultura megalítica se inicia en Europa hacia el IV milenio a.C. Esta cultura, común a muchos de los pueblos asentados en la parte occidental europea, el área mediterránea y el norte de África, se basaba en el uso de grandes monolitos de piedra, enormes bloques con los que se configuraban las construcciones típicas de esta cultura: el crómlech, el dolmen y el túmulo. Stonehenge, en Inglaterra, es uno de los mejores ejemplos de este tipo de construcciones.
Pero ya hemos comentado que Göbekli Tepe es mucho más antiguo. ¿Podemos llamarlo, entonces, cultura megalítica? Veamos en qué consiste este yacimiento y podremos, de esta manera, sacar mejores conclusiones.
En el estrato III, que constituye el más antiguo, se han encontrado pilares monolíticos y toscas paredes de piedra. En el estrato II, que corresponde al VIII milenio a.C. (este sí que sería, pues, contemporáneo a Çatal Hüyuk) se hallaron restos de habitaciones, de construcción bastante refinada para la época. Finalmente, en los estratos más recientes se encontraron restos evidentes de actividad agrícola, lo que refuerza la idea de que los creadores de Göbekli Tepe eran ya agricultores y ganaderos (al menos, los últimos habitantes del lugar).
Pero quizá lo más sorprendente del complejo sean los enigmáticos relieves cincelados en la piedra de los monolitos. Estos relieves están conformados por figuras de animales y pictogramas abstractos, lo que introduce otra pregunta a las ya existentes acerca de Göbekli Tepe: ¿escribían sus habitantes?
La respuesta es no; estos relieves no suponen testimonios de escritura. Más bien serían representaciones pictóricas con una función parecida a las pinturas que encontramos en las cuevas del Neolítico, en las que se representan también animales y seres humanos. En el caso de Göbekli Tepe, los relieves antropomorfos son escasos; encontramos pocos ejemplos, como el famoso relieve de la mujer agachada (¿un parto?) y un cuerpo decapitado al que rodea una bandada de buitres. Este último podría estar relacionado con la supuesta tradición funeraria de estas primeras poblaciones neolíticas de Oriente Próximo, según las cuales se separaba la cabeza del cadáver y se dejaba este último a merced de las aves carroñeras.
Esta podría ser la explicación de la abundancia de relieves en los pilares de Göbekli Tepe que representan buitres. Todo apunta a que estos relieves tendrían una función religiosa y, por tanto, el complejo tendría, efectivamente, un carácter sagrado.
Y ¿de dónde sacaron las piedras? Cerca del yacimiento se encuentra una cantera de piedra caliza, ideal para cincelar. Tal y como recoge José Miguel Ávila Jalvo en su trabajo La anomalía de Göbekli Tepe, el hallazgo de pilares rotos en la cantera demuestra que el material era muy frágil y, por tanto, no entrañaba dificultades a la hora de esculpir. Tras su extracción, los monolitos fueron cuidadosamente pulidos, lo que, según este autor, supone el verdadero enigma de esta cultura, puesto que se trata de una labor excesivamente minuciosa y que demuestra una enorme técnica, lo que no encaja con una cultura neolítica.
La extraña complejidad geométrica de Göbekli Tepe
Si existe una peculiaridad que hace de Göbekli Tepe el gran interrogante del Neolítico es su disposición geométrica perfecta. Hasta su descubrimiento, realizado por el ya citado Klaus Schmidt en 1994, los expertos no creían a las sociedades neolíticas capaces de semejante técnica matemática. Recordemos que Göbekli Tepe es 5.2000 años anterior a las grandes pirámides de Egipto.
Gil Haklay, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y Avi Gohper, de la Universirdad de Tel-Aviv, sostienen que el enorme complejo turco es el resultado de una cuidadosa planificación, y que desde el inicio estuvo planeado como una sola estructura. Para esta afirmación se basan en la compleja disposición geométrica que muestra el complejo: los principales recintos, los llamados B, C y D, están unidos por un triángulo equilátero casi perfecto.
Preguntas sin respuesta
Por mucho que nos pese, Göbekli Tepe sigue entestándose en no revelar su verdad de forma definitiva. Los hallazgos han motivado solo conjeturas: ¿se trata de un complejo religioso? ¿Quiénes fueron sus constructores? ¿Cómo y por qué dispusieron las salas principales en forma de triángulo equilátero? ¿Qué significan los relieves de animales y humanos que aparecen en sus pilares en forma de T?
Quizá la cuestión más sorprendente e inexplicable es cómo un pueblo del Neolítico de hace más de 11.000 años pudo disponer de las técnicas adecuadas para la extracción, el pulimiento y el trabajo de semejantes piedras, así como para realizar los cálculos geométricos necesarios para la ubicación del complejo. No han faltado, por supuesto, las teorías “extraterrestres”, que intentan explicar la construcción del complejo a través de la teoría alienígena. Göbekli Tepe sigue resistiéndose a revelar todos sus secretos, y quizá ese sea su mayor atractivo.