Existe la creencia generalizada de que cuanto más eficiente es algo, menos usado es puesto que no se requiere dedicarle tanto tiempo ni recurso cada vez que es usado en comparación con versiones anteriores del mismo producto o servicio.
Pese a que el sentido común nos vendría a convencer de que eso es así, parece que la realidad es otra bien distinta. Cuando algo es mejorado, acaba siendo todavía más usado.
Esta máxima es la que defiende la paradoja de Jevons, un fenómeno que si bien fue conceptualizado hará más de siglo y medio se puede observar en un sinfín de situaciones. Veamos más a fondo en qué consiste.
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¿Qué es la paradoja de Jevons?
En economía, la paradoja de Jevons se da cuando ocurre una situación en la que el progreso tecnológico o la aplicación de una política gubernamental incrementa la eficiencia de un determinado recurso, reduciendo así el coste asociado a su consumo, pero el ratio de consumo de ese mismo recurso se incrementa considerablemente, debido a que también crece la demanda del mismo.
Esto choca con la creencia de que, si algo se vuelve más eficaz, su uso va a reducirse porque como funciona mejor requiere de un menor uso.
Esta idea se la debemos al economista inglés William Stanley Jevons, quien a mediados del siglo XIX observó que las mejoras tecnológicas que habían logrado incrementar la eficiencia en el uso del carbón habían traído como efecto rebote un incremento en el consumo de este recurso, siendo cada vez más usado en más fábricas. Este economista sostuvo que, al contrario de lo que nos pueda sugerir el sentido común y la intuición, el progreso económico no necesariamente implica una reducción del consumo de sus recursos de forma global.
A pesar de ser una idea decimonónica, la paradoja de Jevons ha sido reexaminada en tiempos modernos por economistas interesados en cómo las mejoras de una determinada tecnología o en el aprovechamiento de un recurso trae consigo un notorio efecto rebote en forma de consumo incrementado.
De hecho, esta paradoja se puede ver en la actualidad en múltiples aspectos de la vida moderna, manifestándose en cosas aparentemente tan poco relacionadas como número de carreteras, bombillas de bajo consumo o alimentos bajos en calorías, ejemplos que explicaremos con más detalle unos cuantos párrafos más adelante.
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Historia de este concepto
La paradoja de Jevons fue descrita por primera vez por el economista inglés de quien recibe su nombre, William Staney Jevons, concretamente en su libro de 1865 “The Coal Question” (“La Cuestión del Carbón”).
Jevons observó que en la Inglaterra de su tiempo el consumo de carbón se incrementó tras introducirse la máquina de vapor de James Watt, una máquina que era mucho más eficiente que la diseñada por Thomas Newcomen, necesitándose una menor cantidad de carbón en cada uso.
Gracias a la innovación de Watt, el carbón se convirtió en un recurso mejor aprovechado, implicando que con menos cantidad se obtenía más energía con la que poder alimentar a toda la industria que estaba emergiendo en Gran Bretaña. Ante este hecho, como el carbón era más productivo, cada vez más fábricas fueron introduciendo máquinas de vapor, haciendo que el consumo global de este recurso se disparara, a pesar de que se necesitaba menos carbón cada vez que se usaba la máquina de vapor.
Jevons argumentó que las mejoras en la eficiencia de un combustible tienden a incrementar el uso del mismo, no a reducirlo. Prueba de ello es que en la Gran Bretaña de su momento, tras la introducción de la máquina de vapor de Watt, el consumo de carbón llegó a ser tan alto que hubo preocupación por que se agotaran las reservas que ya se estaban reduciendo a ritmo vertiginoso.
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Ejemplos de esta paradoja
La principal causa detrás de esta paradoja es que un incremento en la eficiencia del recurso usado, sea un combustible o cualquier otra cosa, trae consigo un decrecimiento del coste de usar ese recurso. Al reducirse el coste o el precio de ese bien o servicio se provoca un incremento en la cantidad demandada por acción de la propia ley de la oferta y la demanda.
El incremento en la demanda produce un efecto rebote y se considera que si tal efecto implica un incremento de más del 100% del consumo de un determinado producto o servicio, se consideraría que la paradoja de Jevons está cumpliéndose.
Para entender todo esto de una forma más palpable vamos a ver ejemplos reales en los que se manifiesta esta paradoja.
1. Bombilla de bajo consumo
Para comprender mejor esta paradoja lo podemos relacionar con algo cotidiano, algo que está presente segurísimo en la vida de todos y cada uno de nosotros: las bombillas, concretamente las de bajo consumo. Todos las conocemos, son unas bombillas que no solo consumen menos energía que las más tradicionales, sino que además duran más tiempo que las bombillas comunes.
Nuestra lógica nos dice que, como son bombillas que consumen menos energía vamos a acabar consumiendo menos energía global, pero lo cierto es que la factura de la luz se ve incrementada. El motivo: por la excusa de que como consumen “poco”, las dejamos encendidas innecesariamente y, claro, como se usan sin control, el consumo de la electricidad no se verá reducido. Sería prácticamente lo mismo tener bombillas comunes pero hacer un uso racional de las mismas que tener bombillas de bajo consumo y malgastarlas sin necesidad.
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2. Coches más eficientes
Se ha observado que los conductores tienden a viajar más con sus coches cuando estos son más eficientes con el uso del combustible, produciéndose así un efecto rebote en forma de un incremento en la demanda de combustible. Como les cuesta menos viajar, los conductores usan más su coche y, consecuentemente, tienen que repostar con más frecuencia.
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3. Alimentos Light
Puede resultar sorprendente, pero la paradoja de Jevons se puede observar también en el mundo de los alimentos, sobre todo en el de los Light. Este tipo de comida se caracteriza por ser vendida como baja en calorías, y realmente tiene pocas calorías en comparación con un alimento no Light, algo que se puede descubrir tan fácilmente leyendo la tabla de valores de un alimento Light versus la de uno normal, como pueden ser galletas dietéticas y galletas normales.
Pero a pesar de ser hipocalóricos, la comida Light no ayuda a mantener la figura, de hecho pueden hacer que la persona engorde. La razón es que quien compra este tipo de productos los acaba comiendo en grandes cantidades con la excusa de que como son menos calóricos difícilmente va a engordar. Esto hace que llegue a comer tantas cantidades que supere con creces la cantidad de calorías que ingeriría comiendo el mismo alimento en su versión normal.
4. Más carreteras
Antes se creía que construyendo nuevas carreteras y autopistas se podría combatir eficazmente los atascos de tráfico. Irónicamente, los expertos en tráfico han visto que sucede justo lo contrario, que cuantas más carreteras hay más usadas son e, incluso, se dan más atascos.
Como las personas saben que hay más carreteras y tienen más rutas para llegar a diferentes puntos, se motivan más a coger su vehículo y lo acaban haciendo en masa, motivo por el cual se atascan las vías.
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