El sufragio es el derecho básico de cualquier sociedad democrática, pues a través de él se reconoce la soberanía popular, que es la base de los fundamentos democráticos. La soberanía popular recoge la idea de que quien gobierna un estado lo hace en representación de sus ciudadanos que, por tanto, tienen el derecho de elegir libremente a la persona que se hará cargo de tomar las decisiones relativas a la comunidad.
Sin embargo, de todos es sabido que la situación democrática no siempre ha sido la misma. Para empezar, los estados democráticos modernos tienen apenas dos siglos de vida; no sólo eso, sino que la democracia europea, nacida con la Revolución Americana y la Francesa, ha pasado por una serie de vicisitudes que la han hecho tambalearse no pocas veces a lo largo de su corta historia. No es nuestra intención en este artículo realizar un recorrido histórico a través de la democracia moderna, pero sí queremos puntualizar cuáles son los tipos de sufragio existentes y que han existido. Veámoslos.
Las características esenciales del sufragio
La palabra sufragio proviene del latín suffragium, es decir, voto, votación. La idea implica a un grupo de personas que, a través de su voto personal e intransferible, toman una decisión que atañe al conjunto. Como ya hemos dicho, se trata de la base de la sociedad democrática; sin el sufragio no podríamos hablar de democracia, sino de otro tipo de regímenes, tales como la dictatura, la oligarquía, etc.
Antes de entrar en los tipos de sufragio existentes, creemos necesario detenernos un instante en las características esenciales con las que debe contar el sufragio para ser considerado legítimo. A saber:
1. Debe ser universal
Todas las personas han de poder participar en la votación. Más adelante veremos que este todas puede ser relativo, ya que los votantes pueden estar supeditados a un censo. En todo caso, todos los nombres incluidos en este censo deben poder acceder a la votación.
2. Debe ser secreto
Por supuesto, el derecho a voto secreto es fundamental para el funcionamiento de una buena democracia. Ningún otro ciudadano tiene por qué conocer tu votación, y tu no tienes ninguna obligación de compartirla con nadie.
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3. Debe ser directo
Es decir, los votantes deben votar al candidato electo directamente, por lo que no puede existir un paso intermedio por el que los elegidos realicen otra votación para elegir a un candidato final.
Tipos de sufragio
Sentado esto, pasemos a describir brevemente cuáles son los tipos de sufragio con los que podemos encontrarnos. Es necesario puntualizar que algunos de ellos ya no existen o se concentran en unos pocos países como, por ejemplo, el sufragio masculino o el censitario.
Para que un país pueda considerarse modernamente democrático, el tipo de sufragio que debe ostentar es el primero de nuestra lista: el sufragio universal.
1. El sufragio universal
Denominamos sufragio universal a aquel que no pone trabas a ningún ciudadano a la hora de votar y que reconoce a todos y cada uno de ellos su derecho a voto, sin distinguir por género, raza, religión, ideología, situación económica, etc. Se trata, por supuesto, del modelo de todos los países democráticos modernos.
El concepto de sufragio universal apareció por primera vez durante la Revolución Francesa, cuando, en la Constitución de 1793, se aprueba esta forma de votación. Sin embargo, llamarle universal en este caso es un tanto ambiguo, puesto que las mujeres quedaban absolutamente excluidas de él. Por tanto, la referencia a universal se produce por comparación con el aprobado anteriormente, que era censatario; es decir, restringido a un censo concreto. Hablamos de ello en el siguiente punto.
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2. El sufragio censitario o restringido
Fue el primer modelo de votación de las primeras democracias. Se trata de un sistema de sufragio que sólo contempla el derecho a voto de las personas incluidas en una lista o censo, usualmente relacionada con el estatus y la riqueza personal. Actualmente, en ningún país democrático sigue vigente este tipo de sufragio, pues su naturaleza restrictiva va en contra de las bases mismas de la democracia.
3. El sufragio obligatorio
Tal y como indica la propia nomenclatura, se trata del sufragio en el que el derecho a voto queda convertido en una obligación. Este tipo de sufragio está ideado, entre otras cosas, para evitar el fenómeno de la abstención ciudadana a la hora de votar y las amenazas a ciertos grupos para que no voten.
4. El sufragio voluntario
A diferencia del anterior, se trata de una votación voluntaria por parte del ciudadano. Así, el sufragio se contempla como un derecho, no como una obligación. En este tipo de sufragio es más común el absentismo a la hora de votar.
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5. El sufragio masculino
Es el tipo de sufragio que fue habitual durante la mayor parte de la historia de la democracia europea. Se trata de un sistema electivo en el que solo los varones adultos pueden acceder al voto. Es importante destacar que el sufragio masculino puede ser universal o censitario (recordemos el caso de la Revolución Francesa).
6. El sufragio femenino
La gran lucha del feminismo histórico ha sido la obtención del derecho a voto. De hecho, el término de sufragio femenino, a diferencia del de sufragio masculino, no hace referencia a un sistema electoral en el que sólo votan las mujeres, sino que se trata de la idea de que las mujeres también tienen derecho a votar.
Los primeros movimientos sufragistas femeninos se dieron en el siglo XIX, pero fue a finales del siglo y durante las primeras décadas del XX cuando se agudizaron las protestas a nivel mundial. Ya no había marcha atrás, y los diferentes países empezaron a aprobar el voto femenino.
El primero a nivel mundial fue Nueva Zelanda, cuyas mujeres pueden ejercer su derecho desde 1893. Ecuador fue el primer país latinoamericano en aprobar el voto femenino en 1929, y España lo consiguió en 1931, durante la Segunda República. Curiosamente, los últimos países europeos en permitir a la mujer votar fueron Suiza, cuyo sufragio femenino no fue aprobado hasta 1971, y Liechtenstein, en una fecha mucho más reciente: 1984.
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