La adicción al juego: un problema psicológico y social

La ludopatía es algo más que una alteración que afecta a individuos; afecta a la sociedad.

La adicción al juego

Cuando hablamos de adicciones, tendemos a suponer que nos estamos refiriendo a la dependencia con respecto a una droga legal o ilegal: alcohol, marihuana, cocaína, el uso constante de opiáceos, etc.

Sin embargo, uno de los trastornos por adicción más frecuente en nuestros días no involucra el uso de ningún producto que entre en nuestro sistema circulatorio y luego pase al cerebro. Se trata de una adicción comportamental y que, por consiguiente, se basa únicamente en un hábito, es decir, un conjunto de acciones definidas por la interacción con el entorno, y no por lo que entra dentro del organismo. Es el juego patológico, también conocido como ludopatía o adicción a los juegos de azar.

¿Qué es la adicción a los juegos de azar?

Quien crea que solo podemos desarrollar adicciones introduciendo en nuestro cuerpo moléculas que interactúan con nuestras neuronas, se equivoca. La ludopatía es un ejemplo de que somos capaces de desarrollar trastornos de dependencia únicamente involucrándonos en ciertos hábitos durante un número determinado de ocasiones.

Y es que la ludopatía es una adicción con todas las de la ley; no lo es solo en un sentido metafórico. Aparece ya en los principales manuales diagnósticos utilizados por los psiquiatras y los psicólogos clínicos. Forma parte de las adicciones sin sustancias, que a pesar de que tienen características que las distinguen de la adicción a las drogas, también son capaces de generar graves problemas de salud y de ocasionar un desgaste físico importante.

Entre sus efectos y síntomas encontramos la aparición de picos de ansiedad cuando se lleva mucho tiempo sin jugar, la aparición de impulsos que llevan a poner en riesgo la vida personal y laboral con tal de seguir apostando, la sensación de pérdida de control (se siente la necesidad de seguir jugando, aunque sea para recuperar el dinero perdido), y el rápido deterioro de las relaciones personales y familiares, así como una mayor exposición a la pobreza.

Además, se siente la necesidad de apostar cada vez mayores cantidades de dinero, aunque eso pase por endeudarse. Esta es una dinámica que se aprecia en todas las adicciones: se necesita involucrarse más y más para poder "saciarse" y aliviar la tensión que produce estar unas horas sin consumar la conducta adictiva.

Por otro lado, las personas que desarrollan cualquier tipo de adicción tienen mayores probabilidades de desarrollar otra, de modo que en las consultas de psicoterapia y psiquiatría es muy frecuente encontrar a personas con tendencia a la ludopatía y alcoholismo, adicción a los opioides, etc.

A partir de datos de la Dirección General de Ordenación del Juego, entidad vinculada al Ministerio de Hacienda, actualmente se estima que la prevalencia en España del juego patológico a lo largo de la vida (es decir, el porcentaje de habitantes de España que desarrolla este tipo de adicción en algún momento de su vida) es de aproximadamente 1 de cada 100 personas, mientras que el 0,3% la ha desarrollado en el último año.

Características que convierten a la ludopatía en un peligro

Estas son varias de las características de la adicción al juego que la convierten en un serio peligro tanto para la persona como para su entorno cercano.

1. Afecta sobre todo a las clases vulnerables

La idea de que las casas de apuestas proliferan sobre todo en barrios obreros con una gran cantidad de vecinos en situación de vulnerabilidad, no es nueva.

De hecho, un estudio realizado en los años 90 con una muestra de más de 1600 personas residentes en Galicia sugería que aproximadamente el 43% de los afectados por el juego patológico no tenían ningún ingreso, ya que eran parados, estudiantes o amas de casa.

Hoy esta tendencia de la ludopatía a afectar a las clases medias-bajas sigue ahí, aunque ya no se concentra en las personas sin empleo estable. Según el estudio de la Dirección General de Ordenación del Juego mencionado antes, la porción de la población española más afectada por el juego patológico está compuesta por hombres con trabajo y cuya unidad familiar tiene unos ingresos de entre 900 y 1500 euros.

Más allá de los excepcionales grandes casinos ubicados estratégicamente en zonas turísticas, las casas de apuestas de tamaño medio aparecen sobre todo en los lugares donde hay mayor cantidad de personas expuestas a la pobreza, según han denunciado varias entidades vecinales españolas.

Por ejemplo, un artículo de El Español llamaba hace poco la atención sobre el hecho de que entre las paradas de metro de Ciudad Lineal y de Quintana, en una de las partes humildes de Madrid, cuenta con un local de apuestas por cada 10 números de portal, aproximadamente.

La esperanza de poder ganar mucho dinero de golpe contribuye a que muchas personas que ya de por sí tienen pocos recursos económicos empeoren su situación y se endeuden. Esto afecta también a sus familias, especialmente si la persona se apuesta bienes como el coche, la casa, etc.

2. Disfruta de un mercado muy normalizado

El mercado de las casas de apuestas está de moda. Sus campañas de marketing son omnipresentes en el mundo del fútbol, por ejemplo, y se anuncian mucho por Internet, contando incluso con el apoyo de caras conocidas tanto en televisión como en vídeos de Youtube.

Esta normalización en medios que son vistos por mucha gente joven hace que se empiece a experimentar con las apuestas a una edad muy temprana.

3. El anonimato de Internet

Desde que las webs de apuestas se han popularizado, cualquiera puede decidir empezar a apostar y estar haciéndolo en cuestión de minutos desde la privacidad de su casa, sin exponerse a la mirada indiscreta de amigos y vecinos. Esto se ha convertido en una puerta de entrada de nuevos jugadores, y de perfiles demográficos que típicamente no apostarían.

4. La ilusión de poder ganar mucho dinero

La adicción al juego se apoya en las distorsiones cognitivas que nos llevan a pensar que apostar es mejor que no hacerlo. Lo cierto es que, matemáticamente, existen muchas más probabilidades de perder mucho dinero que de ganar una cantidad bastante alta, comparable a lo gastado. Sin embargo, la idea de tentar a la suerte y ganar una fortuna al instante tiene una carga emocional tan poderosa que consigue captar nuestra atención, hacernos pensar en esa posibilidad más allá de la racionalidad.

¿Qué hacer?

Muchos psicólogos especializados en asistencia psicológica para pacientes estamos formados para ayudar tanto a personas con adicción al juego como con otros tipos de adicciones.

La recuperación requiere de compromiso, constancia y esfuerzo, pero con el apoyo de un profesional es mucho más fácil y la tasa de éxito mayor. Debido a que en las sesiones de terapia creamos los cambios necesarios, tanto en la manera de pensar como en el modo de interactuar con el entorno, para dejar atrás la ludopatía .

Referencias bibliográficas:

  • Becoña, B. (1993). The prevalence of pathological gambling in Galicia (Spain). Journal of Gambling Studies, 9:353 - 369.
  • El Español (2019). Una casa de apuestas cada 100 metros: el juego se ceba en barrios pobres de Madrid.
  • Dirección General de Ordenación del Juego (2015). Estudio sobre prevalencia, comportamiento y características de los usuarios de juegos de azar en España 2015. Disponible en https://www.ordenacionjuego.es/es/estudio-prevalencia.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Ignacio García Vicente. (2019, diciembre 9). La adicción al juego: un problema psicológico y social. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/drogas/adiccion-al-juego-problema-social

Ignacio García Vicente es Psicólogo General Sanitario y terapeuta experto en terapias contextuales y terapia cognitivo-conductual. En su consultorio de Almería capital trabaja con adultos y adolescentes con problemas como las adicciones, las fobias, la depresión, el Trastorno Obsesivo-Compulsivo y otras alteraciones comunes. También realiza terapia familiar y de pareja.

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