Sonámbulos homicidas: 5 casos insólitos de muerte accidental

Este trastorno del sueño suele ser poco problemático, pero a veces aparecen situaciones peligrosas.

Hombre en la oscuridad.
Esta alteración del sueño no acostumbra a generar situaciones de riesgo, pero hay excepciones.

En todo el mundo existe una gran cantidad de gente que padece sonambulismo; es conocido el hecho de que estas personas deambulan por la casa y en ocasiones realizan acciones complejas, e incluso tareas del hogar, estando inconscientes, de forma automática.

Por norma general es un problema que puede resultar molesto y generar confusiones y sustos para quienes lo observan; en el peor de los casos, la proximidad de ventanas o puertas que dan a la calle puede llevar a situaciones peligrosas.

Sin embargo, en algunas ocasiones las actividades que se llevan a cabo son más extrañas: existen pintores que únicamente son capaces de crear en estado de sonambulismo, o bien personas que llegan a cometer crímenes en dicho estado, como violaciones o asesinatos. En este último caso estamos hablando de sonámbulos homicidas.

El sonambulismo

Antes de entrar a hablar en detalle de lo que supone un sonámbulo homicida, es necesario hacer un breve repaso sobre qué es exactamente eso del sonambulismo.

El sonambulismo se define como un trastorno del sueño incluido dentro de las parasomnias, o trastornos de la conducta durante el sueño, que no altera la cantidad de sueño y vigilia total. En el caso del sonambulismo nos encontramos con sujetos que llevan a cabo actividades motoras en estado de inconsciencia, generalmente durante la fases 3 o 4 de sueño no REM. Estas acciones generalmente se limitan a levantarse y caminar, a veces incluso con los ojos abiertos.

Se trata de un trastorno relativamente habitual en la población, especialmente durante la etapa del desarrollo infantil. Se produce una alteración en los ciclos del sueño, concretamente entre el paso del sueño no-REM al REM. El sistema motor no se paraliza, como ocurriría en la mayoría de los casos, y el cuerpo actúa sin que la conciencia pueda hacerse cargo de la situación.

Del sonambulismo al homicidio

Es en este contexto en el que pueden aparecer conductas anómalas. Y es que el sistema motor está activo mientras que la conciencia sólo lo está en parte con lo que podrían llegar a realizarse diferentes acciones ajenas a la propia voluntad. Y dependiendo del caso esto podría generar conductas violentas en personas sujetas a una gran estrés, frustración y que generen respuestas agresivas.

Un sonámbulo homicida es aquella persona que comete un homicidio en un estado no vigil: es decir estando dormido. El sujeto no tendría conciencia de la situación y esta sería ajena a su voluntad y control. Como ocurre en la mayoría de casos, el sonámbulo no recuerda lo sucedido posteriormente, aunque puede conservar alguna imagen fragmentada de la situación.

Se trata de un fenómeno que no es muy frecuente, pero que técnicamente es posible (se han comprobado alteraciones cerebrales durante el sueño en algunos sujetos estudiados) y de hecho ha ocurrido en varias ocasiones a lo largo de la historia (existiendo más de cincuenta casos registrados). Ahora bien, es necesario reiterar que son casos muy poco frecuentes: la mayoría de sonámbulos no cometen este tipo de actos y se limitan a deambular.

Algunos sonámbulos homicidas conocidos

A pesar de que puede parecer una excusa utilizada para solicitar la inimputabilidad o ser usada como atenuante en un juicio, lo cierto es que han existido ocasiones en las que se ha dictaminado que un homicida actuaba dormido o en estado de semiinconsciencia, resultando el sujeto declarado inocente. Algunos de los casos de sonámbulos homicidas que se han registrado al respecto se muestran a continuación.

1. Robert Ledru

El caso de Robert Ledru es uno de los más antiguos de los que se tiene constancia. En 1887, este inspector jefe de la policía francesa (considerado uno de los mejores investigadores franceses del siglo XIX) fue enviado a investigar un asesinato ocurrido en la playa de Le Havre. La víctima fue André Monet, que había muerto de un disparo. No se apreciaba ningún móvil evidente, y el sujeto no era conocido en la zona y conservaba encima todas sus pertenencias.

La única pista que se encontró además de la bala (la cual pertenecía a un tipo de arma muy común en la época) fue una serie de huellas cerca del cuerpo. Cuando el inspector se acercó pudo observar que en dichas huellas se apreciaba la falta de pulgar en el pie derecho. Tras un momento en que pareció asustarse, ordenó que sacaran un molde en yeso de las huellas, que posteriormente examinó. Tras dicho examen comunicó que ya sabía quien era el asesino.

Una vez en comisaría Ledru se entregó: la mañana posterior al asesinato se había sorprendido al notar que sus calcetines y ropa estaban húmedos, y tras analizar la escena del crimen observó que a su arma le faltaba una bala del mismo calibre que la que acabó con la víctima. Y lo más destacable: le faltaba el pulgar del pie derecho, correspondiendo las huellas halladas con la suya.

El inspector declaró no tener conciencia de haber cometido el crimen, realizado probablemente durante el sueño. Sin embargo, solicitó ser detenido al considerar que podría ser un peligro para la seguridad de otros ciudadanos. Para comprobar este hecho, se decidió encerrarlo en una celda con una pistola con balas de fogueo. Una vez el agente se quedó dormido, se levantó y empezó a disparar contra los guardias que lo vigilaban antes de volver a tumbarse para seguir durmiendo. Se consideró cierto y se decidió que pasaría el resto de su vida recluido en una granja a las afueras, vigilado bajo control médico.

2. Kenneth Parks

Uno de los casos más famosos y conocidos es el de Kenneth Parks, en 1978. Este hombre, jugador compulsivo y con numerosas deudas, salió de su casa para coger el coche y ir a casa de sus suegros. Una vez allí, mató a su suegra con una barra y estranguló a su suegro. Tras ello condujo hasta una comisaría y se entregó. El suceso tiene la particularidad que durante todo el proceso, el sujeto se encontraba dormido.

Kenneth, que era sonámbulo desde hacía mucho tiempo, fue analizado con la técnica de la encefalografía y la medición de sus ondas de sueño reflejó que cambiaba de ciclos de sueño de manera rápida y brusca. Estando en un periodo de sueño no profundo, pudo cometer los actos sin tener conciencia real de llevarlos a cabo. Fue declarado inocente.

3. Simon Fraser

Otro caso conocido es el de Simon Fraser, quien estando dormido soñó que una criatura intentaba asesinar a su hijo. Aparentemente intentando protegerlo, atacó a la criatura, y poco después recobraría la consciencia, para descubrir con horror que había matado a su hijo, aplastado su cabeza contra la pared.

Fraser tenía un historial previo de actuaciones violentas durante el sueño; había atacado a su padre y a su hermana, e incluso se había autolesionado mientras dormía. En una ocasión llegó a sacar a su mujer de la cama por las piernas, al soñar que había un incendio. Tras una serie de estudios el sujeto fue finalmente considerado inocente y absuelto, si bien se estableció que debía dormir separado de otras personas en una habitación cerrada con llave.

4. Brian Thomas

Un caso más de sonámbulo homicida lo encontramos en Brian Thomas, un hombre con un amplio historial de parasomnias que en 2009 estranguló a su esposa mientras dormía. Este británico había estado sometido a estrés, tras haber discutido con unos jóvenes en un momento en el que él y su esposa estaban celebrando la conclusión de un tratamiento contra el cáncer. Tras acostarse, Thomas soñó cómo uno de los jóvenes entraba en su habitación y se situaba sobre su esposa, por lo que se abalanzó contra el supuesto joven y peleó con él. Poco después se despertaría, para observar que durante el sueño había matado a su esposa. Fue declarado inocente.

5. Scott Falater

Un caso de un presunto sonámbulo homicida lo encontramos en la figura de Scott Falater, quien en 1997 apuñaló hasta en 44 ocasiones a su esposa, tras lo cual la arrojaría a la piscina y guardaría el vestido manchado de sangre en el coche. Tras ser detenido, Falater no encontraba explicación a los actos que consideraba que en base a las pruebas debía haber llevado a cabo él.

Un experto en trastornos del sueño examinó al homicida y dictaminó que podría ser posible que el autor de los hechos los hubiese cometido estando sonámbulo. Sin embargo se consideró que sus acciones fueron excesivamente complejas para haberse hecho estando dormido y sin planificación y tras ser declarado culpable fue condenado a cadena perpetua.

¿Causas?

Ante los ejemplos que hemos visto, cabe preguntarse qué puede originar que una persona mate a otra estando inconsciente.

Como hemos visto, el sonambulismo se produce por un desajuste en la activación e inhibición de las diferentes regiones cerebrales que se van sucediendo a lo largo de los diferents fases y ciclos del sueño. Concretamente, el problema se encuentra en la tercera y cuarta fase del sueño (correspondiente al sueño profundo de ondas lentas) y el posterior paso a fase REM. Sin embargo las causas de este hecho son desconocidas.

Sí se conoce que el sonambulismo tiene cierta relación con el nivel de estrés psicosocial. En adultos, también puede aparecer ente trastornos mentales y orgánicos, o como consecuencia del consumo de sustancias. Un factor que puede tener cierta influencia a la hora de alterar los patrones de sueño es la presencia de factores como el estrés o la depresión. Además, en casi todos los casos de sonámbulos homicidas se ha visto cómo el agresor padecía o había padecido grandes niveles de estrés o tensión y algún tipo de conflicto emocional previamente al acto.

Por ejemplo, en el caso de Ledru, el inspector estaba sometido a un gran estrés y sufría cierto nivel de depresión y fatiga por su trabajo, además de padecer sífilis desde hacía una década. Algo parecido ocurría con Parks (con problemas económicos y de juego), Thomas (una pelea previa y la situación de estrés generada por el cáncer de su esposa) y Fraser. También es habitual que tengan un largo historial de parasomnias.

Pero el estar inconsciente no explica porqué en algunos casos este sonambulismo acaba degenerando en conductas violentas o cómo puede llegar a generar un asesinato u homicidio. Se especula que en estos casos el prefrontal puede encontrarse inactivo y no regir la conducta adecuada y la moral personal, mientras que la amígdala y el sistema límbico permanecerían activos y generando la respuesta agresiva.

La gran duda

Teniendo en cuenta las definiciones anteriores y los casos mostrados, puede surgir una pregunta que puede parecer obvia: ¿estamos ante casos reales de asesinatos cometidos de manera inconsciente durante el sueño, o ante un intento de justificar o conseguir ser declarado inocente? En la mayoría de casos se ha contado con la asesoría de expertos en el sueño y sus trastornos y se han realizado registros del sueño para comprobar la posible existencia de este problema, así como el funcionamiento cerebral durante el sueño.

La respuesta a esta pregunta no es sencilla: como ocurre con otros trastornos mentales, se tiene que tener en cuenta el nivel de conciencia del acusado en el momento de cometer el crimen y si en ese momento su afección generó su conducta. Esto solo se puede saber de forma indirecta, y con un margen de error a tener en cuenta.

De hecho, en algunos de los casos citados ha habido una gran controversia: el caso de Brian Thomas, por ejemplo, ha suscitado en algunos expertos la duda de si realmente estaba inconsciente (estrangular a alguien requiere mucha fuerza y una situación de resistencia o lucha por parte de la otra persona), y la condena de Scott Falater que suscitó controversia al considerar el experto que no estaba consciente pero que se aplicó debido a la consideración del jurado de que sus actos eran demasiado detallados como para ser realizados sin ninguna conciencia.

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Oscar Castillero Mimenza. (2017, noviembre 28). Sonámbulos homicidas: 5 casos insólitos de muerte accidental. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/forense/sonambulos-homicidas

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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