La corona radiata es una estructura cerebral, llamada así por su forma de corona, formada por fibras nerviosas que se proyectan hacia el interior del cerebro para formar la cápsula interna, estructura que conecta con la corteza.
Situadas en ambos hemisferios, cada corona radiata se conecta con su opuesta a través del cuerpo calloso.
A continuación te explicamos con más detalle en qué consiste esta estructura cerebral, cuáles son sus características, estructura y funciones.
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Corona radiata: ¿qué es?
La corona radiata o corona radiante es una estructura del cerebro formada por fibras nerviosas (sustancia blanca) que conforman la cápsula interna, una región que conecta la corteza cerebral con áreas inferiores del cerebro y la médula espinal.
Esta región del cerebro recibe el nombre de corona radiata debido a que sus fibras nerviosas se proyectan dibujando una especie de estructura que recuerda a la de una corona.
Los nervios de la corona radiata transportan información entre las células cerebrales de la corteza cerebral y las células en el tronco encefálico. La corteza es el área responsable de procesar la información consciente, mientras que el tronco del encéfalo se encarga de las conexiones entre médula espinal y cerebro. Ambas están involucradas en las sensaciones y la función motora, y la corona radiata conecta las vías nerviosas motoras y sensoriales entre estas estructuras.
La corona radiata puede verse afectada por enfermedades capaces de afectar la sustancia blanca cerebral, como por ejemplo la esclerosis múltiple, provocando disfunciones importantes a nivel intelectual, social y afectivo.
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Estructura y composición
La corona radiata está compuesta por un gran conjunto de fibras de proyección; un grupo de fibras aferentes, que transmiten información hacia la corteza cerebral; y un grupo de fibras eferentes, que realizan el recorrido en sentido inverso, manejando información desde la corteza.
En cada hemisferio cerebral y subyacente a la corteza, se encuentra una gran cantidad de sustancia blanca formada por fibras, que pueden ser: fibras de asociación, encargadas de conectar distintas partes dentro del mismo hemisferio cerebral; fibras comisurales, que conectan regiones entre los dos hemisferios; y fibras de proyección, que conectan la corteza cerebral con estructuras subyacentes distantes.
En el cerebro, las fibras de proyección se agrupan dentro de la cápsula interna. Esta estructura es una banda compacta de sustancia blanca que se compone de fibras nerviosas ascendentes y descendentes, que conectan la corteza cerebral con el tronco encefálico y la médula espinal.
Las fibras de proyección de la cápsula interna se abren en forma de abanico formando la corona radiata. Muchas de estas fibras establecen conexiones recíprocas entre el tálamo y la corteza cerebral.
Estas conexiones configuran las siguientes estructuras: la radiación talámica anterior, formada por fibras que conectan el núcleo dorsomedial del tálamo y la corteza prefrontal; la radiación talámica media, que incluye la proyección somatosensorial del tálamo al lóbulo parietal; la radiación talámica posterior, conectando el tálamo y la corteza del lóbulo occipital; y la radiación talámica inferior, formada por fibras que conectan los núcleos del tálamo con la corteza del lóbulo temporal, conformando la radiación auditiva.
Principales funciones
Como hemos visto, las fibras nerviosas de la corona radiata convergen para formar la cápsula interna. Ésta divide, a su vez, a otra estructura denominada cuerpo estriado o núcleo estriado, que recibe información de la corteza cerebral y forma parte de los ganglios basales.
Los ganglios basales tienen como función regular y controlar los movimientos, gestionar aprendizajes relacionados con procedimientos automatizados (por ejemplo, conducir un vehículo), intervenir en procesos motivacionales y emocionales, o gestionar actividades relacionadas con la planificación.
La cápsula interna se relaciona directamente con dos de las estructuras que componen los ganglios basales: el núcleo caudado y el putamen. Estas dos regiones se encuentran separadas por las fibras descendentes de la cápsula interna.
El núcleo caudado participa en la modulación del movimiento de forma indirecta; y el putamen, se encarga, principalmente, del control motor del cuerpo y juega un papel relevante en el condicionamiento operante.
Lesiones que afectan a esta estructura cerebral
La corona radiata puede dañarse por distintas causas, como por ejemplo un derrame cerebral. Los derrames involucran a pequeñas ramas de vasos sanguíneos y los que afectan a la corona radiata, generalmente se denominan derrames subcorticales, lacunares o derrames de materia blanca.
El motivo por el que esta región es denominada como materia blanca es por estar muy mielinizada, lo que significa que está protegida por un tipo especial de tejido graso que aísla y auxilia a las células nerviosas: la mielina. También se denominan como derrames subcorticales porque se encuentran en la región subcortical y más profunda del cerebro, en contraste con regiones corticales o más superficiales.
Las personas que sufren accidentes o daños en un área como la corona radiata padecen lo que se denomina como enfermedad cerebrovascular, que se caracteriza por la presencia de vasos sanguíneos estrechos y propensos a desarrollar coágulos de sangre en el cerebro.
En ocasiones, los derrames cerebrales que involucran a la corona radiata pueden ser relativamente pequeños y no causar síntomas. En tal caso, se denominan ataques silenciosos o, en inglés, “silent strokes”.
Por otra parte, un accidente cerebrovascular en una región como la corona radiata puede producir síntomas inespecíficos, como la pérdida de autonomía y de las habilidades para la vida diaria, un predictor de accidente cerebrovascular, incluso cuando no existen signos importantes en una resonancia magnética cerebral o en una tomografía computerizada.
Además de un derrame cerebral, hay otras causas de daño a la corona radiata, como: tumores cerebrales, diseminación del cáncer por metástasis, hemorragia cerebral, traumatismo craneal o infecciones cerebrales.
Con todo, hay dos claves para la prevención: los hábitos de vida saludables y una atención médica regular. No fumar, llevar una dieta sana, relajarse y evitar las situaciones estresantes o abordar los problemas médicos como el colesterol alto o la hipertensión, son algunos de los factores de protección que nos van a ayudar a prevenir enfermedades y accidentes cerebrovasculares.
Referencias bibliográficas:
- Gutman, D.H., Scherer, S. (1989). Magnetic resonance imaging of ataxic hemiparesis localized to the corona radiata. Stroke. 1989;20:1571-1573.
- Richard, S.S (2007). Neuroanatomía clínica. Médica Panamericana.
- Sage, J., Lepore, F.E. (1983). Ataxic hemiparesis from lesions of the corona radiata. Arch Neurol; 40:449-450
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