Egolatría: 12 rasgos y actitudes de las personas ególatras

¿Por qué hay personas que se creen muy superiores a las demás?

El concepto de egolatría se emplea para hacer referencia a varios rasgos y actitudes que presentan ciertas personas.

El término egolatría procede del griego “ego” (yo) y “latría” (culto, admiración), y tiene implicaciones en el mundo de la psicología, ya que indica un tipo de personalidad determinado.

Egolatría: una definición del concepto

La Real Academia Española define la egolatría como el “culto, adoración o amor excesivo de sí mismo”.

La egolatría es, pues, una característica de la personalidad de algunos individuos, en que hacen constante alarde de una confianza en su propio potencial, cayendo en la auto-admiración y en el culto hacia uno mismo, hasta el punto en que esta percepción exagerada puede ser patológica y causar problemas en las interacciones sociales.

¿Cómo son las personas ególatras?

Los individuos que tienen rasgos y características ególatras suelen generar rechazo entre las personas que tienen a su alrededor. Además, la personalidad ególatra ha estado presente en muchos personajes históricos.

Por ejemplo, en biografías y documentos historiográficos nos dan fe de que Adolf Hitler, Napoleón Bonaparte, Gengis Khan y Josif Stalin fueron personajes históricos con un carácter marcadamente ególatra. En la actualidad, tal vez el referente más popular es el magnate y actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

En este sentido, la egolatría suele relacionarse con otros conceptos, como el egocentrismo, el narcisismo, la soberbia, la excesiva autoestima, la falsa autoconfianza o la megalomanía.

Aunque hay aspectos en que estos conceptos coinciden, también existen algunas importantes diferencias y matices. En cualquier caso, cabe tener en cuenta que la egolatría alude a una percepción subjetiva del individuo, a cómo éste percibe su valía, en este caso de forma exageradamente positiva. Sin embargo, la egolatría nos cuenta poco sobre la traslación de esta percepción a las relaciones interpersonales. Es decir: una persona ególatra puede serlo y sin embargo las personas de su entorno pueden no percibirla como especialmente vanidosa o soberbia.

Cuando esta característica es compensada

Leyendo el significado de la palabra egolatría es posible que pensemos que se trata de una característica que produce rechazo. Sin embargo, en ciertos casos ser ególatra es muy práctico. Por ejemplo, cuando el propio bienestar depende de llamar la atención.

Este es el caso de muchos famosos, que de forma natural expresan sus ideas de grandiosidad a través de lo que hacen, dicen y aparentan ser; esto les hace recibir la ateción de las cámaras y seguir cobrando más gracias a ello.

12 rasgos y actitudes en común

Sin embargo, sí es común que las personas ególatras tiendan a exteriorizar este rasgo mediante ciertas actitudes y conductas que pueden ser rechazables por otros individuos.

Algunas de estas actitudes, conductas y rasgos son los que se describen a continuación:

  • Tienen una percepción exagerada sobre sus atributos y cualidades
  • Confieren una gran importancia al dinero y al poder
  • Tienen sentimientos de grandeza: están seguros de que en su vida lograrán grandes metas y objetivos
  • Aunque pueden gozar de habilidades sociales más que suficientes, acostumbran a ser individuos más bien solitarios, ya que a menudo generan un cierto rechazo social cuando las demás personas se percatan de su egolatría
  • Suelen mostrar un gran apego a todos los aspectos que refuercen su imagen de personas exitosas
  • Les gusta generar envidia y celos en los demás
  • Pueden tender a la superficialidad, labrando amistades instrumentales que les permitan alcanzar ciertos propósitos y ganar estatus
  • Distorsionan la realidad, y en algunos casos pueden tener dificultades para llevar a cabo un análisis racional sobre su valía personal
  • En algunos casos, pueden ser personas con poca empatía, poco dispuestos a ofrecer ayuda y soporte a otras personas
  • No soportan recibir críticas y se las toman como algo personal
  • Pueden tender a compararse constantemente con los demás, enfadándose si consideran que alguien de menor valía que ellos están en un puesto de trabajo mejor o tienen una vida más acomodada
  • En ciertos casos se percibe una tendencia al exhibicionismo, por ejemplo haciendo alarde de logros materiales y económicos, como forma de reforzar su auto-percepción de personas de gran valía y estatus social

Causas y motivaciones de este tipo de individuos

Desde el punto de vista psicológico, hay muchos factores y motivaciones que pueden conducir a que una persona desarrolle esta característica. La egolatría es un rasgo asociado a ciertas carencias afectivas y emocionales, puesto que se suele entender desde la psicología que una persona con una equilibrada inteligencia emocional no necesita percibirse a sí misma como algo que no es.

En este sentido, la egolatría podría ser una señal de alerta de personas que, paradójicamente, sufren carencias afectivas, emocionales o, incluso, padecen algún trastorno mental de fondo. La egolatría sería, en términos un tanto metafóricos, una huida hacia delante de personas que camuflan su inseguridad en este tipo de pensamientos y creencias hiperbólicas sobre sus capacidades y potencialidades en la vida.

Desde el punto de vista social, la egolatría es entendida como el reflejo o la consecuencia de una sociedad mercantilizada y clasista en la personalidad de algunos individuos. Las diferencias entre clases sociales y su estilo de vida podría generar una competición constante entre individuos por lograr ascender en su estatus, lo que sería un caldo de cultivo perfecto para el individualismo, el arribismo, la minusvaloración de ciertos principios morales, y también de la egolatría como una característica de la personalidad adaptada a este entorno competitivo y en que priman las apariencias por encima de otras cualidades. Así, las ansias de éxito en la vida puede ser un punto de partida que, mal gestionado, puede conducir a desarrollar personalidades y actitudes problemáticas y limitantes.

Las personas ególatras pueden ser capaces de llevar a cabo proyectos y empresas de gran envergadura, pero a su vez pueden tener dificultades a la hora de establecer relaciones profundas con otras personas.

Egolatría y la educación recibida

No obstante, la egolatría no es un rasgo exclusivamente centrado en la obtención de dinero o poder, sino que puede tener motivaciones diversas. El estilo de personalidad ególatra puede tener varias causas, entre ellas el tipo de educación y estilo de crianza que haya recibido el individuo.

Un estilo de crianza demasiado permisivo y complaciente con el niño puede generar problemas como el trastorno de oposición desafiante (TOD), también conocido como síndrome del emperador, en que el pequeño desafía la autoridad de los padres y actúa de forma caprichosa para conseguir todo aquello que quiere. Este tipo de educación recibida podría desembocar en una personalidad centrada en el yo durante la adultez.

Recapitulando: relaciones sociales y dificultades

La egolatría puede ser un rasgo que provoque dificultades serias en las relaciones interpersonales, ya que el individuo puede presentar varias conductas y actitudes que generen rechazo en las demás personas.

Sin embargo, en ciertos contextos las personalidades caracterizadas por la egolatría pueden llegar a ser recompensadas socialmente; por ejemplo, en el caso de personas famosas que siempre están buscando nuevas formas de reinventarse y de destacar; esto les serviría para mantener alto su caché y seguir recibiendo ingresos y poder de influencia.

Por otro lado, cuando una persona se considera a sí misma como superior y más valiosa que las demás, suele percibir al resto de personas como poco importantes, inútiles y prescindibles. Esto genera un sentimiento de rechazo en su entorno de amigos y conocidos, porque pocas personas están dispuestas a tolerar que se las trate con menosprecio.

Es importante resaltar que, aunque pueda resultar complicado, lo ideal es que las personas ególatras puedan recibir asesoría profesional para tratar de reestructurar su percepción sobre sí mismas, hecho que repercutirá positivamente en su salud mental y en la calidad y cantidad de sus relaciones personales, pudiendo gozar de una vida mucho más plena y feliz.

  • Freud, Sigmund. Obras completas. Volumen XIV: Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916), «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico». Capítulo II: Introducción del narcisismo (1914). Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979.
  • Lasch, Christopher. La cultura del narcisismo. Editorial Andrés Bello, 1999.

Psicólogo | Fundador de Psicología y Mente

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Bertrand Regader (Barcelona, 1989) es Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona, con especialidad en Psicología Educativa. También cuenta con estudios de posgrado en Economía por la Facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona.

Ha ejercido como psicólogo escolar y deportivo en distintas instituciones y como consultor de marketing digital para distintas empresas y start-ups, pero su verdadera vocación es la dirección de medios digitales y el desarrollo de proyectos empresariales vinculados a las nuevas tecnologías.

Ha sido Director Digital de las revistas Mente Sana y Tu Bebé en la editorial RBA, y como Coordinador Digital y SEO Manager en la versión digital de la revista Saber Vivir.

Es Fundador de Psicología y Mente, la mayor comunidad en el ámbito de la psicología y las neurociencias con más de 20 millones de lectores mensuales.

Es Director de I+D+I en Customer Experience en la cadena hotelera Iberostar, liderando un equipo de profesionales de la salud y del ocio con el objetivo de potenciar la experiencia de los clientes en más de 100 hoteles en Europa, Oriente Medio y América.

Autor de dos obras de divulgación científica:

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