En estos últimos años hemos escuchado hablar del término de diversidad sexo-genérica, el cual es usado con la finalidad de nombrar diferentes formas de ser y estar frente al mundo. Para algunas personas puede llegar a ser incómodo y nefasto, en cambio, para otras es urgente profundizar al vivir en un estado de confusión, tristeza y miedo. Esto se debe a que el género nos atraviesa de diferentes maneras.
Empezar a comprender este nuevo retrato del género actual puede ser complicado si no tenemos un panorama mínimo; por esta razón, es importante conocer varios conceptos básicos que expliquen de qué va y por qué es necesario que todos tengamos un acercamiento hacia este, y sobre todo saber por qué es importante en la psicoterapia. Así que... ¡Comencemos!
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Las claves de la diversidad sexo-génerica
Toda la vida se nos ha exigido que nos relacionemos congruentemente con nuestro sexo; que no existen formas de manifestarse por la vida más que un modelo “ideal” y “correcto” que corresponde a la expresiones comportamentales que debe tener un “hombre” en relación a lo masculino y con una "mujer" con lo femenino. Cualquier ser humanx que se manifieste de lo contrario, corre el riesgo de vivir discriminado en sus espacios sociales y más íntimos.
Últimamente hemos escuchado hablar mucho sobre el concepto de género, una categoría útil para entender las construcciones culturales respecto a lo que significa ser “hombre” y “mujer” en la sociedad. Ahora que está toda esta revolución del género, hay una necesidad de hablar más sobre el tema, sobre todo porque hay una demanda de escucha y es importante que tanto terapeutas como consultantes estemos informadxs.
Empecemos por decir que hay personas diversas. Decir únicamente que existen “hombres” y “mujeres”, es excluir a muchas personas que no se identifican con los roles y estereotipos que la sociedad ha tipificado y enjuiciado. Para empezar, la categoría género surge gracias a una frase icónica: “No se nace mujer, se llega a serlo...” de la filósofa existencial Simone De Beauvoir, como oposición a muchos mandatos sociales que hasta la fecha siguen practicándose desde ideas biologicistas y normativos que discriminan a las mujeres y excluyen a gran parte de la Comunidad LGBT+ en el mundo.
Del género tradicional a otras identidades
Gracias a diversos estudios de Género, sabemos que la esencia femenina y masculina tienen una creación de índole cultural. Existen identidades genéricas que no corresponden únicamente al binarismo biológico convencional (hombre-mujer). Por consiguiente, hay muchísimas alternativas para relacionarnos como seres humanos y para disfrutar de nuestra permanencia en sociedad.
Entonces, cuando hablamos de identidad de género, nos referimos a la asimilación y aceptación que una persona puede tener respecto a lo que considera que es psíquicamente. Aquí veremos un pequeño glosario; cabe destacar que existen muchas identidades más y siempre la mejor opción será referirse a la persona como lo prefiera.
1. Hombre o mujer
Son el binarismo de género tradicional con el que crecemos e interiorizamos en nuestras vidas.
2. Hombre o mujer transexual
Personas cuya identidad no coincide con el género y el sexo de su nacimiento, optando por cambiar de apariencia, e incluso en algunos casos cambian quirúrgicamente y/o con tratamientos hormonales su cuerpo, pero no siempre es el caso.
3. Transgénero
Puede abreviarse como trans. Algunas personas prefieren este concepto, y se refiere a todxs aquellxs cuya identidad de género no corresponde a su sexo biologico. Abarca un rango de identidades que incluye tanto a niños como adultos. Un ejemplo son niños o adultos que se identifican como hombres pero fueron asignados como mujer al nacer.
4. Cisgénero
Son pesonas cuya identidad de género coincide con su sexualidad biológica asignada al nacer. La mayoría de estas personas tienen esta conformidad del género tradicional.
5. Queer
O “cuir” en su traducción al español. Se refiere a todas estas identificaciones y expresiones de género que rechazan la noción binaria de los sexos hombre-mujer al percibirla desde una noción estricta y normativa en las sociedades. Hace mucho tiempo era utilizado como insulto; sin embargo, algunas personas lo reclaman como algo positivo y lo utilizan para no definirse dentro de los marcos del sexo-género.
El género no determina la orientación sexual
Por otra parte, la identidad de género no determina la orientación sexual, que es la atracción física, erótica, emocional y/o intelectual que puede sentir una persona hacia otra. En esta categoría entran las siguientes clasificaciones:
- Lesbianas: mujeres que sienten atracción sexual, erótica y afectiva por otras mujeres.
- Gays: hombres que sienten atracción sexual, erótica y afectiva por otros hombres.
- Heterosexuales: personas que sienten atracción por el sexo y género contrario al suyo.
- Bisexuales: se refiere a la capacidad de una persona de sentir atracción física, sexual, erótica y afectiva tanto con hombres como con mujeres.
- Pansexuales: son las personas que sienten alguna atracción física, romántica, intelectual, erótica y/o afectica sin importar su género y sexo de la otra persona.
- Asexuales: personas que refieren no tener ningún tipo de atracción sexual hacia otra persona.
Con esta amplia gama de identidades y orientaciones se crea un abanico de posibilidades para manifestarse en el mundo, lo que hoy en día nombramos como diversidad sexo-genérica.
Dinámicas de discriminación
Tristemente existe un rechazo social por la exclusión que viven las personas que no se relacionan desde la cisheterosexualidad. Con este concepto hacemos referencia a las personas que desde que nacen, se identifican con el género asignado y su orientación sexual corresponde al del sexo contrario.
Por mucho tiempo crecimos con estas ideas fijas sobre qué es ser un “hombre” y qué es ser una “mujer” relacionándonos desde la masculinidad y la feminidad tradicionales. Es importante que partamos de la idea de que existen muchas formas de ser y que el género no debería ser un aspecto limitante para poder expresarnos y relacionarnos con los demás, por lo que nadie tiene por qué vivir atormentado por su identidad o preferencias sexuales.
Es un tema que hoy en día está sobre la mesa, y nos falta mucho por trabajar; sin embargo, es importante que terapeutas estén sensibilizados en el tema debido a que fuera de los consultorios hay una discriminación que ha afectado la vida de muchas personas por razones de género.
Por último, es importante que los profesionales de cualquier centro de atención psicológica no solo tengan perspectiva de género, que es esta contemplación y conciencia de la situación de desigualdad que viven las mujeres en comparación con los hombres, sino también que estén sensibilizados en materia de diversidad sexo-genérica, reconociendo su riqueza como la de cualquier persona, y que puedan realizar un acompañamiento ético y comprometido.
Autor: Daniel De Gyves, psicólogx, escritxr y activista social. Colaborador en Astronauta Emocional.
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