El ser humano se mueve y actúa movido por diferentes razones y metas. Estas pueden ser múltiples, a menudo basadas en el hecho de suplir una carencia o necesidad o prevenir su aparición. Es en este contexto en el que probablemente en alguna ocasión habremos oído hablar de los impulsos primarios como algo a lo que es imposible sustraerse y que en ocasiones son empleados como justificación para diferentes tipos de acciones, pudiendo llegar incluso a cometer actos delictivos.
Pero... ¿qué son los impulsos primarios y porqué se consideran como tales? En este artículo nos proponemos hacer un breve comentario al respecto.
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¿Qué es un impulso primario?
Podemos considerar como impulsos primarios al conjunto de motivaciones que inducen a la actuación con el fin de dar respuesta a las necesidades más básicas del sujeto, siendo su cumplimiento fundamental en la mayoría de los casos para la supervivencia del sujeto.
Estos impulsos se dirigen a conseguir que el sujeto logre incrementar su nivel de energía si esta es insuficiente para mantener su funcionamiento o sobrevivir, o bien reducirla si esta es excesiva y supone un riesgo para su salud. Asimismo permite mantener un estado de homeostasis o equilibrio que nos mantenga con vida.
Los impulsos primarios tienen base biológica u orgánica, siendo y surgiendo de manera innata en todos los seres vivos. Ello implica que el impulso no es aprendido culturalmente, aunque los medios para lograrlos (cazar, cultivar o flirtear por ejemplo) sí lo sean. De hecho los impulsos primarios son compartidos por una gran cantidad de animales, no únicamente seres humanos.
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Los principales impulsos primarios
Existen diferentes tipos de estímulos primarios, destacando cuatro principales. Si bien generalmente se suele hablar de tres, atendiendo a la definición de estos hemos decidido añadir un cuarto impulso primario que de hecho nos resulta fundamental para nuestra supervivencia. Veámoslos a continuación.
1. Hambre
El impulso de alimentarse es uno de los más básicos que existen, y permiten la supervivencia a través de la ingesta de diferentes nutrientes. De este modo el individuo puede mantener o incrementar sus niveles de energía. Este tipo de impulso primario oscila entre dos tipos principales de señales o polos, el hambre o impulso de buscar alimentos o la saciedad como impulso de cesar la ingesta.
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2. Sed
La sed es otro de los impulsos primarios fundamentales, que nos permite la supervivencia. El objetivo de este impulso es el de recuperar los niveles de líquidos o fluidos corporales de tal manera que pueda mantenerse la homeostasis corporal. Hay que tener en cuenta que a lo largo de nuestra vida perdemos líquidos continuamente con nuestra conducta, con lo que el no recuperarlos terminaría por conducirnos a la muerte. Gracias a la sed podemos recuperar los niveles de fluidos y mantener el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
3. Sexo
Probablemente uno de los impulsos primarios más conocidos y que más se consideran como tal, el sexo es el mecanismo a través del cual perpetuamos nuestra especie, generando nuevos individuos que portarán gran parte de nuestro código genético. Dentro de los impulsos primarios, sin embargo, estamos ante uno de los más particulares, ya que tiene características únicas.
En primer lugar, se trata del único de los impulsos primarios que en realidad no supone una actividad que altere las posibilidades de supervivencia del organismo individual, no suponiendo asimismo ni un aumento ni una disminución del nivel de energía que resulta necesaria para mantenerse con vida. Asimismo otra particularidad de este impulso primario es que es el único de los más primarios que requiere necesariamente de la interacción con otro miembro de su misma especie, promoviendo cierto nivel de socialización.
4. Sueño
Aunque no siempre se añade el sueño o el descanso como uno de los impulsos primarios debido a que supone una ausencia de actividad conductual, lo cierto es que sí podríamos incluirlo dentro de ellos. De hecho supone una de las necesidades vitales más importantes cuya total ausencia nos conduciría a la muerte. Los motivos para que el sueño pueda considerarse un impulso primario pasan en primer lugar porque es algo impuesto por nuestra biología lo cual nos permite sobrevivir.
Este impulso de querer dormir nos lleva a optimizar los niveles de energía y activación física a lo largo de la vida, evitando el estado de carencia y malestar que supondría no tener esta necesidad cubierta.
Otros impulsos primarios fundamentales
Aunque cuando se habla de impulsos primarios solemos pensar en los cuatro anteriores, lo cierto es que podemos pensar en muchos otros que no solemos tener en cuenta y que incluso son en gran medida inconscientes. Entre ellos podemos encontrar los siguientes.
1. Impulso maternal o paternal
Este tipo de impulso surge de forma innata cuando somos padres o madres. Si bien en algunas especies tanto madre como padre parecen sentirlo, en otras solo se halla en uno de los progenitores. Generalmente este progenitor es la madre (si bien por ejemplo en el caballito de mar sucede a la inversa).
Este impulso comparte con el sexual el hecho de que a nivel fisiológico no supone ningún beneficio a nivel de supervivencia individual, si bien sí para la propagación de la especie, y que se encuentra vinculado a la presencia de un ser de la misma especie.
Un elemento distintivo es la relación de parentesco que suele existir entre progenitor y progenie (aunque también aparece ante hijos adoptivos). Se refiere a la necesidad de estar cerca, proteger, nutrir, cuidar y estar pendiente de la prole. Este impulso puede llegar, incluso, a empujar al animal o sujeto a actos autodestructivos con tal de proteger a los hijos.
2. Respiración
Se trata de un impulso que es semiinconsciente en seres humanos, pero que no es tal en otras especies (como los delfines). Supone el impulso de abrir las vías respiratorias con el fin de permitir la entrada de un suministro de oxígeno (que permite que nuestras células se mantengan con vida) y la excreción de residuos del funcionamiento celular.
3. Excreción
Defecar o miccionar son procesos fundamentales, que suponen un impulso primario dirigido a eliminar del cuerpo todos aquellos residuos orgánicos que podrían perjudicar nuestro funcionamiento de mantenerse dentro de nosotros. Si no se incluyen la salivación o la sudoración es porque se trata de procesos inconscientes, no requiriendo de una actuación consciente ni de una motivación a la acción.
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