El aparato digestivo es esencial para la vida de los vertebrados ( y cualquier ser vivo mínimamente complejo a nivel fisiológico). Somos entes vivos heterótrofos y, por tanto, requerimos ingerir alimentos para obtener la energía necesaria para el mantenimiento de la homeostasis celular.
Además, muchos de los compuestos que necesitamos para la vida (macro y micronutrientes) no son sintetizables mediante el metabolismo, así que debemos obtenerlos íntegramente de lo que comemos.
La digestión comienza desde que el alimento ingresa en nuestra boca, pues la propia saliva y la microbiota bacteriana oral segregan compuestos que permiten iniciar el proceso de disgregación. Después de que el alimento haya sido triturado y mezclado con los fluidos bucales, el producto resultante (bolo alimenticio) viaja a través del esófago, mediante una serie de movimientos peristálticos y algunas acciones voluntarias.
Tras este primer contacto con el organismo, la comida llega al estómago, donde se produce gran parte de la “magia” digestiva. Enzimas como lipasas, peptidasas y carbohidrasas se encargan de escindir los macronutrientes en metabolitos asimilables que crucen la barrera estomacal.
De todas formas,todo este delicado proceso puede verse trastocado si la fisiología del estómago sufre algún desequilibrio. Aquí te presentamos las enfermedades estomacales más comunes y sus particularidades.
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¿Cuáles son las enfermedades estomacales más frecuentes?
El estómago es un órgano esencial para la digestión que se sitúa entre el esófago y el intestino delgado. En él empieza la digestión proteica, cuyas unidades básicas (los aminoácidos) son el material de construcción de todos los tejidos vivos. Este órgano tiene tres funciones principales: almacenar comida, mezclarla con los ácidos y enzimas gástricas y enviar la mezcla al intestino delgado.
La indigestión y la acidez estomacal son algunos de los problemas gástricos más comunes en la sociedad, pero estos no suelen derivar en una entidad clínica grave. De todas formas, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos nos indica que la presencia de sangre en las heces, el dolor abdominal severo, la acidez que no mejora con fármacos, la pérdida de peso no intencional o las diarreas persistentes son siempre motivo de una visita a urgencias.
La mayoría de enfermedades estomacales se manifiestan con síntomas y signos clínicos similares, pero cada una de ellas tiene sus particularidades y rasgos diferenciales. A continuación, te presentamos las más comunes y relevantes a nivel médico.
1. Gastritis
La gastritis es un término general que engloba diversas enfermedades, todas con un punto en común: la inflamación del revestimiento del estómago. Algunos de sus síntomas son la indigestión (ardor y acidez situados en la parte superior del abdomen), náuseas, vómitos y sensación de saciedad en la parte superior abdominal tras haber ingerido alimentos. Todos estos signos se deben a la acción de los jugos gástricos, que afectan al tejido digestivo cuando las barreras mucosas no se presentan en su mejor estado.
Según estudios epidemiológicos, la gastritis afecta al 25 % de la población mundial, lo que la convierte en una de las condiciones estomacales más comunes. A continuación, te citamos algunas de las causas usuales de la gastritis. No te lo pierdas:
- Infección por Helicobacter pylori: esta bacteria se encuentra en el estómago de más de ⅔ de la población mundial, pero más del 70% de las infecciones son asintomáticas. De todas formas, se ha demostrado que esta bacteria daña las mucosas y favorece la aparición de úlceras.
- Enfermedades autoinmunes: una gastritis crónica que conduce a una atrofia irreversible. El paciente presenta anticuerpos circulantes en sangre que atacan a las células gástricas.
- Otros microorganismos, como Mycobacterium avium intracellulare, Herpes simplex y el Citomegalovirus, entre otros.
- Reflujo gastroesofágico (ERGE) y otras condiciones que fomentan un desequilibrio en los valores de acidez estomacal.
2. Úlcera péptica
Una úlcera péptica se define como una llaga abierta o un área en carne viva que se presenta en el revestimiento del estómago o el intestino. Tomar demasiado alcohol, el uso constante del ácido acetilsalicílico (aspirina), fumar, los tratamientos con radiación o el estrés pueden fomentar la aparición de una úlcera péptica. Se estima que las probabilidades de experimentar esta entidad a lo largo de la vida en la población general oscilan del 5 al 10%.
De todas formas, las probabilidades de desarrollar esta lesión en personas infectadas por H. pylori aumentan hasta un 20%, debido al daño que estas bacterias provocan sobre las células del epitelio intestinal. Las úlceras se evidencian por síntomas como dolor abdominal (más evidente por la noche), náuseas, vómitos, deposiciones negras (por la sangre, que ha sido parcialmente digerida), dolor torácico, fatiga y pérdida de peso, entre otros signos.
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3. Dispepsia funcional (no ulcerosa)
La dispepsia es un término que hace referencia a las molestias o dolores que se producen en la parte alta del abdomen (epigastrio).
Entre los síntomas más comunes de dispepsia destacan el dolor, ardor, sensación de llenado precoz, plenitud, meteorismo, diarrea y náuseas. De todas formas, en esta ocasión la signología no tiene una causa médica aparente.
La dispepsia afecta a una de cada 5 personas en el mundo (20%). De todos los pacientes, solo un 40% de ellos busca ayuda en la atención primaria. Aun así, hasta el 70% de las personas que acuden al médico con dispepsia salen sin diagnóstico del centro.
4. Cáncer de estómago
Solamente en Estados Unidos se diagnostican al año 26.560 casos de cáncer de estómago, con un claro sesgo hacia el género masculino (16.160 y 10.400, respectivamente). Además, unas 11.800 personas mueren en esta región al año a causa de esta neoplasia maligna, pues se detecta demasiado tarde o el tumor progresa demasiado rápido.
Por desgracia, el cáncer de estómago no suele diagnosticarse en estadios iniciales, al no generar síntomas específicos. Además, cuando estos se presentan suelen ser generales, ambiguos y fácilmente confundibles con otras entidades menos graves.
Un paciente con cáncer de estómago experimentará indigestión, acidez, sensación de llenura, pérdida de apetito, diarrea o estreñimiento y sensación de que la comida se queda atorada en algún punto.
Como puedes ver, casi todos estos signos y síntomas son similares a los de una gastritis o dispepsia funcional. De todas formas, el signo más común que enciende las alarmas es una hemorragia, presente de color negruzco en las heces y más normal en el vómito. Este es el síntoma más esclarecedor en el 50% de los casos de cáncer estomacal.
En este punto, cabe destacar que el cáncer de estómago tiene muchos claros desencadenantes controlables. Por ejemplo, se ha demostrado que la obesidad y el fumar aumentan drásticamente las probabilidades de desarrollar esta neoplasia maligna en el tiempo. En muchos casos, el cáncer se puede evitar (o minimizar el riesgo de aparición) llevando un estilo de vida saludable.
5. Gastroparesis o gastroparesia
La gastroparesis, también conocida como gastroparesia, es una entidad clínica que afecta a la motilidad del estómago (provocada por contracciones involuntarias naturales). En una situación normal, las contracciones musculares provocan el movimiento del bolo alimenticio digerido a las siguientes porciones del aparato digestivo. Por otro lado, en un cuadro de gastroparesis, el estómago no se vacía correctamente por la falta de contracciones gástricas.
De todas formas, cabe destacar que la gastroparesis es una entidad clínica excepcional, pues se presentan 14 casos por menos de cada 100.000 personas. Todavía no se conocen las causas de esta enfermedad en su totalidad, pero en muchos casos se sospecha de daños en el nervio que controla la musculatura estomacal (vago).
Resumen
Puede que estas entidades clínicas te parezcan pocas, pero recalcamos que solo hemos investigado aquellas enfermedades que involucran al estómago. Muchas otras (como la enfermedad de Crohn, la celiaquía, el síndrome del intestino irritable, el cáncer intestinal o las infecciones entéricas) son patologías que se circunscriben al intestino grueso o delgado y, por ende, no se consideran estomacales per sé.
En general, una patología gástrica se manifiesta con dolor en la parte superior del estómago (epigastrio), con síntomas como la llenura constante, náuseas, ganas de vomitar o sangre marronácea en las heces. Por otro lado, las enfermedades intestinales se caracterizan mucho más por la aparición de diarreas copiosas y la presencia de diarrea brillante en las deposiciones.