Dormir es una necesidad vital, y es que nuestro cuerpo y nuestro cerebro debe ser capaces de reponer energías y reorganizar toda la información que hemos ido acumulando durante el día, además de contribuir al proceso de crecimiento y a la regulación de ritmos biológicos. Los expertos recomiendan entre siete y ocho horas diarias de sueño.
Menos de eso, como todos sabemos, puede pasarnos factura: nos cuesta concentrarnos, estamos más lábiles e irritables y nuestro estado de salud puede resentirse reduciendo entre otros el funcionamiento de nuestro inmune.
Pero… ¿qué ocurre cuando dormimos de más? ¿Es malo dormir mucho? A lo largo de este artículo vamos a intentar dar respuesta a esta pregunta.
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La importancia del sueño
Todos y cada uno de nosotros dormimos, siendo el sueño una necesidad biológica imprescindible y vinculada a la supervivencia. Se trata de un proceso a través del cual nuestro sistema nervioso se reorganiza y aprovecha para restaurarse de los daños y la actividad típica de la vigilia y que además de ello se asocia al crecimiento y a la evolución del sistema nervioso, así como a la consolidación de los recuerdos útiles y relevantes.
Todos ellos son fenómenos necesarios para la vida, de hecho de una forma literal: la privación total de sueño durante el tiempo suficiente puede llevar incluso a la muerte.
El sueño no es algo estanco y homogéneo sino que consta de diversas fases, concretamente de cuatro fases de sueño lento (siendo la primera la somnolencia, la segunda el sueño superficial, la tercera el sueño medio y por último la fase cuatro de sueño profundo) y una de sueño REM o paradójico. Estas fases se van sucediendo a lo largo de un ciclo que se repite continuamente durante la noche, modificándose el tipo de ondas cerebrales que empleamos y poseyendo cada fase distintas características.
Interrumpir este proceso o que no se lleve a cabo de forma suficiente de tal forma que no durmamos lo que debemos (alrededor de siete u ocho horas diarias en adultos), sea algo voluntario (por ejemplo por necesidades sociolaborales) o involuntario (como en el insomnio), puede tener como repercusión que el cuerpo y la mente no descansen y se reparen lo suficiente, lo que puede generar alteraciones tales como mayor somnolencia, dificultad para concentrarse, fatiga y alteraciones hormonales y del estado del ánimo.
Dormir demasiado: efectos negativos y riesgos
Dormir es, tal y como hemos indicado, una necesidad básica. Y teniendo en cuenta esto, cuando hablamos de dormir más de lo normal la mayoría de personas podría considerar que estamos ante algo beneficioso y que permite más y mejor descanso. Sin embargo, lo cierto es que al igual que el no dormir, dormir mucho (más de nueve o diez horas diarias) también se ha vinculado a la aparición de diferentes problemáticas o a un aumento del riesgo de padecerlas.
En definitiva, y aunque no es habitual, se puede dormir demasiado, lo suficiente como para que no sea saludable: dormir mucho sí es malo para nosotros. Entre los diferentes riesgos de dormir más de nueve o diez horas diarias encontramos los siguientes.
1. Altera la capacidad cognitiva
Se ha observado que al igual que ocurre cuando dormimos demasiado poco, el sueño excesivo parece reducir nuestra capacidad cognitiva, observándose una patrón en forma de U invertida en el que dormir demasiado o demasiado poco genera déficits en distintas capacidades mentales. Entre otras, parece afectar especialmente al razonamiento y a la capacidad verbal, no siendo tan evidente una posible afectación a nivel de memoria a corto plazo.
2. Envejece el cerebro y puede favorecer el deterioro mental
Se ha observado que dormir demasiado contribuye al envejecimiento del encéfalo, además de haberse demostrado la existencia de una relación entre el sueño excesivo y el deterioro cognitivo, favoreciéndose este último.
En este sentido, se ha observado en diferentes estudios que personas que de manera crónica duermen demasiado tienden a padecer un cierto deterioro de sus funciones mentales y cognitivas. Resulta también un factor de riesgo para el desarrollo de algunas demencias.
3. Genera más somnolencia y “resaca”
Muchas personas habrán observado que tras una noche de sueño excesivamente larga se despiertan ligeramente confusos, de hecho como si hubiesen dormido menos de lo normal. Y lo cierto es que el hecho de dormir en exceso tiende a generar aún más somnolencia, algo llamado resaca de sueño.
No solo eso, sino que también es habitual que nos podamos sentir mareados, débiles y con dolor de cabeza. El motivo exacto se desconoce, aunque algunas propuestas pueden ser el hecho de que ello hace que tengamos un sueño de peor calidad y más superficial, y que nos despertemos en una de las fases en que deberíamos estar en sueño profundo.
4. Aumenta la probabilidad de ictus
Si bien existen dudas respecto al porqué, se ha observado que aquellas personas que a lo largo de la vida suelen dormir más nueve o más horas diarias tienen un riesgo incrementado de padecer algún tipo de ictus. Concretamente se calcula que existe hasta un 46% más de probabilidades de padecerlos que personas con una cantidad de sueño normativa. Asimismo, cabe tener en cuenta que el exceso de sueño podría ser no la causa del aumento de dicha probabilidad, sino un pródromo o señal de que algo podría estar yendo mal a nivel vascular.
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5. Facilita la aparición de alteraciones metabólicas y endocrinas
Otro aspecto que puede verse afectado por un exceso de sueño es el metabolismo y el sistema endocrino, favoreciendo la aparición de problemas como la diabetes tipo 2, al menos en hombres. También la obesidad.
6. Aumenta la probabilidad de padecer depresión
El estado de ánimo también puede verse alterado ante un defecto o exceso de sueño. Y es que se ha observado que dormir demasiado de manera crónica se asocia a una mayor probabilidad de padecer depresión. También sucede a la inversa: la depresión favorece la inactividad, la somnolencia y la fatiga que pueden llevar a que el sujeto duerma más durante el día.
7. Peor estado de salud general y menor esperanza de vida
Por último, se ha observado que a nivel general las personas que duermen excesivamente tienen un peor estado de salud y pronóstico de vida en comparación con aquellos que duermen entre siete y ocho horas diarias.
Referencias bibliográficas:
- Bergland, C. (2018). Does Too Much Sleep Have Negative Repercussions? Psychology Today. [Online]. Disponible en: https://www.psychologytoday.com/us/blog/the-athletes-way/201810/does-too-much-sleep-have-negative-repercussions.
- Wild, C.J.; Nichols, E.S.: Battista, M.E.;Stojanoski, B. & Owen, A.M. (2018). Dissociable Effects of Self-Reported Daily Sleep Duration on High-Level Cognitive Abilities. SLEEP, 182.
- Leng, Y.; Cappuccio, F.P.; Wainwright, N.W.; Surtees, P.G.; Luben, R.; Brayne, C & Khaw, K.T. (2015). Sleep duration and risk of fatal and nonfatal stroke: A prospective study and meta-analysis. Neurology; 25.
- Spira, A.P.; Chen-Edinboro, L.P.; Wu, M.N. & Yaffe, K. (2015). Impact of Sleep on the Risk of Cognitive Decline and Dementia. Curr. Opin. Psychiatry, 27 (6): 478-483.
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