La mielitis es una afectación que ocurre en los axones neuronales y que suele causar modificaciones importantes de la actividad eléctrica de los mismos, así como en la actividad del sistema inmune.
Existen dos grandes tipos de mielitis que varían según la causa, la gravedad del daño y los síntomas específicos. Veremos a continuación de qué trata cada uno, cuáles son las principales causas y cuál es su tratamiento.
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¿Qué es la mielitis?
La mielitis es una inflamación de la médula espinal que puede afectar de manera significativa las respuestas emitidas desde el cerebro hacia el resto del cuerpo, y viceversa.
Lo anterior ocurre debido a que esta inflamación puede causar una disminución o un daño importante a la mielina, sustancia lipídica que recubre los axones neuronales. Dicha sustancia tiene entre sus responsabilidades regular la velocidad de conducción de impulsos eléctricos entre las neuronas, por lo que una alteración de sus funciones produce cambios en la actividad de las mismas.
Por otro lado, la mielitis puede estar causada por infecciones derivadas de distintos virus, bacterias, hongos y parásitos. En estos casos la médula espinal queda afectada por una respuesta del sistema inmunitario que, en lugar de crear anticuerpos para contrarrestar los virus, reproduce el mismo virus causando la inflamación. Por lo mismo se considera un tipo de enfermedad autoinmune.
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Dos tipos de mielitis: sus diferencias
Comúnmente la mielitis ocurre en una región estrecha dentro la médula espinal. No obstante, en algunos casos puede extenderse hacia otras áreas, generando distintos daños y síntomas. Cuando se trata de una región específica suele deberse a una infección, mientras que cuando se trata de una extensión hacia otras áreas suele tratarse de un proceso de disminución de mielina multicausal.
De acuerdo con lo anterior suelen reconocerse dos grandes tipos de mielitis: poliomielitis y mielitis transversa. Veamos sus diferencias.
1. Poliomielitis
También llamada polio o parálisis infantil, se trata de una mielitis causada por infecciones virales. Suele afectar la materia gris, lo que produce síntomas como parálisis muscular (en muchos casos permanente, pero no necesariamente) y cansancio excesivo.
En el caso de que el virus del polio afecte la espina dorsal, los síntomas comunes son la parálisis de piernas. Entre los síntomas leves se encuentran dolores de cabeza, fiebre y dolores en las extremidades.
Por otro lado, si el virus del polio afecta la región bulbar del cerebro, la zona afectada es la materia blanca y los nervios craneales, lo que produce una parálisis de los músculos de la cara y síntomas como encefalitis, dificultad para respirar o para hablar y tragar. Otra manera en la que se ha llamado a la mielitis cuando afecta la sustancia blanca es leucomielitis, condición relacionada con enfermedades similares como la esclerosis múltiple.
Finalmente, si el virus afecta la región bulboespinal y los nervios craneales asociados, puede causar parálisis del diafragma, inflamación de los pulmones y afectaciones en las funciones cardiacas.
Por lo general se transmite a través de la materia fecal infectada, lo que a su vez puede encontrarse en la comida y el agua contaminada. Con menor frecuencia se transmite por la saliva. Para su diagnóstico se realiza un análisis de heces, o bien, un examen de la actividad de los anticuerpos en la sangre.
La poliomielitis puede prevenirse mediante una vacuna (vacuna del polio). No obstante, no hay una cura determinante. El tratamiento farmacológico consiste en la toma de antibióticos, para prevenir infecciones mayores, analgésicos para el control del dolor, y un ejercicio moderado junto con terapia física y dietas nutritivas.
2. Mielitis transversa
La mielitis transversa está causada por un proceso de reducción de mielina (desmielinización) a los lados de la médula espinal. Se llama “transversa” precisamente porque la inflamación se extiende a dichos lados, aunque en algunas ocasiones puede afectar sólo uno de ellos. En este último caso recibe el nombre de “mielitis transversa parcial”.
Generalmente provoca síntomas como cansancio o debilidad excesiva y entumecimiento de las extremidades, a veces acompañado de dolores de cabeza y musculares. Así mismo causa modificaciones en la sensibilidad y las habilidades motoras, en la función uretral y en el esfínter anal. En algunos casos afecta también el sistema nervioso autónomo, lo que puede provocar episodios de hipertensión.
Se trata de una condición heterogénea, cuyas causas pueden ser diversas. Por ejemplo puede ser provocada por infecciones, pero también por trastornos del sistema inmunológico, daños de las fibras nerviosas y daños en las vainas de mielina, que a su vez puede provocar cambios importantes en la conducción de señales eléctricas entre las neuronas. La causa definitiva y subyacente de esto último es hasta ahora desconocida.
Por la misma razón no existe una cura definitiva. El tratamiento suele ser sintomático, es decir, procura disminuir cada uno de los síntomas según su naturaleza particular. Puede incluir terapia física para recuperar algunas funciones motoras, así como el uso de herramientas de apoyo que permitan sustituir o potenciar dichas funciones.
Referencias bibliográficas:
- Poliomyelitis (polio). World Health Organization. Recuperado 09 de octubre de 2018. Disponible en http://www.who.int/topics/poliomyelitis/en/.
- What is Transverse Myelitis? (2018). Neurology and Neurosurgery. Johns Hopkins Medicine. Recuperado 09 de octubre de 2018. Disponible en https://www.hopkinsmedicine.org/neurology_neurosurgery/centers_clinics/transverse_myelitis/about-tm/what-is-transverse-myelitis.html.