Las enfermedades por depósito lisosomal se asocian con un funcionamiento deficitario de determinadas enzimas, lo cual hace que se acumulen lípidos y proteínas en las células.
En este artículo analizaremos los síntomas, las causas y los tres tipos de la enfermedad de Gaucher, el más frecuente de los trastornos de esta clase, que afecta a múltiples funciones del organismo.
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¿Qué es la enfermedad de Gaucher?
La enfermedad de Gaucher es un trastorno causado por mutaciones genéticas que se transmiten por herencia autosómica recesiva. Afecta a la sangre, al cerebro, a la médula espinal, a los huesos, al hígado, al bazo, a los riñones y a los pulmones, y las formas severas de la alteración provocan la muerte o reducen significativamente la esperanza de vida.
Fue descrita por Philippe Gaucher, un médico francés especializado en dermatología, en el año 1882. Inicialmente Gaucher creía que los síntomas y signos eran manifestaciones de una clase específica de cáncer de bazo; hasta 1965 no se identificaron las verdaderas causas subyacentes, relacionadas con aspectos bioquímicos y no inmunitarios.
La enfermedad de Gaucher pertenece a un conjunto de alteraciones que son conocidas como “enfermedades de almacenamiento lisosómico” o “por depósito lisosomal”, relacionadas con un déficit en la función de las enzimas. Se trata de una de las más comunes de este grupo, ya que se produce en aproximadamente 1 de cada 40 mil nacimientos.
El pronóstico de esta enfermedad depende de a cuál de las tres variantes que existen nos refiramos. El tipo 1, el más frecuente en Occidente, se puede manejar mediante terapias de sustitución de enzimas y de reducción de la concentración de las sustancias acumuladas que provocan la patología, mientras que los signos neurológicos de los tipos 2 y 3 no son tratables.
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Síntomas y signos principales
La enfermedad de Gaucher provoca alteraciones en muchos órganos y tejidos distintos, así como en la sangre; esto explica la aparición de signos de carácter variado. Un criterio fundamental al determinar la severidad de la enfermedad es la presencia o la ausencia de daños neurológicos, que ponen en riesgo la vida e interfieren notablemente en el desarrollo.
Entre los síntomas y signos más habituales y destacables de la enfermedad de Gaucher encontramos los siguientes:
- Agrandamiento del hígado y del bazo (hepatoesplenomegalia) que provoca la inflamación del abdomen
- Dolor en los huesos y articulaciones, artritis, osteoporosis y aumento de la frecuencia de fracturas óseas
- Anemia (disminución del número de glóbulos rojos) que causa fatiga, mareos o cefalea
- Aumento de la facilidad con que se forman hematomas y se sangra
- Aumento del riesgo de desarrollar enfermedades en los pulmones y otros órganos
- Pigmentación amarillenta o marronosa de la piel
- Lesiones cerebrales, desarrollo cerebral alterado, apraxia, convulsiones, hipertonía muscular, movimientos oculares anormales, apnea, déficits olfativos (si hay alteraciones neurológicas)
Causas y fisiopatología
La enfermedad de Gaucher aparece como consecuencia de un déficit en la enzima glucocerebrosidasa, que se sitúa en las membranas de los lisosomas (orgánulos celulares que contienen un gran número de enzimas) y tiene la función de descomponer los ácidos grasos de la clase de los glucocerebrósidos, así como otros de tipos diferentes.
Las alteraciones en la función de la glucocerebrosidasa hacen que no se pueda eliminar adecuadamente determinadas sustancias en los lisosomas. En consecuencia se acumulan en el cuerpo, dando lugar a los síntomas de la enfermedad de Gaucher. Existen otros trastornos con causas similares, como la enfermedad de Tay-Sachs, la de Hunter o la de Pompe.
En el caso de la enfermedad de Gaucher, estas alteraciones se deben a una mutación genética que se transmite por herencia autosómica recesiva. Por tanto, para que afecte a una persona esta tiene que haber heredado el defecto genético tanto de su padre como de su madre; si ambos progenitores lo presentan, el riesgo de sufrir la enfermedad es del 25%.
La mutación que origina los síntomas varía en función de la variante de la enfermedad de Gaucher, pero siempre se relaciona con el gen de la beta-glucosidasa, que se localiza en el cromosoma 1. Se han encontrado aproximadamente 80 mutaciones diferentes que se han agrupado en tres categorías; a estas dedicaremos el siguiente apartado.
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Tipos de enfermedad de Gaucher
En general la enfermedad de Gaucher se divide en tres tipos en función de la gravedad de las alteraciones neurológicas: el tipo 1 o no neuropático, el tipo 2 o neuropático agudo infantil y el tipo 3 neuropático crónico.
Es importante destacar que la validez de esta categorización ha sido puesta en cuestión y acusada de reduccionismo por diversos expertos.
1. Tipo 1 (no neuropático)
El tipo 1 es la variante más común de la enfermedad de Gaucher en Europa y en Estados Unidos; de hecho, aproximadamente el 95% de los casos detectados en estas regiones se agrupan en esta categoría. La terminología “no neuropático” hace referencia a la ausencia o a la levedad de la afectación del sistema nervioso central.
En las personas con el tipo 1 de la enfermedad de Gaucher no se observan alteraciones en el desarrollo cerebral, a diferencia de lo que sucede en los tipos 2 y 3. Los síntomas más destacables incluyen la sensación de fatiga, el agrandamiento del bazo y del hígado y los problemas relacionados con los huesos.
2. Tipo 2 (neuropático agudo infantil)
La enfermedad de Gaucher de tipo neuropático agudo infantil es la forma más severa del trastorno. Provoca daños cerebrales y anormalidades neurológicas de carácter irreversible, incluyendo la malformación del tronco cerebral, para los que no existe tratamiento en la actualidad, y generalmente provoca la muerte del bebé afectado antes de que cumpla 2 años.
3. Tipo 3 (neuropático crónico)
Aunque el tipo neuropático crónico es poco frecuente en los países occidentales, se trata de la variante más común en el resto del mundo. La gravedad del tipo 3 se sitúa en un punto intermedio entre las de los tipos 1 y 2: provoca los síntomas de la clase 1 pero también algunas alteraciones neurológicas, y reduce la esperanza de vida a menos de 50 años.
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