Cómo ayudar a un familiar o amigo con problemas de ansiedad

Estos consejos te ayudarán a dar una ayuda eficaz a un ser querido con problemas de ansiedad.

Cómo ayudar a un familiar o amigo con problemas de ansiedad

En 2019, alrededor de 301 millones de personas en el mundo padecían un trastorno de ansiedad. La crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 y las redes sociales han contribuido a exacerbar este problema y recientemente se ha observado un aumento de los niveles de ansiedad en la población general. Tras el primer año de pandemia, la prevalencia de ansiedad y depresión a nivel mundial aumentó en más de un 25%, según las estadísticas publicadas por la OMS.

El entorno cercano de las personas que sufren trastornos de ansiedad a menudo no sabe cómo ayudarlos. Esto hace que, en muchas ocasiones, se sientan frustrados y confundidos cuando intentan apoyar o sostener a sus seres queridos. Se recomienda que los familiares y amigos que rodean a las personas que padecen ansiedad sepan qué hacer para brindar el apoyo adecuado sin sobrecargar a la persona.

En este artículo encontrarás varias ideas clave sobre qué hacer para ayudar a alguien que sufre de ansiedad. Esta serie de pautas generales incluyen brindar apoyo sin presionar demasiado y una serie de consejos sobre lo que se debe evitar cuando se da apoyo a alguien con ansiedad.

¿Qué podemos hacer para ayudar a alguien con problemas de ansiedad?

La ansiedad siempre aparece como respuesta a una situación que las personas padecen de forma involuntaria y automática. En muchos casos, este sentimiento causa más daño que bien; también hace que las personas sufran y experimenten distintas sensaciones de malestar.

Los trastornos de ansiedad constituyen la clase de enfermedades mentales más común en países de Occidente como los Estados Unidos, y afecta a 40 millones de adultos mayores de 18 años. Conocer los signos de esta enfermedad y saber cómo afrontarlos puede ayudarnos a reconocer, así como a tratar con una persona cercana que padece un problema de ansiedad.

Ayudar ante la ansiedad

Los trastornos de ansiedad requieren que las personas cambien de hábitos y aprendan nuevas formas de relacionarse con la ansiedad y los acontecimientos que provocan la aparición de sus síntomas. Muchas veces, la familia y los amigos son esenciales para ayudar a los pacientes a desarrollar estas nuevas rutinas. Una vez adoptadas, estas prácticas pueden ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a disminuir poco a poco los síntomas de la ansiedad y los problemas derivados.

A continuación encontrarás una serie de directrices, agrupadas en 4 categorías principales, para apoyar a las personas que padecen problemas de ansiedad; estos consejos van desde las acciones más simples a buscar ayuda externa en los casos que así lo requieran.

1. Aprender a reconocer los signos de la ansiedad

Ver a un ser querido sufrir frecuentes ataques de pánico y lidiar con la ansiedad diaria puede ser extremadamente angustioso. Sin embargo, hay cosas que se pueden hacer para ayudar. Lo primero incluye aprender a reconocer los signos del problema y los síntomas frecuentes a los que se enfrenta una persona con un problema de ansiedad, detectando las señales de alerta que se asocian a un posible trastorno: una fobia, el trastorno de ansiedad generalizada, tendencia a sufrir crisis de pánico, etc.

Las personas que sufren problemas de ansiedad a menudo manifiestan cambios en su comportamiento de manera notable. Estos cambios pueden derivar de una respuesta inmediata al problema de ansiedad o ser la consecuencia indirecta de ocultar el problema, en el caso, por ejemplo, de que la persona se sienta avergonzada. Algunos ejemplos de estas alteraciones del comportamiento son: la disminución del interés en ciertas actividades que antes eran agradables, frecuentes cambios de humor, irritabilidad y retraimiento, excusas y evitación de situaciones específicas. Otros signos pueden incluir la búsqueda de condiciones más seguras y la expresión de actitudes defensivas como la sospecha y la vigilancia.

2. Buscar información

Averiguar qué está pasando es lo primero, para ello conviene informarse y tratar de comprender la situación. La información permite darle sentido al problema y entender de qué manera se puede realmente ayudar. Al aumentar el nivel de comprensión también podemos tomar decisiones informadas. En el caso de los problemas de ansiedad, la información se puede conseguir de dos fuentes principales: la persona implicada y los artículos de carácter divulgativo.

Cuando alguien padece un problema de ansiedad, es importante escucharlo activamente para tratar de entender lo que le ocurre. Esto significa prestar atención a lo que está experimentando sin dudar de su palabra, descartar lo que tienen que decir o emitir un juicio. Si el paciente ya ha visitado a algún profesional, es útil mostrar interés en las evaluaciones o ideas que el especialista ha sugerido.

También es útil consultar artículos especializados, en profundidad, cuando se trata de entender la ansiedad. Este tipo de información se puede encontrar en libros, páginas web acreditadas o de profesionales de la salud especializados. Estos documentos cubren temas como qué es la ansiedad, síntomas, causas, tipos y posibles tratamientos.

3. Ponernos en posición de ayudar sin juzgar

Ponerse en posición de ayudar es un proceso similar a la escucha activa; ambos se relacionan con ser un receptáculo del problema. Esta idea se refiere a la capacidad de alguien para empatizar, tomar la perspectiva de la víctima y ofrecer ayuda.

Como hemos visto, la ansiedad produce toda una serie de sensaciones desagradables, aunque es necesario poder hablar, hacerlo demasiado puede ser contraproducente y ayudar a que las manifestaciones persistan. En su lugar, se recomienda adoptar una actitud comprensiva; esto implica escuchar y mostrarse dispuesto a hacerlo, pero solo cuando el otro lo necesite. Esto tiene que ver más con la disponibilidad y la confianza que con la escucha en sí, es mostrar al otro que estamos para lo que necesite. Además, para ponernos en posición de ayudar podemos:

3.1. Compartir las preocupaciones

Compartir las preocupaciones y temores con los demás puede brindar un pequeño alivio. Aunque esto es solo temporal, proporciona un descanso del estrés. Poder hablar puede significar una tregua con la incomodidad: aunque estas preocupaciones no desaparecen, al hacer partícipes a los demás al menos pueden permanecer bajo cierto control.

3.2. No trivializar sobre la situación

Es importante evitar trivializar o descalificar a la persona con problemas de ansiedad. Hacer esto hará que se sientan juzgados, ridiculizados y rechazados. En su lugar, se debe tratar de evitar las peleas, las reprimendas y los comentarios irónicos; se trata de ayudar a la persona a sentir que entendemos su problema y lo aceptamos.

3.3. No culpabilizar a la persona

Cuando una persona está sufriendo, es inútil culparla o intentar que tome las riendas de la situación. Esto solo les hace sentir impotentes y más angustiados, probablemente la misma ansiedad les impide poner en práctica soluciones o responsabilizarse del problema. En cambio, es mejor aceptar la situación actual y encontrar formas de ayudar que no impliquen culpa o los consejos vacíos.

3.4. No preocuparse en exceso

El alivio de la ansiedad del paciente debe hacerse con cuidado; intentar hacerlo de una manera dramática puede aumentar el estrés del otro. Si el otro se siente responsable de nuestro malestar, esto tendría un efecto negativo aumentando sus niveles de ansiedad en vez de reducirse.

3.5. Objetivar la situación

Ayudar a la persona con ansiedad a considerar las situaciones de una manera más realista y precisa. La ansiedad tiende a implicar la sobrevaloración de las amenazas y la infravaloración de los recursos. Es importante que alguien que se enfrenta a la ansiedad comprenda que puede encontrar respuestas a sus problemas. Enfatizar esto puede ayudarlos a desarrollar expectativas realistas sobre cómo podría ser su solución. Cabe recordar que objetivar la situación significa alentar a la persona a enfrentar sus miedos en lugar de protegerlos y confirmar sus sospechas irrazonables.

4. Buscar apoyo externo de un profesional

Para algunos pacientes con ansiedad, encontrar ayuda especializada es una fuente extra de estrés, y en este sentido apoyarse de familiares, amigos y seres queridos en la búsqueda puede reducir la tensión al problema original. Lo importante es que, ante situaciones de este tipo en los que la persona se siente tan ansiosa que ello la limita en el día a día, termine acudiendo a terapia.

Asimismo, si el trastorno de ansiedad de una persona empeora con el tiempo a pesar de las medidas preventivas, puede ser útil animarla a que consulte con un profesional. En este sentido, si buscas servicios de asistencia psicoterapéutica, te invito a que te pongas en contacto conmigo.

Paloma Rey Cardona

Paloma Rey Cardona

Psicóloga General Sanitaria

Profesional verificado
València
Terapia online

Mi nombre es Paloma Rey, soy Psicóloga General Sanitaria, y atiendo de manera presencial y online por videollamada.

  • Morissette, S.B., Tull, M.T., Gulliver, S.B., Kamholz, B.W., Zimering R.T. (2007). “Anxiety, anxiety disorders, tobacco use, and nicotine: a critical review of interrelationships”. Psychological Bulletin. 133 (2): 245–72.
  • Rapee, R.M., Heimberg R.G. (1997). “A cognitive-behavioral model of anxiety in social phobia”. Behaviour Research and Therapy. 35 (8): 741–56.
  • Rynn MA, Brawman-Mintzer O (2004). “Generalized anxiety disorder: acute and chronic treatment”. CNS Spectrums. 9 (10): 716 – 723.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Paloma Rey. (2022, septiembre 21). Cómo ayudar a un familiar o amigo con problemas de ansiedad. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/clinica/como-ayudar-familiar-amigo-problemas-ansiedad

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Terapia online

Paloma Rey es Psicóloga General Sanitaria. Ofrece atención a población infanto-juvenil y adulta, tanto de forma presencial como online, en casos de ansiedad, depresión, baja autoestima, estrés, duelo, dificultades de aprendizaje, entrenamiento en habilidades sociales y comunicación,resolución de conflictos, problemas de conducta y gestión emocional, y TDAH, entre otros. Para ello emplea técnicas propias de la terapia cognitivo-conductual, combinándolas con psicología positiva y Terapia de Aceptación y Compromiso.

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