Quizás hayas escuchado hablar acerca del trastorno bipolar y sus subtipos e incluso puede que conozcas las características de esta dolencia relacionada con el estado de ánimo. Aunque las clasificaciones actuales del trastorno bipolar en tipo I y tipo II han demostrado su utilidad, aportan una información clínica insuficiente en algunos pacientes.
Por ello, se han propuesto clasificaciones complementarias, como la polaridad predominante. Veamos en qué consiste esta alteración de la salud mental.
¿Qué es la polaridad predominante?
Por un lado, el trastorno bipolar tipo I se caracteriza por haber sufrido al menos un episodio maníaco que puede estar procedido tanto por un episodio hipomaníaco como por un episodio depresivo mayor. La manía en este subtipo es tan fuerte que puede provocar una desconexión con la realidad (psicosis).
Por otro lado, el trastorno bipolar tipo II se caracteriza por la presencia de al menos un episodio depresivo, pero a diferencia de los individuos con trastorno bipolar tipo I, aquellos con tipo II experimentan episodios hipomaníacos en lugar de episodios maníacos severos. Para que se comprenda, la hipomanía es un estado mental similar a la manía con la diferencia de que los síntomas son menos pronunciados. Al fin y al cabo, se caracteriza por un elevado estado de ánimo, desinhibición, y en una gran cantidad de casos también se presenta una mayor facilidad para irritarse.
Resulta importante aclarar que el trastorno bipolar II no es una forma más leve del trastorno bipolar I, sino que es un diagnóstico completamente diferente. Como bien hemos comentado, las personas que padecen un trastorno bipolar tipo II pueden estar deprimidas durante mucho tiempo, creando un deterioro importante que interfiere en su calidad de vida. Del mismo modo, aquellos individuos diagnosticados de trastorno bipolar tipo I necesitan ser tratados ya que sus episodios maníacos pueden llegar a ser sumamente peligrosos tanto para ellos mismos como para las personas de su alrededor.
No todos los diagnosticados con bipolaridad experimentan el trastorno bipolar de la misma manera, pasando de la manía a la depresión o de la depresión a la hipomanía. De hecho, en torno al 50% de las personas con trastorno bipolar I o II pasan una gran cantidad de tiempo en un polo sobre el otro. Esto se denomina polaridad predominante y se define como tener el doble de episodios de un polo sobre el otro. Dicho de otra forma, es la tendencia clara a que el paciente presente recaídas de polaridad maníaca o depresiva.
Identificar cual es la fase donde pasa más tiempo la persona puede marcar la diferencia a la hora de ayudarla. Se sabe que aquellos individuos en los que predominan los episodios depresivos tienen características tanto clínicas como terapéuticas diferentes en comparación con las personas con una predominancia a tener episodios maníacos o hipomaníacos. ¿Cómo descubrimos la polaridad predominante del paciente?
Los episodios iniciales son clave para dar con el polo dominante en cuanto al estado de ánimo de la persona. De hecho, si predomina la polaridad depresiva, lo más probable es que su primer episodio haya sido una depresión mayor y que haya tenido varios episodios depresivos antes de tener episodios maníacos o hipomaníacos. Es de suma importancia la prevención de los episodios depresivos entre los pacientes que presentan esta tendencia ya que existen varios estudios que respaldan el riesgo elevado de intentos de suicidio en esta población.
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¿Cómo afecta la polaridad predominante a las personas con trastorno bipolar?
Muchas veces, la persona acude a consulta con una depresión enmascarada que en realidad se trata de una bipolaridad no reconocida. Ante estos casos, se administra un antidepresivo para paliar su sintomatología. Esto puede llegar a ser un grave error ya que se corre el riesgo de no evolucionar adecuadamente con la medicación. Más bien, los antidepresivos tienden a empeorar el trastorno bipolar al desencadenar ciclos rápidos o crear episodios mixtos en los que se tiene una depresión agitada horrible.
Puede que el individuo haya pasado años siendo tratado sólo con antidepresivos y no mejore ya que el tratamiento para el trastorno bipolar es primero un estabilizador del estado de ánimo. Sin embargo, cabe mencionar que algunas personas con trastorno bipolar pueden llegar a tolerar una pequeña dosis de antidepresivo siempre y cuando también tomen el mencionado estabilizador del estado de ánimo.
Lo mismo ocurre con el otro polo. Las personas con predominio de la polaridad maníaca suelen presentar su primer episodio como manía. También tienen sus primeros episodios a una edad más temprana, cerca del final de la adolescencia y principios de los veinte, y suelen presentar más síntomas psicóticos con la manía o la depresión. El principal síntoma psicótico son los delirios. Si se trata de un episodio maníaco, el delirio tiende a ser grandioso o religioso. En la etapa depresiva, los delirios son más persecutorios, donde sienten que alguien les persigue y quiere hacerles daño.
En el caso de la predominancia maníaca, resulta evidente desde el principio que no se trata de una depresión unipolar. Desde el punto de vista del tratamiento, la manía es mucho más fácil de tratar que la depresión porque los antipsicóticos que se utilizan como estabilizadores del estado de ánimo son mucho mejores para frenar la manía que para sacar a alguien de una depresión. Los episodios maníacos asustan por lo impredecible y destructivo que se convierte el comportamiento, pero si la persona mantiene un contacto habitual con su profesional y su entorno se compromete a vigilarlo, se pueden detectar los síntomas antes de que se descontrolen y los resultados del tratamiento son mucho mejor.
Anteriormente hemos comentado que algunas personas pueden mejorar sus episodios depresivos con una dosis baja de antidepresivos y por supuesto, un estabilizador del estado de ánimo. No obstante, es importante aclarar que los individuos con una predominancia del estado maníaco no deben utilizar los antidepresivos como tratamiento. Esto se debe a que al ser maníaco con episodios depresivos poco frecuentes, es más probable que un antidepresivo dispare el estado maníaco. En este caso, se recomienda acudir a un profesional para que valore y pueda aconsejar otro estabilizador de ánimo o incluso derivar al paciente a psicoterapia.
También puede ocurrir que encontremos a personas con un diagnóstico reciente de trastorno bipolar y por ello, no tengan suficiente información acerca de su patrón de comportamiento para establecer un predominio claro. Los expertos en el tema recomiendan hacer uso de un diario para poder anotar el estado de ánimo. No hace falta que se escriba como se siente la persona todos los días, pero si por ejemplo experimenta un episodio depresivo en agosto de 2020, es importante escribirlo. Se debe anotar cuando fue, cuanto duro y cómo se sintió. Al repetir esto cada vez que se tenga un estado tanto depresivo como maníaco, se consigue tener una idea de cuantos episodios tiene al año, cuánto duran y lo más importante, que polo es el más dominante.
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A modo de conclusión…
En suma, la polaridad predominante resulta de utilidad como complemento a las actuales clasificaciones del trastorno bipolar. Es un parámetro beneficioso a la hora de tomar decisiones terapéuticas. No obstante, se necesitan más estudios prospectivos y una metodología unificada ya que se dispone de datos consistentes en diversas investigaciones, pero existen otros donde se encuentran resultados completamente contradictorios.
Sin embargo, parece que se está de acuerdo con que los individuos con polaridad maníaca predominante se benefician de neurolépticos o antipsicóticos atípicos durante la fase aguda de tratamiento. En cuanto a la terapia de mantenimiento de esta población, el uso de antipsicóticos atípicos también resulta lo más ventajoso. Por otra parte, los pacientes con polaridad predominantemente depresiva mejoran con antidepresivos con mayor frecuencia tal y como comentábamos al principio del artículo.
Finalmente, volvemos a la importancia del inicio de la enfermedad. En diversos estudios concluyen que los individuos propensos a desarrollar una polaridad depresiva son aquellos en los que existe una relación entre un suceso vital y el inicio de la enfermedad. En cambio, el uso inadecuado de sustancias psicoactivas se asocia con la polaridad predominantemente maníaca. Está claro que el modo de inicio de la enfermedad influye sobre la polaridad predominante de cada paciente, que a su vez, resulta útil para predecir el objetivo de la terapia de mantenimiento a largo plazo. Yendo un paso más allá, se conoce que el episodio inicial predice enormemente las características del episodio siguiente y por ello, es necesario tomar en cuenta ambos aspectos para determinar cuál será la estrategia terapéutica estabilizadora del estado de ánimo adecuada para cada paciente. Con esto se consigue una asistencia médica integral, óptima y personalizada.