Artes Liberales: qué son y cuáles son sus características

Un repaso a las artes liberales y los estudios incluidos en el Trivium y el Quadrivium.

Artes liberales

En el Museo del Prado de Madrid encontramos un precioso frontal de arcón que muestra las artes liberales. Los estudios están personificados por doncellas que portan atributos y van acompañadas de grandes maestros de cada disciplina. En el centro de la composición, eminentemente quattrocentista, encontramos, sentada en un trono, a Astronomía, portando la esfera celeste. A sus pies se halla Ptolomeo, leyendo su obra, en la que realizó un compendio de la astronomía griega.

A la izquierda de Astronomía se despliega un cortejo espléndido, las artes del Quadrivium: Geometría porta una escuadra y un compás y lleva de la mano a Euclides; Aritmética, una tabla para calcular y está acompañada por Pitágoras. Cerrando el grupo, Música toca un órgano mientras Tubalcaín, el inventor del instrumento según la Bíblia, la observa.

A la derecha de Astronomía encontramos otro grupo. En esta ocasión, se trata del Trivium: Retórica sostiene un largo rollo de papel escrito, seguida de cerca por Cicerón; a su lado, Dialéctica va de la mano de Aristóteles y porta una rama de olivo (símbolo de la concordia) y un escorpión, en representación de lo opuesto. Finalmente, Gramática, el primero de los estudios, está acompañada de dos niños y sostiene en su manto varios libros. Detrás de ella, un personaje, que puede ser Donato o Prisciano, cierra el séquito.

¿Qué son las artes liberales?

La obra de El Prado, ejecutada en 1435 por el florentino Giovanni dal Ponte (1376-1437) plasma magníficamente el concepto de las artes liberales medievales, que todavía seguían vigentes en el Renacimiento y que, de hecho, no verán su declive hasta el siglo XVIII, la época de la Ilustración.

Artes liberales medievales

Pero ¿qué son las artes liberales? En este artículo vamos a detallar en qué consisten y en qué se diferencian de las llamadas artes vulgares o manuales. Veámoslo.

Unas artes sólo para hombres libres

A pesar de que la fama de las artes liberales se debe, en especial, a los siglos de la Edad Media (cuando florecieron a través de la Escolástica) la enseñanza de estas artes se remonta hasta la época clásica. El término arte liberal viene de liber, libre en latín, en una clara referencia a quienes las ejercen, que no son otros que los hombres libres, es decir, los que no son siervos ni esclavos.

Así pues, las artes liberales son estudios destinados a las clases privilegiadas de la sociedad. Su objetivo, a diferencia de las artes vulgares o manuales, no era el económico, sino, simple y llanamente, el conocimiento. Así, mientras las artes serviles eran ejercidas por siervos y artesanos, que las realizaban para ganarse la vida, las artes liberales tenían como meta exclusiva alcanzar la sabiduría.

Esto resulta del todo lógico si tenemos presente que los hombres libres que estudiaban este tipo de artes no necesitaban trabajar para ganarse el pan. Recordemos que estamos hablando de miembros del clero y de la aristocracia, por lo que su sustento estaba garantizado a través de las rentas y los diversos privilegios que disponían. La única intención a la hora de cursar estudios liberales era un perfeccionamiento del alma, un acercamiento a Dios a través de la razón, la lógica y el conocimiento.

Un hombre libre de la Edad Media no podía rebajarse a trabajar con sus manos. La idea de que la jerarquización social era una clasificación establecida por Dios estaba muy presente; en la cúspide de la pirámide estaban los oratores (los que rezan), personificados por el estamento eclesiástico; en segundo lugar, venían los bellatores (los que luchan) y, finalmente, los laboratores (los que trabajan), que mantenían con su trabajo a los otros dos estamentos.

De este esquema se deducen varias cosas. Primero, la estricta estratificación del régimen feudal, que no ofrecía posibilidad alguna de cambiar de lugar social, puesto que la permeabilidad era nula. Y segundo que, en un primer momento, los miembros del segundo estamento, los bellatores, tampoco tenían acceso a las artes liberales, en cuanto que su oficio (principalmente, la guerra) se consideraba también un arte servil.

Por tanto, en un principio, los individuos que gozaban de la educación liberal eran los miembros de la Iglesia. Poco a poco, el privilegio se fue extendiendo a la nobleza, pero los miembros del tercer estamento (los laboratores) permanecieron excluidos y su acceso a las artes liberales siguió estando muy restringido hasta la Ilustración.

El Trivium y el Quadrivium

En el frontal de arcón de El Prado hemos visto cuáles eran las artes liberales que se consolidaron en la Edad Media. En concreto, fue Alcuino de York (m. 804) quien las fijó en el siglo VIII, con la intención de establecer el currículo educativo que dirigiera las enseñanzas de la Escuela Palatina de Aquisgrán, la capital del imperio carolingio.

Sin embargo, mucho antes que Alcuino ya existieron pensadores que hablaron de la importancia de las artes liberales como puerta de acceso al conocimiento. Marcianus Capella (360-428) escribió en el siglo V su famoso Satyricon, en el que codificaba las siete artes liberales y ponía en boca de cada una de ellas cuáles eran sus respectivas enseñanzas. Un poco más tarde, durante el reinado del ostrogodo Teodorico (s. VI), Magnus Aurelius Cassiodorus (m. 585) impregna las antiguas artes liberales clásicas de un evidente cristianismo.

Quedaban establecidas, así, cuáles eran las siete artes liberales, consideradas los estudios básicos y necesarios para acceder a los estudios superiores. A su vez, estas artes liberales se dividían en dos grupos: el Trivium (en latín, tres vías), que recopilaba las artes relacionadas con el lenguaje, y el Quadrivium (cuatro vías), en el que se impartían las disciplinas relativas a las ciencias.

Esta clasificación entre letras y ciencias no es, empero, del todo exacta, puesto que dentro del Quadrivium se incluía también la música, que en nuestro mundo actual está considerada como disciplina artística. Es necesario recordar que, en la Edad Media, así como en el mundo clásico y el Renacimiento, no existía la frontera entre letras y ciencias, y aunque sí es cierto que todo lo relativo a las matemáticas se consideraba un conocimiento superior, la definitiva clasificación no llegó hasta la Ilustración. Clasificación, por cierto, que sigue manteniéndose en nuestros días.

¿Qué componen, pues, el Trivium y el Quadrivium? En el primero se estudiaba gramática (los estudios básicos), lógica o dialéctica (que enseña a utilizar el pensamiento de forma correcta) y la retórica (la fase final del Trivium, en la que se aplica la destreza lingüística para argumentar y persuadir).

Por otro lado, el Quadrivium era un peldaño superior en el acceso al conocimiento, al que se llegaba tras haber superado el Trivium. Estaba compuesto por la aritmética (el cálculo), la geometría, la música y, finalmente, la astronomía, la más excelsa de las artes liberales. Una vez completado el Quadrivium, se consideraba al estudiante preparado para unos estudios concretos, usualmente impartidos en las universidades medievales y que solían ser Derecho, Medicina y Teología. Este último era considerado el estudio más elevado, la meta final de cualquier aspirante al conocimiento.

Artes liberales versus artes mecánicas

El hecho de que las artes liberales se fijaran en siete tiene mucho que ver con la simbología religiosa de este número: siete eran los dones del Espíritu Santo, los sacramentos y las virtudes cristianas, entre muchos otros conceptos.

Probablemente a causa de la gran popularidad del siete como número altamente simbólico, en el siglo XII el teólogo Radulfo de Campo Lungo (1155-1215) intentó fijar las artes mecánicas o manuales también en siete disciplinas. Entre ellas, Radulfo incluyó el arte de la guerra, la navegación, la agricultura y, sorprendentemente, la medicina, que fue considerada un arte manual hasta la aparición de los estudios universitarios relacionados con la materia. En este sentido, la Universidad de Montpellier, fundada en el siglo XII, destacó especialmente. En ella estudiaron medicina personajes tan ilustres como Arnau de Vilanova (m. 1311 o 1313) o Nostradamus (1503-1566).

Este último personaje nos sirve para ilustrar cómo la división entre artes liberales y manuales estuvo muy presente todavía en la época moderna y no desapareció definitivamente hasta el siglo XVIII. Hemos comentado que Nostradamus estudió medicina en Montpellier, pero en realidad no pudo concluir los estudios. Fue expulsado de la facultad cuando se hizo público que había ejercido anteriormente como boticario, un oficio considerado servil (manual) y terminantemente prohibido por los estatutos de la universidad.

  • Da Costa, R. (2006), Las definiciones de las siete artes liberales y mecánicas en la obra de Ramon Llull, dentro de Revista Anales del Seminario de Historia de la Filosofía, Universidad Complutense de Madrid
  • Willmann, O. (1999). Las siete artes liberales, artículo publicado en La Enciclopedia Católica, edición online.
  • Las siete artes liberales, Museo del Prado.

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

Psicólogo/a

¿Eres psicólogo?

Date de alta en nuestro directorio de profesionales

Artículos relacionados

Artículos nuevos

Quizás te interese