¿Cómo afecta a los adolescentes sentir el rechazo de los demás?

En la adolescencia, sentirse rechazado por los padres y/o por los amigos tiene efectos devastadores.

¿Cómo afecta a los adolescentes sentir el rechazo de los demás?

El bienestar emocional es, en buena parte, dependiente de cómo nos sentimos con nosotros mismos, con nuestra identidad. Dicho de otro modo, nuestro estado de ánimo y la capacidad para ser felices de la que disponemos no se desprende tan solo de las emociones que nos produce nuestra interpretación de lo que pasa a nuestro alrededor; también tiene que ver con cómo interpretamos quiénes somos.

De hecho, el concepto del “Yo” que se va formando en la mente de cada persona es uno de los elementos psicológicos más importantes, porque siempre está unido a un conjunto de sentimientos muy intensos: prácticamente nadie es capaz de pensar en su propia identidad de una manera totalmente neutral y desapasionada. Sin embargo, esta autoestima también está ligada a cómo creemos que nos perciben los demás, y esto algo que resulta especialmente relevante en nuestros primeros años de vida, durante la infancia y la adolescencia, la etapa en la que somos más influenciables e inseguros acerca de quiénes somos. Es por eso que el sentirnos rechazados por los demás a estas edades suele resultar psicológicamente devastador.

¿Por qué la experiencia del rechazo es tan dañina en la adolescencia?

Prácticamente ninguna fase vital nos ofrece una protección total ante el malestar que produce el sentirnos rechazados por los demás; ni siquiera la experiencia de décadas relacionándonos con otras personas nos vuelve inmunes a ese tipo de dolor emocional. Pero, en la práctica, los menores de edad son especialmente vulnerables a este tipo de situaciones. En el caso de los adolescentes, se combinan dos factores que juegan en su contra en este sentido.

Por un lado, los jóvenes de estas edades aún no disponen de mucha seguridad para saber de qué son capaces, para conocer sus límites y talentos potenciales en distintos aspectos de la vida, y es por eso que a la hora de configurar su autoconcepto y su autoestima se apoyan mucho en los demás; del mismo modo en el que necesitan la ayuda de los educadores para aprender sobre el mundo, también sienten que deben fijarse en cómo interactúa con ellos la gente de su entorno para aprender sobre el “Yo”.

Por otro lado, los adolescentes se encuentran en una etapa de la vida en la que le dan mucha importancia a ganarse la aceptación o incluso la admiración de los demás, y sentir que fracasan en ese empeño resulta no solo frustrante, sino que puede llegar a generarles la idea de que son “perdedores”, individuos indeseables que no tienen nada que aportar.

Si, además, el adolescente se siente rechazado no ya en el círculo de jóvenes de su edad en el que se mueve sino incluso en su propia familia, ya sea por parte de su madre o de su padre, además aparece la experiencia de no tener ningún refugio, ninguna red de protección social. Esto, a una edad en la que el mundo aún resulta intimidante y se necesita un espacio en el que sentirse protegido y al que regresar en caso de sufrir un problema o una crisis. En este aspecto, las situaciones en las que los adolescentes se sienten rechazados casi siempre dan lugar a problemas de salud mental.

¿Qué efectos puede tener durante la adolescencia el sentirse rechazado?

Aunque las complicaciones psicológicas derivadas de esto pueden llegar a ser muy diversas, las más recuentes son las que veremos aquí.

1. Complejos con el propio cuerpo

Los adolescentes tienden a proyectar sobre su cuerpo muchas de las frustraciones ligadas a una baja autoestima; es decir, que ante la incapacidad para comprender exactamente por qué están sufriendo rechazo, culpan en gran parte a su físico. Esto puede ar lugar a inseguridades que llevan a la persona a adoptar medidas para aislarse aún más socialmente, y en los casos más extremos, facilitan la aparición de Trastornos de la Conducta Alimentaria.

2. Dinámicas de autocastigo

Muchos adolescentes sienten que lo único que les queda es castigarse a sí mismos, tanto para lidiar con el sentimiento de culpa tan frecuente en las personas que tienen la autoestima destruida, como para establecer un último intento de conectar con los demás pidiendo ayuda de manera indirecta. A veces, esta clase de comportamientos dan lugar incluso a la aparición de una rutina de autolesiones, que terminan consolidándose no tanto para purgar el sentimiento de culpa, sino directamente para evadirse del presente a través del dolor.

3. Adopción de identidades tribales para ocultar su individualidad

Muchos jóvenes tratan de esquivar ese sentimiento de rechazo por parte de los demás adoptando identidades colectivas predefinidas, sobre todo en forma de tribus urbanas. Es una manera de dejar que los estereotipos y los clichés hablen por uno mismo, para no tener que exponerse realmente ante los demás.

4. Consumo de drogas

Lamentablemente, el consumo de drogas cada vez se produce a edades más tempranas en sociedades como la española. Los adolescentes con problemas de autoestima ven en estas prácticas una manera de evadirse, por un lado, y un contexto social en el que hacer amigos sin exponerse de manera tan directa a críticas y burlas, ya que acuden a situaciones en las que se espera que todo el mundo beba alcohol, consuma marihuana, y en definitiva, “se coloque”.

5. Fracaso escolar

Dado que el adolescente no tiene la pretensión de agradar a los demás por la vía del esfuerzo y de los proyectos a medio y largo plazo, normalmente tiene pocos incentivos para esforzarse en la escuela, y se centra en intentar aplacar su malestar mediante medidas a corto plazo. La excepción a esto la tenemos en algunos casos de jóvenes que se sienten rechazados no por sus amigos, sino principalmente por sus padres, e intentan luchar contra ese sentimiento de alienación sacrificándose constantemente por sacar buenas notas.

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Ester Fernández

Ester Fernández

Psicologa - Coach . Colegiada 16900

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Barcelona
Terapia online

Soy Ester Fernández, coach, psicóloga (colegiada nº 16900) y Directora de Psicoconsulting; ofrezco mis servicios de manera presencial u online.

  • Bretherton, I.; Munholland, K.A. (1999). Internal Working Models in Attachment Relationships: A Construct Revisited. En Guilford Press, ed. Handbook of Attachment:
  • Theory, Research and Clinical Applications (en inglés). Nueva York. pp. 89 - 114.
  • Leary, M.R.; Tangney, J.P. (2003). Handbook of self and identity. Nueva York: Guilford Press.
  • Long, C.R.; Seburn, M.; Averill, J.R.; More, T.A. (2002). Solitude Experiences: Varieties, Settings, and Individual Differences. Sage Publications.

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