Cómo saber si una persona fuma porros: las 6 principales señales

Resumen de las señales en las que fijarse para saber si una persona fuma porros de manera habitual.

Cómo saber si una persona fuma porros

Aunque la marihuana está entre las drogas más consumidas en los países de Occidente, es también una sustancia que en muchas ocasiones es utilizada “a escondidas”. Esto hace, entre otras cosas, que las personas que suelen fumar porros con frecuencia lo hagan envueltas en un contexto social que aprueba ese tipo de hábitos: por ejemplo, pandillas de amigos que quedan específicamente para drogarse juntos. Y por ello, tienen menos motivos para plantearse si recurrir al cannabis es algo que realmente les convenga, o para saber qué se puede hacer ante la adicción.

Porque sí, a pesar de que existe el mito de que la marihuana no puede generar un trastorno adictivo, lo cierto es que puede dar lugar a un problema de dependencia por los cambios que produce en el sistema nervioso. Teniendo en cuenta esto, veamos las claves acerca de cómo saber si una persona fuma porros a partir de los efectos que esta droga produce en el cuerpo y en el comportamiento de los consumidores, para que de este modo sea más fácil atajar posibles complicaciones por adicción.

Señales para saber si una persona fuma porros

Una de las características de las drogas es que prácticamente en todos los casos dejan un rastro en la persona que las consume. En el mejor de los casos, este desaparece en cuestión de horas, y en el peor, deja marcas crónicas en el cuerpo y en la mente de quien ya lleva tiempo instalado en la adicción. Teniendo en cuenta esto, si sospecha que un ser querido u otra clase de persona de tu entorno tiene un problema con los porros, sigue leyendo. Aquí te explicamos cuáles son los aspectos en los que debes fijarte para saber si una persona fuma marihuana u otras sustancias relacionadas con el cannabis.

1. La persona está muy hambrienta sin razón

Debido a los efectos que esta droga produce en el sistema nervioso central, la persona que ha estado fumando porros tiende a sentir hambre con mucha facilidad, incluso si realmente su cuerpo no necesita más nutrientes. Por ejemplo, esto se plasma en el hábito de darse atracones de comida tras volver de fiesta un sábado por la noche. Incluso hay locales que abren a altas horas de la madrugada los fines de semana debido a que buena parte de su clientela suele usar este tipo de drogas.

Este fenómeno tras fumar marihuana es tan común que en el idioma inglés incluso se ha acotado un término para referirse a él: the munchies.

2. Aparece un enrojecimiento de los ojos

Uno de los consejos más importantes a recordar para saber si alguien ha estado consumiendo marihuana consiste en fijarse en sus ojos. Y es que una de las señales más claras es el enrojecimiento de los ojos, causado por un ensanchamiento de los vasos sanguíneos que recorren la esclerótica (la parte blanca alrededor del iris). Este cambio hacia el color rojo se presenta además sin que los ojos le piquen o le escuezan, lo cual puede ayudar a diferenciar entre un caso de consumo de marihuana y otras alteraciones que afectan con frecuencia a esta parte del cuerpo: alergias, el hecho de haber llorado mucho, la falta de sueño…

3. Tarda en reaccionar a los estímulos y a lo que se le dice

En los casos más extremos, la persona que ha estado fumando marihuana tiene problemas incluso para saber si lo que acaba de ocurrir ha pasado de verdad o se lo ha imaginado; sin embargo, cuando su mente no está tan afectada, sigue costándole reaccionar con fluidez y agilidad mental a lo que pasa a su alrededor, o incluso estimar el tiempo que ha pasado entre que ha ocurrido algo y el momento presente.

Además, este es uno de los motivos por los que después de haber hecho uso de estas drogas es muy importante no conducir vehículos, dado que cuando se va a grandes velocidades, demorarse varias centésimas de segundo puede suponer recorrer varios metros antes de ser capaz de frenar.

Por otro lado, esta es una de las señales para saber si una persona fuma marihuana que más tarda en desaparecer tras el consumo del último porro. Es habitual que los consumidores de esta droga se sientan más lentos de lo normal incluso un par de días después.

4. La persona tiene la mirada perdida y le cuesta concentrarse

Incluso entre las personas a las que fumar marihuana les genera un estado de relajación y bienestar transitorio, suele ser común la experiencia de sentirse “desbordadas” por los estímulos y los procesos mentales basados en la imaginación que se van sucediendo constantemente en su cabeza. Debido a esto, les cuesta concentrarse en algo, e incluso “se olvidan” de usar los ojos para enfocarlos hacia elementos importantes de entorno porque o bien se distraen constantemente, o están centrándose en procesos introspectivos que los aíslan de lo que pasa a su alrededor.

5. Aparece una predisposición a los pensamientos paranoicos

Una de las fuentes de malestar recurrentes que produce la acción de fumar porros es el tipo de pensamientos paranoicos a los que induce esta droga; la persona puede estar muy relajada en un momento dado y, segundos después, llegar a una conclusión aparentemente delirante sobre algo que ha pasado y que le genera mucha preocupación. Por ejemplo, asumir que varias personas de su alrededor son policías de incógnito, o asumir que en cualquier momento puede olvidarse de respirar. Esto puede dar lugar al fenómeno de la profecía autocumplida y desencadenar un ataque de pánico, aunque realmente no existe un alto riesgo de muerte por parada cardíaca.

6. La persona está de tan buen humor que no parece ella

Las personas que han estado consumiendo cannabis suelen comportarse de una manera más extravertida y tienen más interés en reír y hacer reír a los demás, algo que da la sensación de que están de buen humor e incluso quieren estrechar vínculos con personas con las que no suelen relacionarse de un modo tan amigable.

¿Por qué algunas personas ocultan que fuman marihuana?

En el caso del consumo de marihuana, se dan dos condiciones que pueden llevar a algunas personas a ocultar que tienen el hábito de fumar porros.

Por un lado, esta droga está relativamente normalizada sobre todo debido a estrategias de marketing que han ido dirigidas a presentar este producto como algo natural en contraposición al tabaco, que sería “artificial”; sin embargo, actualmente no goza de la aceptación social de la que sí gozan las bebidas alcohólicas, y esto hace que a la vez que es una droga de fácil acceso, sigue existiendo el miedo a dar la imagen de persona “consumidora de drogas”. Es decir, que no es para nada complicado desarrollar el hábito de usar marihuana prácticamente a diario, pero a la vez, hay motivos para no mostrar esa faceta de uno mismo a los demás.

Por otro lado, entre la gente joven se ha generado una subcultura alrededor del consumo de cannabis y de sus derivados, y esta incluye incorporar ciertas estrategias para ocultar esa rutina. Sobre todo en el caso de los adolescentes, el comportamiento por imitación tiene mucho peso en la búsqueda de la aceptación grupal, y esto pasa por ir siempre a los mismos lugares “discretos” fumar, socializar en sitios en los que es posible tomar drogas sin que lo sepan los familiares o los vecinos, etc. Dicho de otro modo, estas dinámicas grupales hacen que muchos jóvenes reserven expresamente su momento para fumar porros a aquellas situaciones en las que están en un sitio concreto en la compañía de ciertas personas, de modo que surge esa predisposición a llevar una especie de doble vida.

En todo caso, conocer las señales para saber si una persona fuma porros ayuda a detectar a tiempo este tipo de patrones de comportamiento capaces de desencadenar una adicción y ofrecer ayuda antes de que el trastorno se haya consolidado.

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  • Patton, G.C.; Coffey, C.; Carlin J.B.; Degenhardt L.; Lynskey M.; Hall W. (2002). Cannabis Use and Mental Health in Young People: Cohort Study. British Medical Journal, 325(7374): pp. 1195 - 1198.
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