El aparato circulatorio es una pieza clave esencial para comprender la supervivencia del ser humano como especie a largo plazo. Una persona adulta posee, de media, entre 4,5 y 6 litros de sangre, o lo que es lo mismo, el 7% de nuestro peso corporal es este líquido. La sangre transporta nutrientes, sustancias de desecho y oxígeno hacia (y desde) todas nuestras células vivas. Por ello, concebir la vida de un ser pluricelular complejo sin un sistema de irrigación es imposible.
Más allá de la sangre, si pensamos en el aparato circulatorio, lo primero que nos viene a la mente es el corazón. Este poderoso órgano es la clave de la vida de los vertebrados (y de muchos invertebrados), ya que bombea sangre de forma incansable a todos nuestros órganos. Se estima que este órgano muscular es capaz de bombear más de 7.000 litros de sangre cada 24 horas, con un ritmo de latidos continuo que supera las 3.000 millones de contracciones a lo largo de nuestra vida.
Podríamos seguir brindando datos sobre el sistema circulatorio durante horas, pues el corazón y la sangre han sido ampliamente estudiados y esto se ve reflejado en la gran cantidad de material divulgativo que hay sobre ellos. De todas formas, ¿Qué hay de los vasos sanguíneos? ¿Cuál es su funcionalidad y qué particularidades los definen? Hoy te lo contamos todo sobre la vasoconstricción, un fenómeno esencial a la hora de explicar el flujo sanguíneo en los seres vivos.
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¿Qué es la vasoconstricción?
En primer lugar, debemos destacar que un vaso sanguíneo es cualquier vaso de la red circulatoria que transporta sangre, tal y como indica el diccionario de la Clínica Universidad Navarra (CUN). Los vasos sanguíneos se clasifican en 5 grupos, que son los siguientes:
- Arterias: cada uno de los vasos que llevan la sangre oxigenada desde el corazón hacia los capilares corporales.
- Arteriolas: vasos sanguíneos microcirculatorios de diámetro menor a 100 micrómetros que surgen de la ramificación de las arterias.
- Capilares: son los vasos más pequeños en los seres vivos. Sirven como punto de unión entre arteriolas y vénulas en ellos se produce el intercambio de sustancias esenciales, como el oxígeno.
- Vénulas: recogen la sangre de los capilares. A partir de aquí, la sangre comienza a retornar de nuevo al corazón.
- Venas: son los vasos que contienen sangre desoxigenada y, generalmente, rica en desechos metabólicos. Llevan al fluido desde los órganos al corazón.
Ahora que hemos explorado de forma somera los tipos de conductos distribuidores de sangre que hay en el organismo humano, estamos preparados para sumergirnos en la vasoconstricción. Este fenómeno se define como la reducción del diámetro del espacio interno de los vasos sanguíneos resultante tras la contracción de la sección muscular de los mismos, particularmente en el caso de las arterias y arteriolas.
Este proceso es el opuesto a la vasodilatación, o lo que es lo mismo, el aumento del diámetro del espacio por el que transcurre la sangre en venas, arterias y arteriolas. Cabe destacar que estos procesos se encuentran mediados por la musculatura lisa vascular que reviste la cara interna de los vasos previamente citados, ya que se contrae o relaja dependiendo de las necesidades fisiológicas del organismo.
Mecanismo de acción
El mecanismo de acción de la vasoconstricción, como la de toda contracción muscular, depende del calcio. Cuando llega un impulso nervioso a las membranas de estas fibras musculares lisas que revisten las paredes de los conductos sanguíneos, esta se despolariza y posibilita la entrada de iones calcio desde el plasma extracelular hasta el citoplasma.
Una de las hormonas/neurotransmisores vasoconstrictores más conocidos es la epinefrina (o adrenalina), que participa en la respuesta de lucha y huída en los seres vivos.
La epinefrina (y norepinefrina) activan al sistema nervioso simpático (SNS), que activa de forma directa a la musculatura. Mediante la reacción con receptores adrenérgicos celulares, se inicia la reacción en cascada que posibilita la entrada de iones calcio y, por ende, la vasoconstricción.
Funciones fisiológicas de la vasoconstricción
Cuando los vasos sanguíneos se constriñen, la circulación sanguínea se enlentece o se bloquea del todo. Dependiendo de la severidad de la situación, puede considerarse un evento fisiológico normal o un cuadro patológico, pues existen ciertas enfermedades que provocan vasoconstricciones peligrosas (como el síndrome de la vasoconstricción cerebral reversible, entre otros).
A continuación, te presentamos algunos procesos vitales en los que la vasoconstricción es esencial. No te lo pierdas.
1. Control de hemorragias
Cuando se produce una herida abierta, los seres vivos perdemos sangre en mayor o menor medida y les otorgamos a los patógenos una fuente de entrada sencilla a nuestro cuerpo. Como podrás imaginar, esta situación no es nada favorable para la supervivencia individual, así que se ponen en marcha mecanismos de vasoconstricción locales para evitar la pérdida excesiva de sangre y fomentar la coagulación.
Cuando las plaquetas llegan a la zona dañada, estas liberan serotonina (sí, la misma que se considera el neurotransmisor de la alegría), y esta tiene un claro papel vasoconstrictor en los vasos que están perdiendo sangre. Así, se reduce (o restringe) el flujo sanguíneo al núcleo hemorrágico, reduciendo la pérdida de sangre aguda. Por este motivo, los pacientes con trombocitopenia (conteo plaquetario bajo circulante) son muy proclives a presentar heridas sangrantes que no cierran solas.
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2. Almacenaje de calor
La temperatura del ser humano está en torno a los 37 grados, y a menos de 30 o por encima de 42 se produce la muerte en todos los casos. Cuando nos encontramos en un ambiente excepcionalmente frío, corremos el riesgo de sufrir una hipotermia leve (entre 33 y 35 grados) y, por ello, nuestro organismo pone en marcha mecanismos de vasoconstricción.
En los endotermos (seres vivos que generamos calor metabólico), la sangre caliente del núcleo del cuerpo que pasa por los vasos sanguíneos superficiales de la piel intercambia calor con el entorno, pues siempre está más caliente que el ambiente. Por ello, cuando la situación presenta un clima muy frío, se producen fenómenos de vasoconstricción en el organismo para que podamos retener el calor en el interior de nuestro cuerpo.
En la otra cara de la moneda tenemos la vasodilatación a nivel superficial, que se pone en marcha cuando los animales endotermos se encuentran en ambientes demasiado calientes. Muchos de los seres vivos que habitan en la sabana o en el desierto (como los elefantes africanos, Loxodonta africana) presentan unas orejas con una gran cantidad de tejido muy fino. Este está altamente irrigado y su función principal es la contraria a la del caso anterior: aumentar la superficie de contacto sanguíneo con el medio para perder el exceso de calor.
3. Evitar la hipotensión ortostática
La hipotensión ortostática es un proceso que se basa en la caída de la presión arterial sanguínea como consecuencia de una posición prolongada de pie o, en su defecto, cuando alguien se pone de pie después de estar mucho tiempo tumbado. Se produce debido a que se acumula sangre en las piernas y otras zonas de las extremidades inferiores, lo que evita que llegue suficiente sangre al cerebro de forma momentánea. Esto provoca síncopes, mareos y/o desmayos momentáneos.
La vasoconstricción selectiva evita la hipotensión ortostática, ya que se previene la acumulación sanguínea en exceso en una zona del cuerpo. Esto es parte de un feedback cíclico que trata de mantener la homeostasis del organismo de la mejor forma posible, o lo que es lo mismo, el equilibrio con el entorno.
Resumen
Así pues, podemos resumir que la vasoconstricción es el proceso por el cual la musculatura del vaso sanguíneo reduce o bloquea el flujo de sangre a una zona concreta. Cabe destacar que esta capacidad se encuentra, sobre todo, en aquellos conductos con una túnica muscular gruesa, como pueden ser las arterias de mediano calibre y las arteriolas.
Como habrás podido comprobar, la circulación del organismo se adecua a las necesidad fisiológicas de la especie en todo momento, independientemente de su simplicidad u origen evolutivo. La vasoconstricción es otra prueba más de que, en el cuerpo de los seres vivos, ningún proceso sucede al azar.
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