Convivir con la familia a veces no resulta fácil. Existen diferentes factores que explican estas disputas que pueden aparecer en el contexto familiar: la edad de sus miembros, el grado de intimidad, los espacios, el grado de parentesco, conflictos interiores, tipos de personalidad, etc.
En este artículo propondremos diversas pautas sobre cómo mejorar la convivencia familiar, especialmente dentro del hogar. Como veremos, estas se centrarán en dedicar tiempo de calidad a la familia, en establecer normas y en fomentar una comunicación saludable, entre otras.
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La convivencia en familia
Como sabemos, las relaciones familiares no siempre son fáciles. Aunque podemos estar muy a gusto con nuestra familia, intercambiar experiencias, compartir momentos buenos… A veces en el contexto familiar surgen de manera natural disputas, discusiones, conflictos y malentendidos.
En ocasiones esto está influenciado por el hecho de convivir (en el mismo hogar) o no con los miembros de la familia. Es decir, no es lo mismo tener relación con un primo lejano (al cual casi ni vemos), que vivir con un hermano. Los pequeños “roces” del día a día, la convivencia, las tareas de la casa, los espacios compartidos, la personalidad de cada uno/a, etc., pueden generar ciertas situaciones problemáticas. Pero, ¿cómo mejorar la convivencia familiar?
¿Cómo mejorar la convivencia familiar?
En este artículo explicamos algunas pautas sobre cómo mejorar la convivencia familiar. Cada una de ellas, en caso de aplicarse, deberá adaptarse a cada caso en concreto, ya que “cada familia es un mundo”.
1. Buscar momentos para hablar
Una primera pauta que proponemos es buscar espacios del día para hablar con los otros miembros de la familia. Lo ideal es proponer una hora al día, por ejemplo por la noche, después de cenar, donde la familia se reúna y comente cómo le ha ido el día, algo que le haya pasado, pequeñas preocupaciones, etc.
La idea es que se pueda hablar de forma informal con los hijos, con el padre, la madre, etc., y que se disponga de un pequeño espacio para que cada uno/a exprese cómo se siente. La comunicación es una herramienta esencial de creación de bienestar en los grupos, que aumenta la confianza y permite fortalecer el vínculo entre los miembros.
2. Compartir aficiones
Otra pauta que proponemos sobre cómo mejorar la convivencia familiar es buscar aquellas aficiones o hobbies que podamos tener en común con otro miembro de la familia. Lo ideal es buscar puntos en común, especialmente con aquellos miembros de la familia con los que nos llevamos peor, o con los que últimamente hemos tenido más momentos de tensión, cierto grado de distanciamento, etc.
Puede ser por ejemplo entre una madre y su hijo. La afición en cuestión puede realizarse dentro o fuera del hogar (por ejemplo salir a pasear, ir al cine, hacer puzzles…), y también puede ser una buena opción buscar un día de la semana “fijo” para realizar dicha actividad. Lógicamente, tiene que ser una actividad que guste de verdad a las dos partes y que se realice por placer, no “por obligación”.
3. Establecer normas
Otra pauta que intenta dar respuesta a cómo mejorar la convivencia familiar consiste en establecer ciertas normas, especialmente dentro del hogar. Esta pauta puede resultar útil sobre todo si se tiene hijos/as pequeños o adolescentes.
Las normas se pueden acordar entre toda la familia (siempre teniendo en cuenta la edad de los/as hijos/as y/o nivel de desarrollo). Estas normas pueden incluir, por ejemplo: horas de llegada a casa (especialmente en adolescentes), distribución de tareas del hogar, otros tipos de horarios, cosas que se pueden hacer dentro de casa y cosas que no, etc.
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4. Distribución de tareas del hogar
En relación a la pauta anterior, sugerimos otra relacionada; la distribución de las tareas del hogar. Esto puede ser una buena manera de darles responsabilidades a los/as hijos/as, que ganen autonomía, que tengan claro qué cosas deben hacer y cuándo (sobre todo para evitar disputas y discusiones), etc.
¿Cómo mejorar la convivencia familiar a través de la distribución de tareas? Mediante la asignación de roles concretos y horas de realización de tareas, a través del previo acuerdo entre los miembros de la familia, etc.
Si cada miembro de la familia tiene claro qué tareas debe realizar y cuándo, esto puede facilitar la convivencia, porque se trabaja como un equipo y el hecho de tener responsabilidades (especialmente entre los más pequeños) siempre es beneficioso para la autonomía personal.
5. Fomentar una comunicación sana
Parece una obviedad, pero muchas veces, sobre todo cuando llevamos mucho tiempo viviendo con alguien, podemos mantener interacciones comunicativas inadecuadas. Esto quiere decir: hablarle mal a la otra persona (a veces sin darnos cuenta), no escucharla, no mostrar interés en lo que nos explica, etc.
Esto puede deberse al cansancio del día a día, a un malestar propio por otras razones (malhumor), etc. Si aprendemos a comunicar de forma correcta, a escuchar y a estar atentos a lo que nos explican, todo ello puede mejorar la convivencia familiar, ya que el ambiente será más distendido y más respetuoso entre los miembros de la familia.
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6. Compartir comidas/cenas
Otra pauta sobre cómo mejorar la convivencia familiar tiene que ver con el tiempo compartido en casa. No hace falta comer y cenar cada día todos juntos, pero sí que puede ser una opción beneficiosa acordar al menos uno o dos días a la semana para comer o cenar en familia.
Además, para que este tiempo compartido sea tiempo de calidad, un consejo es guardar los móviles en una caja antes de empezar a comer o cenar (y que no se utilicen mientras se está en la mesa).
7. Dedicar tiempo de calidad
Como vemos, si queremos saber cómo mejorar la convivencia familiar, es preciso saber cómo dedicar tiempo de calidad a los otros miembros de la familia. Además, cabe destacar que no sólo es importante dedicar tiempo a la familia, sino que este tiempo debe ser tiempo de calidad. Esta pauta engloba un poco las anteriores, y pretende ser una pauta global que guíe las dinámicas familiares.
De esta forma, un tiempo de calidad es aquel donde los miembros de la familia se escuchan, se miran a los ojos, están atentos a lo que los otros explican, muestran interés en los demás, no están pensando en otras cosas o realizando otras actividades más allá que el hecho de compartir ese momento concreto con la familia, etc. Estos momentos incluyen todos los anteriores (aficiones, comidas, relax…), y lo ideal es que se mantengan en el tiempo.
Referencias bibliográficas:
- Lledias, E. (2001). Diagnóstico sobre elementos que facilitan e inhiben la convivencia en la familia, en las comunas 13, 14, 15 y 21 de la ciudad de Cali. Municipio de Santiago de Cali.
- Rentería, E., Lledias, E., y Luz, A. (2008). Convivencia familiar: una lectura aproximativa desde elementos de la psicología social. Diversitas: perspectivas en psicología, 4(2): 427-441.
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