La palabra incesto se refiere al mantenimiento de relaciones sexuales entre personas unidas por un vínculo estrecho de parentesco. El incesto emocional, a pesar de su nombre, no implica abuso sexual. En este caso, el uso del término incesto hace referencia a una forma de relación inapropiada, normalmente entre padres e hijos. A contrario que el físico, el incesto emocional puede ocurrir sin que ninguna de las partes implicadas sea del todo consciente.
También se conoce al incesto emocional como incesto encubierto. La palabra "encubierto" hacer referencia a la dificultad para percibir e identificar este tipo de abuso en comparación con el incesto que implica una relación sexual.
Algunos niños asumen desde pequeños la obligación de ser el apoyo emocional de sus padres. Tienen que escuchar cada problema y necesidad que tengan sus progenitores, sin importar cuán personal o íntima sea. Esta es una mala dinámica de relación, porque a los niños se les asigna un rol que debería cumplir un adulto, como la pareja.
En este artículo exploraremos el incesto encubierto detalladamente, proporcionando ejemplos de comportamientos que pueden ayudar a detectarlo y examinamos sus posibles consecuencias en los niños y jóvenes víctimas de este tipo de abusos.
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¿Qué es el incesto emocional?
El incesto emocional es un tipo de abuso, difícil de detectar, en el que un progenitor busca en su hijo o hija apoyo emocional. El incesto emocional ocurre cuando la satisfacción de las necesidades de los progenitores se convierten en responsabilidad de sus hijos o hijas.
Muchas personas llegan a la edad adulta sin ser conscientes que han sido víctimas del incesto emocional. Esta dinámica relacional dañina no implica una relación física o sexual, sino que convierte al niño en el confidente de la madre o del padre. En el incesto emocional, el progenitor convierte a su hijo en su principal fuente de apoyo emocional, asignándole un papel y unas responsabilidades que debería satisfacer un adulto.
El padre o madre responsable no es capaz de mantener una relación íntima con otro adulto, y delega el rol de cónyuge en su hijo o hija. En este tipo de relación no se atiende o se ignoran las necesidades del niño o niña, aunque normalmente ninguna de las partes implicadas es consciente de la dinámica lesiva de la relación y de los problemas que puede ocasionar en los pequeños.
A largo plazo se cree que las consecuencias del incesto emocional sobre las víctimas, aunque en menor grado, presentan una gran similitud con las del incesto real. Los problemas de autoestima, las dificultades de conexión sexual y emocional, los sentimientos de ira o culpa hacia los progenitores y las adicciones ocurren frecuentemente en personas que han sufrido incesto emocional.
Roni Weisberg-Ross, una conocida psicoterapeuta, señala que el término incesto puede no ser realmente útil como diagnóstico. Según su criterio, el incesto emocional puede abarcar cualquier problema potencial en una relación entre padres e hijos, convirtiéndole en un único diagnóstico. También señala que el término, al hacer referencia a las necesidades no satisfechas por un cónyuge, olvida otras dinámicas en las que los hijos o hijas también satisfacen otro tipo de necesidades emocionales y los límites de la relación son difusos, pudiendo también ocasionar problemas futuros en los menores.
El alcoholismo y el abuso de otras sustancias se identifican como factores de riesgo en el desarrollo del incesto encubierto. En esta relación el hijo o hija se preocupa en exceso por su padre o madre enferma, asumiendo un papel de adulto que no le corresponde.
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¿Cómo se manifiesta el incesto emocional?
Cuando ocurre el incesto emocional, el progenitor ignora las necesidades de su hijo o hija, tratándolo como un adulto en lugar de un niño. El padre o madre no se preocupa por las necesidades del niño como lo haría un cuidador responsable, sino solo por las suyas propias. Algunos ejemplos de comportamientos emocionales abusivos incluyen:
El hijo/a como fuente de consuelo
Este tipo de comportamiento puede darse con frecuencia en los casos de separación o divorcio. Uno de los progenitores a menudo habla de lo grosero y desconsiderado que es el otro. Una persona podría hacer preguntas a su hijo o hija, como: ¿Crees que es bueno que ( tu otro progenitor) llegue a tiempo? Te preocupas más por mí, ¿verdad? Soy un gran mamá/papá, ¿no crees? ¿Le dices lo buena madre/padre que soy?
En este caso, los niños toman la responsabilidad de hacer que su madre o padre se sienta mejor, aunque no sea su responsabilidad.
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El hijo/a como consejero
En este caso el progenitor no pasa mucho tiempo con amigos. Y el único lugar al que acude fuera de casa es el trabajo. Suelen decir cosas como: “te tengo a ti y no necesito a nadie más porque eres todo mi mundo”, refiriéndose a sus hijos.
A veces preguntan cosas como, ¿Qué crees que debo hacer? Para la cual un niño no tiene una respuesta exacta, pero se sienten obligados a dar sugerencias.
También puede aparecer la culpabilidad en las víctimas de abuso emocional. El progenitor tiene un empleo que detesta y le hace sentir triste; el hijo o la hija se siente un poco culpable porque sus padres tienen que seguir en ese trabajo para mantenerlos a ellos.
Estos niños hacen todo lo que pueden para apoyar a sus progenitores, aunque lo que deberían hacer es visitar a sus amigos después del colegio, volver a casa y hablar sobre su día, o sentarse a hacer los deberes mientras alguien les prepara la cena. Y no al revés.
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El hijo/a como adulto
En este caso, los progenitores hacen todo con sus hijos y pueden usar frases como “mi otra mitad” para referirse a ellos.
Estos progenitores pueden llevar a su hijo o hija a sus viajes de negocios o asistir a fiestas o conferencias con otros adultos, vistiendo de forma elegante. A veces, debido a estos compromisos, los niños incluso pueden faltar a la escuela. Pueden también, por ejemplo, ofrecer pequeños vasos de alcohol, aunque el niño no tenga la edad legal para consumir.
Todos estos comportamientos hacen sentirse mayores a los niños, pero muchas veces aceptan porque no quieren decepcionar a sus padres.
En este tipo de relación se trata al niño como un adulto, también en casa y se habla de temas de actualidad que deberían tratarse con un adulto o se dan detalles sobre relaciones pasadas. También se incita al niño a hablar de sus temas personales aunque no quiera hacerlo.
Estos niños sienten que sus progenitores no se preocupan realmente por ellos, incluso pueden llegar a envidiar a compañeros cuyos padres castigan si no aprueban un examen. Ellos sienten que necesitan más reglas y límites, y les gustaría que sus padres ejercieran este rol y no el de amigo íntimo.
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Otros ejemplos de comportamientos inapropiados
Estos son algunos ejemplos en los que se traspasan límites intrafamiliares en el contexto del incesto emocional:
- Anteponer las necesidades a las de su hijo/a: A expensas de otras conexiones del niño, el cuidador/a necesita recibir muchos elogios y atención, o ser considerado más importante que las demás personas de la vida del niño.
- Invadir la intimidad del hijo/a: Estos progenitores no respetan el espacio personal del niño o niña. Pueden manifestar diferentes tipos de comportamientos, como invadir su espacio con frecuencia o hacerlos sentir incómodos ignorando su deseo de privacidad en diferentes situaciones.
- Tratar al hijo/a como una pareja: Un progenitor con este tipo de comportamientos podría llevar al niño/a a citas o incluso referirse a él con apodos que se usan para las parejas adultas, también hacer comentarios inapropiados sobre el cuerpo o la apariencia física.
- Sentir celos de las relaciones del hijo/a: A medida que el niño crece, el progenitor puede ponerse celoso de sus otras relaciones. Podrían tratar entonces de entrometerse en estas, compitiendo por su atención o incluso tratando de arruinarlas deliberadamente.
Todas las cosas que hemos citado anteriormente son solo ejemplos y no hace falta que ocurran todas (o alguna) para encontrarse en una situación que podemos describir como incesto emocional. Existe incesto encubierto o emocional cuando los límites de una relación entre un progenitor y su hijo/a no son saludables.
Sin embargo, es una situación difícil de detectar. Los progenitores que incurren en este tipo de comportamientos no son la mayoría de veces conscientes de la problemática de estos, el niño, por su parte, puede pensar que la relación es especial, o no identificarla como abusiva (aunque se sienta mal) porque no hay interacción sexual involucrada.
¿Cuáles son los efectos del incesto encubierto?
No existe mucha investigación sobre el incesto encubierto y sus efectos en las víctimas de este tipo de abuso. Sin embargo, algunos expertos señalan, que aunque en menor grado, sus efectos son similares a los del incesto físico.
El sentimiento de ira hacia sus progenitores, la dificultad para comenzar y mantener relaciones sexuales o íntimas, los problemas de autoestima y autoconcepto y el abuso de sustancias son problemas frecuentes en personas que han padecido este tipo de abusos.
El psicólogo Kenneth M. Adams que propuso el uso del término, en su libro “Silently Seduced: When Parents Make Their Children Partners” indica que el incesto emocional puede tener diferentes consecuencias como:
- El establecimiento de una relación de amor-odio con el cuidador
- Aparición de sentimientos de abandono hacia el progenitor que ha abandonado el hogar familiar (por ejemplo, tras un divorcio) o permite que el comportamiento continúe
- Dificultad para identificar y satisfacer las propias necesidades
- Problemas de autoconcepto
- Desarrollo de comportamientos compulsivos o adicciones
- Dificultad para crear y mantener relaciones íntimas.
- Problemas de disfunción sexual
Actualmente, se ha desarrollado la Escala de incesto emocional infantil (CEIS) que permite medir los efectos del incesto encubierto en una persona cuando era niño.