Hablar de masturbación puede incomodar a muchos, pero lo cierto es que es una práctica común y, en general, saludable. Sin embargo, como en todo, es importante encontrar un balance, pues cuando pasa de ser una actividad ocasional a algo que se siente fuera de control, es normal preguntarse qué está pasando y cómo manejarlo.
En este artículo vamos a repasar las señales que indican que algo no va bien, qué podría estar causando este comportamiento y, sobre todo, cómo la terapia puede ayudarte a recuperar el control y sentirte mejor contigo mismo.
¿Cuándo es "demasiado" cuando se habla de masturbación?
La masturbación es algo natural y parte de la exploración sexual, sin embargo hay muchos mitos alrededor, a menudo por creencias religiosas, culturales o morales que han creado tabúes. Algunos dicen que puede causar ceguera, infertilidad o ser un signo de enfermedad mental, pero estas ideas no tienen respaldo científico. De hecho, masturbarse tiene beneficios, como aliviar el estrés, mejorar el sueño y conocerse mejor a uno mismo.
Aun así, es importante fijarse en el contexto. Si masturbarse empieza a interferir en cosas importantes como el trabajo, las relaciones o tu bienestar emocional, podría convertirse en algo compulsivo. En esos casos, es cuando puede ser un problema.
Pero, ¡ojo! Esta es solo una aproximación al tema desde una perspectiva que no busca juzgar una práctica de forma general, así que no se trata de ver algo natural como algo malo, sino de reconocer cuando algo positivo cruza un límite y empieza a afectar tu vida de forma negativa.
¿Qué hay detrás de la masturbación compulsiva?
Cuando la masturbación se vuelve algo incontrolable, suele ser una señal de que hay algo mucho más grande motivando este comportamiento. Muchas veces, está relacionada con otros temas psicológicos o emocionales, como:
Ansiedad y estrés
La masturbación puede convertirse en un mecanismo de escape temporal de la ansiedad y el estrés. Una vez que la persona ve que al masturbarse siente un alivio momentáneo de la tensión, se crea un ciclo en el que recurre a esta conducta cada vez que se siente abrumada, lo que hace que refuerce el hábito y que se le dificulte encontrar otras formas de manejar el estrés.
Depresión
En estados depresivos, la capacidad de experimentar placer se ve disminuida, por lo que la masturbación puede ser una forma de buscar un breve momento de satisfacción en un contexto general de apatía o tristeza. Sin embargo, es clave recordar que no es una solución a largo plazo para la depresión.
Problemas de control de impulsos
La dificultad para regular ciertos comportamientos puede ser un síntoma de trastornos como el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) o de trastornos de personalidad. En estos casos, la persona experimenta una fuerte necesidad de realizar la conducta aunque sabe, dentro de sí, que no es saludable realizarla tan constantemente.
Adicción al material pornográfico
La exposición constante a material pornográfico puede desensibilizar a las personas y llevar a una necesidad cada vez mayor de estímulos más intensos para experimentar placer. Es así como esta búsqueda constante puede conducir a la masturbación compulsiva y hacer más difícil que se pueda establecer una conexión sexual más genuina.
Baja autoestima o haber experimentado traumas
La masturbación compulsiva también podría estar asociada a una serie de factores psicológicos más profundos. Por ejemplo, quienes experimentan baja autoestima pueden buscar en la gratificación instantánea de la masturbación una forma de validación o compensación.
Asimismo, la falta de habilidades sociales o la incapacidad de establecer vínculos íntimos, pueden llevar a la persona a buscar satisfacción sexual de manera solitaria. En otros casos, traumas sexuales pasados pueden generar disfunciones sexuales y comportamientos compulsivos como una forma de lidiar con el dolor emocional. Estos son solo ejemplos, pero lo importante es entender que la masturbación compulsiva no es un tema de "fuerza de voluntad". Generalmente, está atada una necesidad emocional o psicológica no resuelta.
Consecuencias de masturbarse en extremo
Ya lo dijimos arriba: no se trata de juzgar una práctica, sino de evaluar las consecuencias de los extremos. Por un lado, a nivel emocional, muchas personas que se masturban en exceso experimentan culpa, vergüenza o una autoestima dañada, lo que puede perpetuar el ciclo de compulsión.
También puede generar conflictos en las relaciones, como una desconexión emocional o física con la pareja. Además, este comportamiento puede empezar a interferir en responsabilidades importantes, como afectar tu trabajo, estudios u otras actividades diarias. En algunos casos, aunque menos frecuentes, puede haber problemas físicos, como irritación o molestias.
Así se trata la adicción a la masturbación con un psicólogo
Tratar la masturbación compulsiva requiere un enfoque personalizado. Aquí hay algunas opciones que suelen funcionar bien:
Terapia Cognitiva-Conductual (TCC)
Ayuda a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos que mantienen la compulsión. Por ejemplo, si usas la masturbación para evitar emociones difíciles, la TCC te puede enseñar formas más saludables de manejar esas emociones. Esta intervención psicológica actúa a la vez modificando patrones de conducta objetivos y, por el otro lado, patrones de pensamiento e interpretación de la realidad. Por ejemplo, mediante estrategias como la reestructuraciónm cognitiva, consistente en ayudar al paciente a poner en duda sus creencias más problemáticas y disfuncionales.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT):
Este enfoque psicoterapéutico te ayuda a aceptar tus impulsos sin ceder a ellos. Esto incluye trabajar en estar más presente y enfocarte en lo que realmente importa en tu vida, en lugar de intentar reprimir lo que sientes. No aferrarse a la expectativa de estar constantemente "bien" y feliz ayuda a disfrutar de la vida sin caer en excesos. Por eso, esta forma de psicoterapia "entrena" a los pacientes en el desarrollo de la capacidad de aceptación ante los sinsabores de la vida, sobre todo aquellos que están más allá de nuestro control.
Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
Medicación
En algunos casos, un psicólogo puede recomendarte trabajar con un psiquiatra para usar medicamentos que ayuden a manejar la ansiedad, depresión u otros factores relacionados. Por ejemplo, los antidepresivos como los ISRS pueden ser de ayuda. Ahora bien, esta es una ayuda transitoria, ya que el objetivo siempre es facilitar que la persona modifique sus procesos psicológicos sin necesidad de alterar el funcionamiento de sus neuronas.
Apoyarse en los demás
El apoyo social también puede marcar una diferencia. Hablar con personas que pasan por algo similar en grupos de apoyo puede hacer que te sientas entendido y darte estrategias útiles.
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