Conmoción cerebral: síntomas, causas, tratamiento y diagnóstico

Un golpe en la cabeza o un movimiento brusco pueden dañar el estado de nuestro sistema nervioso.

Cerebro en tras dimensiones.
Este tipo de alteraciones puede dejar serias secuelas.Gtresonline

La estructura craneal, a pesar de estar bastante protegida, es sumamente susceptible de sufrir alguna lesión o accidente que acabe provocando serios perjuicios o molestias a la persona que lo sufre.

Uno de estos accidentes es el conocido como conmoción cerebral, la cual a pesar de que en la mayoría de ocasiones no conlleva grandes daños, si la persona no mantiene el reposo y cuida su salud puede acabar derivando en una conmoción múltiple o un síndrome del segundo impacto.

¿En qué consiste una conmoción cerebral?

Por conmoción cerebral se entiende el tipo de traumatismo cerebral más habitual y también más leve. En un nivel más técnico la expresión hace referencia a una pequeña pérdida de conocimiento que no perdura mucho en el tiempo y la cual puede acontecer tras recibir un impacto en la cabeza, a causa de una lesión o bien tras un movimiento en el que la cabeza y el cerebro se desplazan de atrás hacia adelante con mucha rapidez.

Aunque por regla general, una conmoción cerebral no tiene porque ser mortal, esta puede originar una serie de síntomas de importancia considerable, los cuales deben ser tratados con toda la premura posible.

Asimismo, este tipo de traumatismo puede provocar desajustes neuronales sin la necesidad de que exista una lesión estructural aparente. Después de una convulsión cerebral de este tipo el cerebro queda fugazmente bloqueado, pudiendo presentar pérdida de consciencia, confusión o alteraciones en la memoria.

El hecho de que sea uno de los accidentes cerebrales más comunes es por la facilidad con la que puede ocurrir, puesto que cualquier caída, accidente de coche, o cualquier deporte o actividad diaria que impliquen mucho movimiento convierte a la persona en susceptible de sufrir una conmoción cerebral.

Síntomas de la conmoción cerebral

La sintomatología asociada a la conmoción cerebral varía conforme a la persona que lo sufre y según la gravedad de la lesión. Por ejemplo, a pesar de que la pérdida de conocimiento es un síntoma muy común de la conmoción cerebral no todas las personas que la sufren desfallecen.

De la misma manera, cabe la posibilidad de que la persona experimente los siguientes síntomas tanto de forma inmediata como pasadas unas horas, o incluso días y semanas, tras el accidente.

Los síntomas de la conmoción cerebral pueden clasificarse en tres tipos: síntomas de conmoción leves, síntomas graves y síntomas que aparecen durante el proceso de recuperación.

1. Síntomas leves

Son los síntomas más comunes tras una conmoción cerebral, aunque molestos no suelen acarrear problemas mayores.

  • Desfallecimiento o pérdida de conocimiento de corta duración.
  • Alteraciones en la memoria.
  • Confusión o desorientación.
  • Sensación de sueño.
  • Vértigos.
  • Problemas de visión.
  • Cefaleas.
  • Náuseas o vómitos.
  • Fotofobia o poca tolerancia a la luz.
  • Falta de equilibrio.
  • Tiempos de reacción lentos.

2. Síntomas graves

Si la persona experimenta cualquiera de los siguientes síntomas debe buscar atención médica de forma urgente, puesto que estos son signos de una conmoción cerebral de mayor envergadura. Estos síntomas son:

  • Alteración de la lucidez mental y la conciencia.
  • Sensación de confusión continua.
  • Crisis epilépticas.
  • Debilitamiento muscular.
  • Cambios en el tamaño de las pupilas.
  • Movimientos oculares extraños.
  • Vómitos frecuentes.
  • Dificultades para andar o mantener el equilibro.
  • Pérdida de conocimiento prolongada o coma.

3. Síntomas durante la recuperación

Finalmente, es habitual que la persona presente una serie de síntomas derivados de los efectos de la conmoción los cuales surgen durante el período de recuperación.

  • Irritabilidad o cambios de humor.
  • Hipersensibilidad a la luz o el ruido.
  • Problemas en la concentración.
  • Cefaleas leves.

Causas y factores de riesgo

Como se menciona anteriormente, la conmoción cerebral puede ser el resultado de un golpe o una caída en cualquier contexto o realizando cualquier actividad o un accidente en cualquier tipo de vehículo.

Un movimiento considerable del cerebro en cualquier sentido u orientación puede suponer una pérdida de la consciencia para la persona. Según la duración de esta pérdida de consciencia, la gravedad de la conmoción será mayor o menor.

Sin embargo, una conmoción no siempre conlleva una desfallecimiento, hay personas que experimentan una alteración en la percepción visual que les hace verlo todo negro o blanco. De la misma forma, una persona puede llegar a sufrir una conmoción cerebral leve y no ser consciente de ello, puesto que no llega a experimentar ningún síntoma o, si lo hace, es tan leve que no lo llega a asociar.

Asimismo, existen una serie de factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que una persona sufra una conmoción cerebral. Estos factores son:

  • Ser hombre.
  • Niños menores de 5 años de edad.
  • Personas de entre 15 y 24 años.
  • Personas de más de 75 años de edad.
  • Realización de actividades deportivas de contacto.
  • Oficios relacionados con la construcción o la agricultura.
  • Conducir o viajar en un vehículo a velocidad elevada.
  • Consumo de alcohol.
  • Insomnio.
  • Ciertos medicamentos que inducen o causen somnolencia.

Diagnóstico

A la hora de realizar el diagnóstico de una posible conmoción cerebral, el personal médico deberá realizar una entrevista previa a las pruebas diagnósticas en la cual obtenga información sobre el tipo de lesión y los síntomas que el paciente experimenta.

A continuación, es necesario realizar una exploración física para comprobar el estado del sistema nervioso. Dentro de esta exploración se incluye la evaluación de los reflejos, las variaciones en el tamaño de las pupilas, la coordinación y la lucidez mental.

Finalmente y según el estado de gravedad del paciente, se realizarán una serie de pruebas y exámenes diagnósticos. Estas pruebas incluyen:

  • Tomografía computerizada (TAC).
  • Resonancia magnética (IMR).
  • Electroencefalograma (EEG) en los casos en los que la convulsiones persistan.

Tratamiento

El tratamiento de elección tras sufrir una conmoción cerebral dependerá de la importancia y alcance de los síntomas.

Si la persona sufre una hemorragia, una inflamación o un daño cerebral grave, cabe la posibilidad de que sea necesario la intervención mediante cirugía. No obstante, esto no suele ocurrir con frecuencia.

Los análgesicos suelen ser el medicamento prescrito en la mayoría de las ocasiones, puesto que la persona solamente tiende a presentar una serie de cefaleas algo molestas. Las recomendaciones habituales tras sufrir una conmoción son:

  • Reposo.
  • Observación de la persona afectada para detectar posibles complicaciones.
  • No realizar ningún tipo de deporte o actividad física intensa durante las 24 horas siguientes.
  • No conducir ningún tipo de vehículo tanto a motor como no motorizado tras 24 horas.
  • Evitar bebidas alcohólicas.

Pronóstico

La recuperación completa tras una conmoción cerebral puede requerir un poco de tiempo, llegando a prolongarse durante días, semanas o meses. Los problemas o síntomas que aparecen durante la recuperación tienden a durar poco tiempo, sin embargo es posible que la persona necesite ayuda o colaboración de otros para realizar ciertas actividades diarias.

No obstante, cabe la posibilidad de que la persona sufra una conmoción cerebral múltiple mientras se desarrolla la primera conmoción.

Conmoción cerebral múltiple

Tras sufrir una primera conmoción cerebral, y si no se siguen las instrucciones del personal sanitario o se realiza algún tipo de deporte o actividad física, la persona es susceptible de sufrir una segunda conmoción cerebral.

Esta conmoción cerebral múltiple puede originar una alteración conocida como Síndrome del Segundo Impacto (SSI). A diferencia la conmoción cerebral común, el síndrome del segundo impacto aumenta las posibilidades de sufrir una inflación importante en el cerebro, la cual si implica un riesgo de muerte.

Psicóloga Sanitaria y Sexóloga

Licenciada en Psicología por la Universitat de València. Especializada en Sexología Clínica y Terapia de Pareja por el Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) donde, entre otras cosas, descubrió su pasión por la psicología de la infertilidad. Para completar su formación clínica, realizó el Máster de Psicología General Sanitaria en la Universitat de Valencia.

Ha desempeñado labores de psicóloga en diversos centros, entre ellos la Unidad de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario de Valencia y el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) en Barcelona.

Actualmente, Isabel compatibiliza su trabajo con un blog divulgativo llamado “Sexplícitamente Hablando”. En el que reflexiona sobre aspectos psicológicos de las relaciones personales y sobre la sexualidad.

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