El síndrome de burnout es una de las alteraciones psicológicas vinculadas al puesto de trabajo, pero sus implicaciones van más allá del mundo profesional. De hecho, quienes sufren este desajuste tiende a comportarse de un modo distinto también en las relaciones personales de su vida privada, ya que el desgaste que sufren no desaparece cuando termina su jornada laboral.
En las siguientes líneas nos entraremos en una de las consecuencias psicológicas del síndrome de burnout que tiene una mayor capacidad para perjudicar las relaciones personales: la irritabilidad.
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¿Qué es el síndrome del quemado?
El síndrome del quemado, conocido también como síndrome de burnout o síndrome de desgaste profesional, es un conjunto de síntomas de carácter psicológico que surgen a partir de la exposición continuada a un contexto laboral que desgasta emocionalmente al trabajador o a la trabajadora y que se vincula a unos niveles altos de estrés. Este concepto aparece descrito en la Clasificación internacional de enfermedades, aunque está ausente en el DSM-5, otro de los manuales diagnósticos más usados en el ámbito de la salud mental.
Por otro lado, las investigaciones realizadas acerca del síndrome de burnout refleja que hay ciertas profesiones más proclives a facilitar la aparición de este problema psicológico. Por ejemplo, los sanitarios parecen ser especialmente vulnerables a sufrir por este fenómeno, algo que no sorprende teniendo en cuenta el nivel de responsabilidad que una sola persona puede llegar a tener en esta clase de trabajos.
Del mismo modo, aquellos puestos de trabajo en los que haya un exceso de carga de trabajo en general (teniendo en cuenta los recursos de los que dispone la persona y la relativa falta de posibilidad de delegar tareas) también tienden a generar síndrome de burnout. Y algo similar ocurre con las profesiones en las que no hay una clara separación entre las horas de tiempo libre y las de desempeño laboral, algo que puede ser asociado a la ley de Parkinson: el trabajo tiende a expandirse hasta cubrir todo el tiempo disponible para realizarlo.
Por otro lado, el trabajo se mantiene en niveles altos de exigencia sin ofrecer claramente la posibilidad de mejorar la situación laboral a corto plazo, de manera que la persona se ve sometida a un contante torrente de tareas que casi nunca es interrumpido, ni hace posible detenerse para verlo todo desde la distancia y de manera más global y tomar decisiones estratégicas (el trabajador sometido a presión tiende a centrarse en las obligaciones urgentes porque se siente desbordado).
Así pues, en el síndrome de desgaste profesional se dan tres características psicológicas fundamentales:
- Una gran cantidad de trabajo por hacer.
- Una cantidad insuficiente de incentivos distribuidos en el corto, medio y largo plazo
- Estar en una situación en la que la persona se sentiría mal en caso de delegar (o directamente no puede) o tomarse un tiempo de descanso
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¿Cómo interactúan el síndrome de burnout y la irritabilidad?
En Psicología, la irritabilidad es la propensión a responder con hostilidad ante interacciones sociales que no inicia uno mismo, o hacia actitudes, reacciones y consecuencias que se salen de lo previsto al socializar o al interactuar con el entorno. Es decir, se asocia a un interés por mantener las interacciones ceñidas a lo mínimo necesario para lograr una finalidad concreta, sin tener que dedicar más tiempo y esfuerzo de lo necesario a ello; cualquier situación en la que esto no se cumpla genera malestar y una tendencia a culpar a los demás o a los objetos por esa clase de “contratiempos”.
Así pues, la irritabilidad está claramente al enojo y a la predisposición a reaccionar con explosiones de ira ante situaciones imprevistas, algunas de las cuales en otras circunstancias ni siquiera llegarían a ser consideradas un problema.
Aunque hay personas proclives a ser irritables, la irritabilidad también depende del contexto, y el hecho de haber desarrollado síndrome del quemado facilita su aparición. Se cree que la causa de esto es que, debido al desgaste psicológico que genera esta experiencia, la persona siente que o puede asumir otros “frentes” de trabajo que son vistos como problemas extra.
Debido a la fatiga física y/o mental que sufre, adopta una mentalidad desde la que intenta compensar ese malestar siendo muy sensible a situaciones en las que podría culpar a su entorno por los contratiempos que surgen a su paso.
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¿Qué se puede hacer ante este problema?
Ante el síndrome de burnout, es importante contar con ayuda profesional en el contexto de la psicoterapia. De este modo, es posible entrenar habilidades de gestión del estrés y de la ansiedad, así como métodos de manejo y optimización del tiempo.
Ahora bien, en muchos casos la solución pasa también por realizar cambios en el ámbito profesional, algo que puede venir facilitado por el proceso de introspección y priorización de metas que ocurre en psicoterapia.
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Elisabet Fisas Suriol
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