A principios del siglo XX se descubrieron en el suroeste de la Península Ibérica unas enigmáticas placas de pizarra que presentaban diversos motivos geométricos, antropomorfos y zoomorfos. Los sucesivos estudios precisaron su ejecución entre el 3.500 y el 2.750 a.C., es decir, en la época de transición entre el Neolítico y la primera Edad del Cobre.
El significado de estos motivos ha hecho correr ríos de tinta entre los investigadores desde entonces. ¿Se trata de símbolos? ¿Son amuletos religiosos? ¿O quizás se trata, tal y como manifestó la arqueóloga Marija Gimbutas (1921–1994), de representaciones de la Diosa Madre mediterránea?
Recientemente se ha barajado la posibilidad de que estas placas neolíticas sean una de las primeras formas de escritura en Europa. En este artículo hablamos de las placas prehistóricas ibéricas conocidas en España como “ídolos-placa”.
Las placas ibéricas: ¿una de las primeras formas de escritura en Europa?
Las placas ibéricas de pizarra ocupan todo el cuadrante suroccidental de la Península Ibérica. Se reparten entre la zona portuguesa de Alentejo y algunas zonas de Andalucía, como Granada. Sin embargo, la mayor cantidad de hallazgos se ha producido en Portugal, especialmente al este de la provincia de Évora.
Las placas se han encontrado mayoritariamente en enterramientos; en concreto, al lado o sobre el pecho del esqueleto. Todas las piezas presentan orificios en la parte superior que sugieren haber sido colgadas del cuello con una cuerda, a modo de colgante. La tipología de estos enterramientos va desde megalitos y tholoi (característicos del Neolítico) hasta cuevas y abrigos rocosos.
Es significativo el gran tamaño de las placas (15 x 5/10 cm), lo que convierte en dudosa la teoría de que sean amuletos para los difuntos; más bien parecen soportes para transmitir una información. ¿Cuál es el significado de estas placas de claro vínculo funerario? ¿Podría tratarse de un primitivo sistema de escritura?
Signos enigmáticos
El equipo de investigación liderado por Katina T. Lillios, de la Universidad de Iowa, ha estudiado en profundidad las placas de pizarra ibéricas y ha presentado una teoría con la que no todos los investigadores están de acuerdo.
Según sus conclusiones, las placas serían una codificación de información genealógica; es decir, marcarían el linaje al que pertenece el difunto y las generaciones que lo separan del miembro fundador, información que se vería plasmada en el número de registros. Así, cuanto mayor es el número de registros, más generaciones separan al difunto del antepasado fundador del linaje.
El epicentro de los linajes en cuestión sería la actual provincia de Évora, en Portugal, lugar donde se han hallado las placas más antiguas. A partir de allí, y según la teoría de Lillios, la tradición de las placas se habría diseminado hacia el este, a otras zonas de Portugal y a la actual Andalucía.
Tipología de las placas
Lillios ha observado detenidamente la tipología de las diferentes placas y las ha clasificado en 8 variantes:
1. Tipología clásica
Se trata de la variante más numerosa y persistente en el tiempo. Las placas presentan dos zonas separadas por bandas horizontales; la zona superior está decorada con bandas verticales y la inferior con triángulos, espigas, zigzags, chevrones y ajedrezado.
En esta tipología, Lillios ve evidencias que apoyan la teoría del registro genealógico, puesto que en algunas placas se advierte un intento de comprimir los motivos para insertar la totalidad de estos, cosa que no se daría si se tratara de simples motivos estéticos. Uno de los mejores ejemplos de placas de tipología clásica se encuentra en el Dolmen das Conchadas (Lisboa).
2. Tipología transicional
Denominada así porque la transición entre las dos zonas no es clara. Los motivos son, de nuevo, triángulos, chevrones y zigzags.
3. Tipología de azada
Se trata de una tipología rara, con pocos ejemplos y que solo muestra motivos de triángulos.
4. Tipología unipartita
Como su mismo nombre indica, estas placas presentan los motivos en todo su espacio, sin ningún otro elemento que haga de transición.
5. Tipología de alfombras
Denominadas así porque su decoración evoca motivos textiles. Otra peculiaridad, bastante excepcional, es que están realizadas sobre arenisca rosa.
6. Tipología atirantada
Presentan motivos de triángulos y tirantes, y tienen la peculiaridad de poseer dos perforaciones en la parte superior.
7. Tipología bimórfica simple
Esta tipología es la que más ha alimentado la idea de que las placas representan a la Diosa Madre mediterránea, puesto que se advierten motivos antropomorfos como ojos, narices y apéndices.
8. Tipología bimórfica whiskered
Estas placas son muy parecidas a las de la tipología bimórfica simple, pero presentan mayor variedad en sus motivos: triángulos invertidos, chevrones y borlas. Se trata de una tipología muy escasa.
Diferenciar a la élite
La teoría de Katina T. Lillios parece corroborarse si consideramos que no todos los esqueletos enterrados están acompañados de placas; esto mostraría una evidente diferenciación de la élite, que se haría inhumar con estos registros que identificarían su linaje.
La idea se ve reforzada por el hecho de que, durante el Neolítico, las tumbas estaban abiertas y, por lo tanto, las personas podían entrar e interpretar los signos. Se sabía de esta forma quien era el personaje enterrado, así como su estatus social. De ser cierta esta teoría, los motivos grabados en las placas serían, efectivamente, una manifestación arcaica de escritura.
¿Por qué necesitarían estas élites dejar constancia de su genealogía? Una de las teorías del equipo de investigación de la Universidad de Iowa apunta que, en la región del Alentejo portugués (donde, recordemos, se han encontrado la mayoría de placas) existían en el Neolítico recursos naturales valiosísimos que darían lugar a una feroz competición por el control de los mismos. Así, dejar constancia de la procedencia era una manera de legitimar el poder sobre el territorio.
Conclusiones
A modo de conclusión, podemos decir que la teoría de la escritura parece bastante consistente si tenemos en cuenta los estudios que el equipo de Lillios ha realizado de las placas prehistóricas de la Península Ibérica. Por un lado, tenemos que:
- a) La mayoría de placas se han encontrado en un contexto funerario y, además, suficientemente cercanas al esqueleto para considerar que contienen información acerca del difunto;
- b) La disposición de los motivos en las placas sugiere constituir una información concreta;
- c) El acceso a las tumbas promovía la interpretación constante de las placas;
- d) Parece evidente que se trata de información genealógica relacionada con el difunto, a juzgar por el número y la evolución de los registros a medida que se dispersan hacia el este.
Así pues, y a pesar de que no toda la comunidad científica está de acuerdo, puede que nos encontremos ante una de las primeras formas de escritura en Europa. Todavía falta, empero, mucha investigación al respecto para extraer conclusiones definitivas.