La pandemia del coronavirus ha permitido que los científicos sociales podamos reflexionar y observar la realidad de una forma diferente, quizás un poco más pausada.
Y es que Europa estuvo varios meses confinada y el ocio nocturno se detuvo de una forma estrepitosa. De tener por años y años los bares y discotecas llenas de jóvenes a toda hora, de pronto, hubo que volver a casa y encerrarse en ella.
Pero... ¿qué pasó con el consumo de drogas? ¿Cómo hicieron los narcotraficantes para trasladar la droga si las fronteras estaban cerradas? Ante estas dudas, el Informe Europeo sobre Drogas 2021 nos da algunas luces.
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Dinámicas de consumo de drogas en tiempos de COVID-19
Según este informe, se pudo apreciar la gran capacidad de adaptación de las organizaciones involucradas en el narcotráfico por el hecho de que la disponibilidad de las diversas drogas en Europa no se vio gravemente afectada por la pandemia del coronavirus.
Básicamente, los narcotraficantes se adaptaron rápidamente a las restricciones y cambiaron la forma de distribuir las drogas. Se utilizaron redes sociales como medio de comunicación, y transportes por mar para sortear el cierre de los espacios aéreos y servicios a domicilio.
El resultado fue que se siguió consumiendo drogas a pesar de las medidas restrictivas de distanciamiento social y confinamiento. Además, apenas se levantaron las restricciones se volvió a los niveles de consumo anteriores a la pandemia.
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El problema de la adulteración de drogas
Ya sabemos que ni siquiera un confinamiento casi mundial pudo reducir el consumo y tráfico de drogas. Ahora quisiera introducirme en el tema que suscita mi interés en escribir este artículo. Hablaré sobre algunas drogas de uso recreativo y la calidad en cuanto a la pureza de las mismas.
Según el Informe Europeo sobre drogas 2021 existe un notable aumento de cannabis adulterado con cannabinoides sintéticos.
Citando textualmente este informe: “Cualquier situación hipotética en que personas consuman de manera inconsciente cannabinoides sintéticos es preocupante dada la toxicidad de algunas de estas sustancias, tal como ilustra el brote de más de 20 muertes relacionas con el cannabinoide sintético 4F-MDMB-BICA producido en 2020” (Informe Europeo sobre drogas 2021).
Así, nos encontramos con que el cannabis está siendo adulterado con sustancias sumamente peligrosas al punto que pueden llevar a los consumidores a la muerte. ¿Saben los consumidores, adolescentes y jóvenes en su mayoría, qué sustancias están consumiendo? La respuesta es un no rotundo.
Y he aquí donde nos encontramos con un problema de salud pública muy pero muy serio. Básicamente cualquier joven puede desarrollar un trastorno mental severo o incluso morir un sábado de fiesta por el consumo de algún adulterante. Esta adulteración descontrolada se observa en la mayoría de las drogas ilegales, tal y como lo indica el mismo informe con respecto al MDMA. Según se extrae del citado informe, se observa un aumento del contenido de MDMA de los diversos comprimidos analizados.
Además, se han detectado muestras que poseen niveles muy altos de MDMA, capaces de producir cuadros psicóticos graves y expresiones conductuales muy peligrosas.
Posibles efectos de estas sustancias
Los efectos adversos de las drogas dependerán de la sustancia, de la cantidad y de las características físicas y psicológicas de quién la consume. Sin embargo, entre los efectos adversos más peligrosos está sin duda la capacidad que tienen algunas drogas de propiciar la aparición de trastornos psicóticos crónicos, como puede ser la esquizofrenia.
Hace pocas semanas, en la provincia de Cáceres, España, una partida de cocaína adulterada con un activo desconocido hasta ahora mató a dos personas e intoxicó a varias decenas. Tal y como se lee en el periódico La Vanguardia, “los afectados creían su cuerpo invadido por insectos o usaban aceite para freír cuando en realidad ponían detergente lavavajillas en la sartén”.
No quisiera dar la impresión de un exceso de alarmismo; sin embargo, considero que la situación es muy grave. Los niveles de adulteración de las drogas, debido a su ilegalidad y al descontrol que ello implica, son altísimos. Las muestras de cocaína apenas llegan a un 30% de pureza, es decir, el 70% restante son adulterantes y excipientes, muchos de ellos, capaces de producir la muerte.
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Proliferación de nuevas drogas
Además, hay una gran variedad de nuevas drogas, poco estudiadas y potencialmente mortales. En el continente Europeo se descubrieron más de 400 sustancias nuevas el año 2019. También han aparecido potentes cannabinoides y opioides sintéticos que representan una verdadera amenaza para la salud mental y física de los consumidores (según el Informe Europeo sobre Drogas 2021).
Estas sustancias son consumidas por miles y miles de jóvenes, y sin embargo no existe ningún interés por parte de las autoridades sanitarias de informar sobre esta realidad. Al contrario, se siguen utilizando nombres incorrectos para nombrarlas. ¿Se puede llamar cocaína a un polvo blanco que posee menos de un 30% de clorhidrato de cocaína, y el resto de sustancias adulterantes? A mi juicio no. Es como llamar patata a una masa que es 30% patata y 70% harina, preservantes y colorantes, o llamar zumo a un líquido que tiene solo un 7% de fruta.
Como ejemplo de esta realidad, según el precitado informe sobre drogas, el grado de pureza media de las distintas muestras de anfetaminas que se comercializan al por menor en los diferentes países que conforman la Unión Europea osciló entre el 13% y el 67% en 2019 y el 50% de las naciones reportaron una pureza media de entre el 20% y el 35%.
Como psicólogo puedo afirmar que solo en la medida en que los consumidores conozcan la realidad de lo que consumen podrán tomar las precauciones necesarias para evitar intoxicaciones o cuadros psicóticos o depresivos inducidos por sustancias adulteradas. Es por ello que resulta fundamental que los encargados de la salud mental y física realicemos la importante labor de informar y prevenir a nuestra juventud sobre las sustancias psicoactivas que consumen.
No hay otro camino, y creo que resulta crucial comenzar a llamar las cosas por su nombre. Lo que nuestros adolescentes creen que es cocaína no lo es. Lo que creen que es metanfetamina o anfetamina, tampoco; pasa incluso con el cannabis, tal y como se aprecia en el informe Europeo sobre drogas acerca de los cannabioides sintéticos.
Quisiera mencionar además otro factor que complica aún más esta situación, y es que Europa ha pasado de ser un continente que importa drogas a un continente que produce y exporta drogas. Esto se debe a que las nuevas sustancias psicoactivas sintéticas pueden producirse en pequeños laboratorios caseros. Por consiguiente, el consumo de drogas en Europa ya no depende de la producción de Asia o América, como históricamente había ocurrido, sino que es ahora Europa un continente que aporta drogas al consumo mundial.
Esta nueva realidad aumenta de manera radical el acceso a las drogas de nuestra población, lo cual es un factor de riesgo más para la evolución y perpetuación del consumo y sus consecuentes efectos nocivos para la salud tanto física como mental.
Mirando hacia el futuro
Desde mi punto de vista, los psicólogos y todos los profesionales sanitarios y trabajadores sociales debemos alertar a las autoridades de esta situación y realizar campañas informativas y de prevención para frenar esta preocupante realidad. No podemos seguir llamando a una droga por un nombre incorrecto. Nuestros jóvenes deben saber la verdad acerca de lo que consumen.
Debe ser un esfuerzo colectivo e institucional y debe empezar lo antes posible, o de lo contrario seguiremos recibiendo noticias de fallecimientos y trastornos mentales severos entre nuestra juventud por la ingesta de sustancias potentes, adulteradas y peligrosas.
Cabe mencionar que existen instituciones y organizaciones no gubernamentales que realizan este trabajo informativo y preventivo, pero es tan poca la difusión, que la información no llega a la población general, lo que conlleva que el esfuerzo sea infructuoso.
Tampoco debemos culpar a los consumidores, muchos de ellos adolescentes, ya que la misma sociedad y el entorno en que estos chicos y chicas se desarrollan ofrece mensajes contradictorios de forma constante.
La publicidad del alcohol produce la sensación de que las bebidas alcohólicas son “buenas”. Se habla constantemente sobre supuestos beneficios del Cannabis y las distintas formas de ocio o de celebración casi siempre van acompañadas de alcohol; bautizos, bodas, partidos de fútbol, conciertos, cumpleaños, entre otros. Es la misma cultura la que de alguna forma va propiciando la normalización de las conductas de riesgo como es el consumo abusivo de alcohol y drogas.
José Miguel Aybar Salinas
José Miguel Aybar Salinas
Psicólogo
Queda mucho por hacer, mucho por analizar y creo que nunca es tarde para dar un golpe de timón y enfocar una realidad como la drogadicción desde una perspectiva más honesta y certera, partiendo por hacer hincapié en las diversas composiciones químicas de las drogas y sus efectos sobre el organismo y, continuando por informar a los potenciales consumidores sobre los riesgos a los que se exponen por desconocer lo anteriormente expuesto.