Las 2 diferencias entre afonía y disfonía (explicadas)

Veamos cómo diferenciar entre afonía y disfonía y cuáles son sus semejanzas que pueden confundirnos.

Diferencias entre afonía y disfonía

La voz es uno de los instrumentos más útiles del ser humano, siendo aquello que nos permite usar nuestro principal medio de comunicación: el lenguaje oral.

Además de ser algo que está presente en nuestro día a día, son muchas las personas cuyo trabajo depende de la voz, como es el caso de cantantes, profesores, teleoperadores, guías turísticos… Y por ello, cuando la voz se ve alterada es inevitable que nos demos cuenta y suframos mucha incomodidad.

Afonía y disfonía son dos términos coloquialmente usados como sinónimos, usados para describir cuando nos falla la voz. Realmente se trata de dos conceptos distintos, con sus peculiaridades y, por ello, a continuación vamos a descubrir las principales diferencias entre afonía y disfonía.

Principales diferencias entre afonía y disfonía

La voz es un elemento muy presente en nuestras vidas, tanto en lo cotidiano como en lo profesional. El lenguaje humano ha ido evolucionando y sofisticando gracias a que nuestra especie dispone de un aparato bucofonador muy complejo, capaz de emitir cientos de fonemas distintos, motivo por el cual el principal medio de comunicación al que recurrimos las personas para transmitir nuestras ideas, emociones, pensamientos y opiniones es la modalidad oral del lenguaje.

Si tuviéramos que dar una lista de todas las profesiones en donde la voz es fundamental, esta no acabaría. De una u otra forma, en todas las profesiones, y prácticamente en cualquier situación que se nos pueda ocurrir, necesitamos hablar, recurrir al lenguaje oral y, por ello, tener una voz en buenas condiciones es fundamental, y mucho más si tenemos en cuenta su importancia en profesiones como cantante, teleoperador, actor, profesor, guía turístico o presentador de radio.

Lamentablemente, no es extraño que la voz nos falle alguna vez. Términos como “afonía”, “disfonía” o “ronquera” son comunes en el vocabulario general, palabras que todo el mundo conoce y que les atribuye un significado, en muchas ocasiones idéntico. Sin embargo, estas tres palabras no son sinónimas, sino que si bien hacen referencia a alteraciones de la voz, se refieren a diferentes grados de incapacidad para poder emitir sonidos.

1. Diferencias en la gravedad del problema

Empecemos por la disfonía. Esta palabra está compuesta por el prefijo “dis” y la palabra “fonía”, ambas de origen griego y que se traducen como “mal sonido”. Este hace referencia a un trastorno cualitativo y cuantitativo de la fonación, ya sea por causas orgánicas o funcionales relacionadas con la laringe, en el que se pierde el timbre normal de la voz pero no se pierde la capacidad de emitir sonidos. En la disfonía nuestra voz se ve alterada, pero podemos seguir hablando.

En cambio, la afonía (de “a” y “fonía”, “sin voz”) hace referencia a la condición en la que falta la voz por completo. Esto quiere decir que, las muchas veces que decimos que estamos afónicos en realidad no estamos usando el término correctamente, puesto que estar afónico, en su sentido más literal, es el de no poder emitir sonido alguno. Lo que realmente estaríamos en esa situación es disfónico, o tener la voz ronca.

2. Sintomatología

Afonía y disfonía se pueden entender como dos términos pertenecientes a un continuum, siendo la afonía la situación más extrema de la disfonía, en la que no solo se vería afectada la voz sino que directamente se habría perdido, siendo esa la diferencia más llamativa. Aparte de esta, existen otras diferencias en forma de síntomas comunes de una u otra condición, los cuales veremos a continuación.

Síntomas de la disfonía

La alteración cuantitativa y cualitativa de la fonación trae consigo una serie de características vocales o signos que difieren según el tipo de disfonía, en función del origen orgánico o funcional. Los signos de estas alteraciones de la fonación pueden manifestarse de forma aislada o combinados entre sí, y es frecuente que los síntomas, en forma de quejas del paciente, coincidan con los siguientes signos:

  • Ronquera
  • Voz monótona
  • Voz temblorosa
  • Episodios de afonía
  • Cambios en la intensidad de la voz
  • Pérdida de los agudos
  • Sensación de falta de aire al hablar

Añadido a esto, el paciente suele indicar que tiene síntomas no fonatorios:

  • Tos
  • Picazón
  • Carraspeo para aclarar la voz
  • Sensación de cuerpo extraño al tragar
  • Dolor leve o moderado de garganta al hablar

Síntomas de la afonía

En el caso de la afonía, los dos síntomas principales son la más extrema de las ronqueras y la absoluta incapacidad para hablar. No se dan los mismos síntomas que en la disfonía, como el de la voz temblorosa o el de la pérdida de agudos, porque directamente no tiene voz. En cuanto a los síntomas no fonatorios, estos se asemejan a los de la disfonía, siendo los siguientes:

  • Dolor de garganta
  • Espasmo en las cuerdas vocales
  • Dificultad para tragar sólidos y líquidos
Distinguir entre afonía y disfonía

¿Cómo se da la pérdida de voz?

La progresión de la disfonía hasta la afonía es gradual. Podemos considerar que la afonía es el último paso, la estación final de un proceso de alteración y daño de la voz en el que no se han tomado precauciones para evitar perder la voz, sea temporal o permanentemente. Los principales motivos por los que se puede experimentar una merma en la voz son:

  • Inflamación de la laringe e hinchazón en las cuerdas vocales.
  • Reflujo de ácidos estomacales: estos ácidos acaban irritando las cuerdas vocales.
  • Infecciones víricas como los resfriados pueden irritar e inflamar las cuerdas vocales.
  • Hemorragia en las cuerdas vocales.

Como podemos ver, el principal fenómeno implicado en la afonía y disfonía son las inflamaciones en las cuerdas vocales, dos bandas de tejido muscular flexibles que se encuentran en la entrada de la tráquea. Las cuerdas vocales son como cualquier otro músculo, es decir, necesitan ser calentadas y cuidadas para que no se lesionen. Al hacer un sobreesfuerzo, pueden verse dañadas y, si no son debidamente tratadas o no se pone remedio a su lesión, el problema acabará yendo a más.

La inflamación en las cuerdas vocales hace que la parte delantera de estas no puedan vibrar, mientras que la parte posterior queda un espacio que no llega a cerrar bien, haciendo que se escape el aire sin llegar a producir sonido. La combinación de estos dos problemas hace que no se puedan articular sonidos inteligibles, por más que se aprieten las cuerdas vocales.

Tratamiento y prevención

La disfonía y la afonía son dos grados de un mismo problema: inflamación en las cuerdas vocales. Por este motivo, la solución es la misma para ambas condiciones, la desinflamación de las cuerdas, primero dejándolas reposar y, en caso de que sea necesario, acudir a la farmacología. Es fundamental no forzar la voz, puesto que se puede crear un círculo vicioso en las cuerdas inflamadas, hinchándose y dañándose todavía más. Y, para prevenir estos dos problemas, se debe evitar usar un tono de voz demasiado alto o gritar a menudo.

En contra de lo que la cultura popular sugiera, no se debe hablar en susurros cuando estamos disfónicos y afónicos. De hecho, los otorrinolaringólogos dicen que susurrar es justo lo contrario a lo que se debería hacer, puesto que con esta acción lo que se hace es apretar todavía más las cuerdas vocales, agravando la disfonía y yendo directos a la afonía. Lo que se debe hacer es intentar hablar con normalidad, con la voz que nos sale o, directamente, evitar decir nada, puesto que el mejor tratamiento es el reposo total.

Seguir un estilo de vida saludable es un aliado para evitar estos dos problemas. Los alimentos con vitamina A como lácteos, la zanahoria, el brócoli o las espinacas, ayudan a regenerar y reparar los tejidos; mientras que los alimentos con vitamina E, como las nueces y el aguacate estimulan las defensas, y es fundamental mantener la garganta bien hidratada. Y, por supuesto, se debe evitar el tabaco y las bebidas alcohólicas a toda costa.

¿Puede ocurrir algo más grave?

Normalmente, los casos de disfonía se solucionan en cuestión de días, sin embargo, de no ser así se debe acudir a un médico para que evalúe la gravedad del caso. Lo más probable es que este profesional nos recete analgésicos para reducir las molestias de garganta, además de reposo.

Pero a veces lo que hay detrás de la afonía y la disfonía puede ser mucho más grave, una condición médica que requiera intervención farmacológica y quirúrgica de urgencia y causada por algo tan peligroso como un tumor. También puede deberse a alguna malformación congénita, como alteraciones en las membranas laríngeas, angiomas, papilomas laríngeos...

En la adultez, las disfonías pueden ser causadas por problemas neurológicos de la laringe, como puede ser la disfonía espástica, que se caracteriza por espasmos de la voz que impide el flujo vocal regular, en el Parkinson o la miastenia gravis. También puede darse por causa endocrinológica, como por ejemplo el mixedema del hipotiroidismo o los cambios producidos en el climaterio.

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Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

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