¿Alguna vez has actuado pensando recibir lo mismo? Los individuos con mentalidad transaccional ven la relación como un negocio, como un intercambio o reciprocidad. Es decir actuarán esperando recibir lo mismo a cambio.
Por tanto, estas personas no harán nada por el simple hecho de hacerlo, sino con la previsión de obtener un beneficio propio en el futuro. Son sujetos que tienen dificultades para cubrir sus necesidades, que no se sienten queridos o están solos, y es mediante la relación con otra persona que esperan solventar todas estas carencias.
De este modo, en un primer momento puede parecer que son personas muy atentas y que miran por el bienestar de los otros, pero todo lo contrario; finalmente la relación termina siendo muy tensa. El sujeto con mentalidad transaccional se presenta como víctima y culpabiliza a la persona por no cumplir con sus expectativas. En este punto ya será obvio que actúan buscando el beneficio propio y no son tan atentos y generosos como parecía
Por este motivo, se aconseja huir de este tipo de mentalidad ya que acaba generando malestar y dañando la relación con el otro. Pocas veces se sentirán 100% satisfechos con lo que reciben de la otra persona, ya que una perfecta reciprocidad es casi imposible.
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¿Qué es la mentalidad transaccional?
Las personas con mentalidad transaccional son las que valoran la relación con otro individuo dependiendo de lo que obtengan de él, es decir, esperan recibir lo mismo que ella les da. Por tanto, estas personas presentan los siguientes pensamientos o creencias: si yo le ayudé con los deberes él también tendrá que ayudarme, si le presto dinero también me lo prestara él cuando lo necesite, entre muchas otras consideraciones similares, que demuestran que actúan esperando lo mismo en situaciones similares en un futuro.
De esta manera, en el pensamiento transaccional se entiende y se ve las relaciones como negocios, como un comercio, donde esperan intercambiar algo con el mismo valor.
La conducta no es desinteresada, es decir, no actúan con la finalidad de ayudar o complacer al otro sino con la intención de que el otro haga lo mismo por mí, por tanto, es una mentalidad egoísta, que mira para uno mismo sin importarle realmente la otra persona.
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Características de la mentalidad transaccional
Cuando evaluamos la manera de pensar transaccional observamos dos creencias o dos principios que se repiten y destacan de este tipo de mentalidad, dos pensamientos que constituyen la base de esta mentalidad, y derivan en esta particular manera de entender las relaciones.
1. Dar más importancia a lo qué se consigue con la relación
Los individuos con mentalidad transaccional valoran y analizan más que ganarán o pueden ganar con cada relación, que pueden conseguir de cada persona, que tener en cuenta o interesarse por el simple hecho de tener o mantener una relación. Se centran, valoran, más la utilidad que puede tener la relación, el interés que puedan ver en ella, que el disfrutar de tenerla.
Un ejemplo sería consolar a una persona cuando está triste con la intención de que, en un futuro, él también tenga el consuelo de esta persona.
Con elevada frecuencia se compara esta forma de mentalidad con la negociación. De este modo, estas personas conciben el vínculo que tiene con alguien como un negocio, como una manera de dar algo para después recibirlo, actúan según un interés con la perspectiva de conseguir algo en el futuro. Sus pensamientos serían: le ayudo porque después él me ayudará.
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2. Dan mayor importancia a las propias necesidades
Puede parecer contradictorio porque los individuos con mentalidad transaccional suelen padecer personas muy atentas, dispuestas a ayudar, a darte lo que necesites, pero si conocemos la finalidad que buscan actuando así comprenderemos que lo hacen con la intención de ser tratados del mismo modo, es decir, de recibir lo mismo que ellos dan.
Por tanto, no actúan en beneficio del otro sino que a final de cuentas están actuando pensando en un posible beneficio propio en el futuro. Es decir, si ayudan a una persona es con la finalidad de asegurarse tener una ayuda si la necesitan, no con la intención de ayudar al otro.
Verán a la otra persona como alguien que puede darle lo que él necesita, realizando para el otro individuo lo que realmente quieren para ellos. No deja de ser un pensamiento egoísta teniendo como último objetivo su propio bienestar, aunque parezca confuso porque al inicio parece dirigido a la otra persona.
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¿Cómo se plasma en las relaciones?
Una vez planteado que entendemos por mentalidad transaccional muchos considerarán que no tienen este tipo de pensamiento y que no actúan con el propósito de conseguir un beneficio propio.
Pero es inevitable en muchas ocasiones que aparezcan pensamientos relacionados con esta mentalidad, es casi imposible no molestarse o no sentirse mal cuando una persona a la que tú ayudaste, a la que tú escuchaste cuando lo necesitaba ahora no esté cuando tu estas mal y la necesitas.
Si hacemos un favor a un compañero de trabajo tendemos a pensar que si en un futuro necesitamos nosotros un favor él nos lo hará. De este modo, puede que en un primer momento no seamos conscientes que actuamos con ese propósito, pero cuando nos encontramos en la situación que no nos han correspondido como esperábamos nos moleste no haber recibido el mismo trato.
Por tanto, no es un pensamiento tan extraño, y muchas veces podemos no ser consciente de ello, pero no sorprende pensar que si hacemos una buena acción, si actuamos en beneficio de otro esperemos que esta persona considere esta ayuda, la valore y actúe del mismo modo, como nosotros creemos que es adecuado.
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El problema de tener mentalidad transaccional
Uno de los principales problemas es la decepción y desengaños que comporta el no recibir lo que uno espera. Es casi una utopía pensar que obtendremos de la otra persona lo mismo que yo le he dado, es decir, es casi imposible recibir lo que uno piensa que sería lo correcto, ya que al depender de otra persona esta puede ver o interpretar la situación diferente y es probable que no realice o se comporte como tu esperabas, como tu crees que era lo correcto.
De este modo, la mayoría de las veces es perjudicial para uno mismo y solo crea decepción el actuar según uno piensa que luego los otros actuarán con él. De igual forma, considerar o percibir una relación como un negocio o un intercambio de beneficios tampoco ayuda a disfrutar realmente de la relación ya que estás valorando la otra persona como alguien quien podrá complir o solventar más adelante tus necesidades y no como una amistad, valorando el siemple hecho de tenerla.
Las personas con mentalidad transaccional son obsesivas, calculan que dan y que reciben, memorizan y se acuerdan de todo lo que han hecho por los demás, para así después poder pedirles y exigir que actúen del mismo modo, como ellos esperan. Si por el contrario no reciben lo esperado les causará un gran malestar y criticarán y manipularán al otro para intentar lograr su objetivo. Se presentan como víctimas ante ti y te harán sentir culpable de no actuar o no haber actuado como él quería o del mismo modo que él ha hecho por ti.
También suelen ser personas que buscan cumplir sus necesidades a través de otros, es decir que le otros le resuelvan los conflictos que le suceden. De igual forma, son individuos con baja autoestima, que no se quieren y buscan en los otros ese cariño.
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Huye de esta manera de ver las relaciones
Conseguir una reciprocidad exacta es difícil, es decir, recibir con exactitud lo mismo que he dado es muy complicado. Por esta razón lo mejor es alejarse de la mentalidad transaccional, ya que solo nos generará malestar al ver que no se cumplen nuestras expectativas.
La forma más sana de actuar en el ámbito de las relaciones interpersonales es sin esperar nada a cambio, es decir, actuar porque nos apetece pero sin buscar ningún tipo de finalidad. Mostrar empatía, para ponerse en el lugar del otro y ayudarlo porque realmente lo necesita y no de forma egoísta pensado que ayudarlo significa ayuda para mi en el futuro.
Tenemos que dar lo que uno realmente quiere y siente que desea hacer, sin importar recibir luego esta misma conducta. Del mismo modo, realizar una conducta solo con la finalidad de ayudar también genera satisfacción y bienestar, valoraremos mucho más, el obtener ayuda, amor... o cualquier tipo de afecto o conducta, será para nosotros un regalo ya que esta mentalidad más sensible no espera nada a cambio.
Actuar de manera altruista, generosa, sin esperar nada y con el objetivo de ayudar, produce menos frustración y menos malestar, mejorando la relación con la otra persona ya que no se sentirá presionada, y de este modo viviremos mejor y más felices.