Aunque no todas las personas los sufren, el empeoramiento de la memoria y otros tipos de deterioro cognitivo son consecuencias habituales del envejecimiento, especialmente cuando éste es patológico.
En este artículo describiremos ocho tipos de estrategias contra la pérdida de memoria que pueden ser muy útiles para compensar el deterioro típico de la tercera edad. Las dividiremos en tres categorías: ayudas externas, estrategias internas y adaptaciones ambientales.
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El declive de la memoria en la vejez
La investigación científica sugiere que tendemos a sobrevalorar la intensidad del empeoramiento de la memoria que se produce en la vejez, si bien es cierto que algunas capacidades se ven afectadas de forma clara. Esto sucede sobre todo en personas con deterioro cognitivo, se enmarque o no en el contexto de una demencia.
Según los estudios, con el envejecimiento la memoria sensorial sufre un ligero deterioro que no tiene una gran importancia en la práctica. La memoria de trabajo u operativa sí se ve notablemente afectada, especialmente a partir de los 70 años; el deterioro en este tipo de memoria es probablemente el más significativo de todos.
En cuanto a la memoria a largo plazo, aparecen déficits de forma más habitual en la de tipo declarativo que en la memoria procedimental, de modo que las habilidades se suelen mantener. La memoria episódica reciente, que incluye los recuerdos autobiográficos de los últimos años, es más sensible al deterioro que la semántica (conocimiento sobre hechos).
Estos deterioros se han atribuido principalmente a tres motivos: la aparición de déficits en la codificación de información compleja, que dificulta la memorización, el empeoramiento en la capacidad de recuperar recuerdos y la menor sensación de control en tareas cognitivas, por la cual disminuyen las expectativas de eficacia de muchas personas mayores.
Las pérdidas de memoria que aparecen en la vejez pueden ser compensadas mediante el uso de estrategias cognitivas, conductuales y ambientales. En los casos en que el deterioro mnésico es ligero estas técnicas suelen ser suficientes para anular sus efectos; si la situación es más grave pueden al menos reducir los problemas en un grado notable.
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Estrategias contra la pérdida de memoria basadas en ayudas externas
La utilización de ayudas externas para la recuperación de recuerdos es la estrategia más importante para compensar las pérdidas de memoria que se producen en edades avanzadas. Muchas personas recurren a estos métodos de forma espontánea.
1. De recuperación externa
Las estrategias de recuperación externa incluyen tomar notas en una libreta o agenda, pedir a una persona cercana que nos recuerde algo o usar dispositivos digitales (por ejemplo programar una alarma con texto) para facilitar el recuerdo de una información concreta. Los avances tecnológicos recientes han incrementado la utilidad y diversidad de estas estrategias.
2. De recuperación interna
A diferencia de las estrategias de recuperación externa, en estos casos se utiliza una señal de que hay que recordar algo, pero no se especifica qué; cambiarse un anillo de dedo o hacerse una pequeña marca en la mano con un bolígrafo son dos técnicas de recuperación externa habituales.
Estrategias internas o psicológicas
Las estrategias internas para combatir los problemas de memoria se basan en el manejo de las cogniciones. Se las considera la intervención más específica de la Psicología en este campo y están incluidas frecuentemente en programas de entrenamiento para personas mayores con déficits mnésicos.
1. Aprendidas naturalmente
En esta subcategoría se engloban todas las estrategias cognitivas que las personas poseemos de forma natural; forman parte del funcionamiento normal de la memoria y no requieren entrenamiento previo.
2. Reglas mnemotécnicas
Las reglas mnemotécnicas son métodos cognitivos artificiales que se utilizan para favorecer el aprendizaje, la organización y el recuerdo de información. Algunas de las estrategias mnemotécnicas más conocidas incluyen el método de los loci (o lugares), el de las perchas, el de los vínculos y el de las rimas, que se basan en palabras y/o imágenes mentales.
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Adaptaciones e indicaciones ambientales
Estas estrategias consisten en facilitar la orientación y la sensación de familiaridad con el entorno físico de las personas que se encuentran en un lugar determinado. En este sentido podemos hablar tanto del propio hogar como de un contexto más amplio, por ejemplo una residencia para personas ancianas e incluso una localidad.
1. Distales
Las indicaciones ambientales distales son un tipo de adaptación que se refiere a la aclimatación de ciudades, calles o edificios para favorecer que las personas con problemas de memoria puedan orientarse en ellos. En este conjunto de ayudas encontramos las indicaciones en las puertas sobre cómo abrirlas, los uniformes del personal hospitalario, etc.
2. Proximales
Las ayudas proximales son aquellas que se enmarcan en un entorno más restringido, como una habitación o un piso pequeño. Se basan en el principio de que la estructuración y la estabilidad del ambiente cercano de las personas con dificultades mnémicas hacen que les resulte más sencillo orientarse y reducen la probabilidad de que tengan pérdidas.
3. Personales
Las indicaciones ambientales personales pueden ser consideradas un tipo de ayuda externa, y por tanto pueden depender de la recuperación interna o externa; esto significa que pueden ser explícitas, como dejar una nota en una libreta, o simplemente funcionar como señales de que hay que recordar algo concreto.
4. Terapia de Orientación a la Realidad
La Terapia de Orientación a la Realidad fue creada por James Folsom en la década de 1950. Este programa psicológico se focaliza en la enseñanza de habilidades que permitan al paciente mantener la orientación personal, espacial y temporal. Entre las estrategias que incluye destacan las ayudas externas visuales, la estimulación sensorial y la repetición verbal.