Existen una amplia variedad de trastornos en los que aparece la amnesia como síntoma principal, siendo estos conocidos como trastornos amnésicos. Dichos trastornos podrían deberse tanto a la acción persistente de sustancias como a los efectos a nivel fisiológico de una enfermedad médica.
Los trastornos amnésicos se caracterizan por un notable deterioro de la memoria para recordar hechos remotos; mientras que en estos casos normalmente recuerdan hechos o acontecimientos inmediatos. Por otro lado, la capacidad para aprender y recordar cosas nuevas se encuentra muy afectada (amnesia anterógrada), lo que podría dar lugar a problemas de orientación en el tiempo.
En este artículo encontrarás un resumen sobre en qué consisten los trastornos amnésicos, cuáles son sus criterios diagnósticos y también los diferentes tipos de estas patologías que hay.
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¿Qué son los trastornos amnésicos?
Cuando hablamos de la palabra amnesia en Psicología, nos referimos a la pérdida parcial o incluso toda de las funciones mnésicas, lo que significa que la persona que lo sufra será incapaz de adquirir (retener) y/o evocar (recuperar de nuevo) la información, por lo que le sería imposible recordar o retener la información de un periodo de tiempo concreto.
Los trastornos amnésicos, por otra parte, son una serie de síndromes caracterizados principalmente por un deterioro de la memoria bastante marcado para recordar hechos remotos, mientras que la memoria para recordar hechos o acontecimientos inmediatos suele estar conservada. Además, la capacidad para aprender y recordar cosas nuevas se encuentra muy afectada (amnesia anterógrada), lo que podría dar lugar a problemas de orientación en el tiempo.
En los trastornos amnésicos también podemos encontrar una amnesia anterógrada, aunque de diversos grados de intensidad, pudiendo además disminuir a lo largo del tiempo, en que caso de que la enfermedad y/o el proceso patológico que subyacen tuvieran una tendencia a remitir con el tiempo, habiendo un abordaje médico y psicoterapéutico que se haya iniciado a tiempo y sea el adecuado para este tipo de casos.
El pronóstico de los trastornos amnésicos dependerá del curso de la lesión básica, la cual afecta normalmente a la región cerebral del hipocampo o al sistema hipotálamo-diencefálico. En un principio, es posible que haya una recuperación completa.
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Clasificación y criterios diagnósticos de los trastornos amnésicos
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), de la American Psychiatric Association (APA), podemos encontrar clasificados a los trastornos amnésicos dentro de la siguiente categoría: “Delirium, demencia, trastornos amnésicos y otros trastornos cognoscitivos”. A continuación veremos cuáles son los criterios diagnósticos de los trastornos amnésicos en el DSM-IV-TR.
Los personas con algunos de los tipos de trastornos amnésicos principalmente tienen deteriorada la capacidad para aprender nueva información, y además no logran recordar acontecimientos del pasado o información previamente aprendida (Criterio A). La alteración de la memoria podría llegar a ser lo suficientemente perjudicial como para llegar a causar un deterioro notable de la actividad social o laboral, pudiendo representar un importante merma del nivel de actividad que tenía anteriormente (Criterio B). La alteración en la memoria no aparece de manera exclusiva durante el transcurso de una demencia o de un delirium (Criterio C).
Cabe destacar que la capacidad para recordar nueva información se encuentra siempre afectada, mientras que la dificultad para recordar aquella información que se había aprendido antes de la enfermedad se puede presentar de una forma más variable, dependiendo de la gravedad y/o de la localización de la lesión cerebral.
Por otra parte, el déficit en la memoria suele ser más aparente en aquellas tareas en las que es necesario el recuerdo espontáneo, pudiendo ser evidente este déficit en el momento en el que el examinador proporciona a la persona que padece algunos de los trastornos amnésicos una serie de estímulos para que los evoque después. Esos déficits podrían estar relacionados de forma predominante con estímulos visuales o verbales en función del área cerebral que esté concretamente afectada.
En algunos tipos de trastornos amnésicos la persona afectada podría llegar a ser capaz de recordar mejor cosas del pasado muy remotas, que los acontecimientos que hayan sucedido más recientemente (por ejemplo, la persona recuerda cuando fue de vacaciones con su familia al extranjero hace más de una década, siendo capaz de expresar los detalles de dicho acontecimiento, pero, en cambio, no recuerda lo que hizo esa misma mañana).
En caso de que el deterioro de la memoria aparezca de manera exclusiva durante el transcurso de un delirium no se establece el diagnóstico de los trastornos amnésicos (p. ej., si solamente se presenta en el contexto de una reducción de su capacidad para dirigir o mantener la atención).
Además, en los trastornos amnésicos no se encuentra alterada la capacidad para poder repetir de manera inmediata una secuencia de información (p. ej., repetir unos dígitos que acaba de escuchar) y, en caso de que esté afectada dicha capacidad, había que sospechar que hubiera una alteración de la capacidad de atención, lo que podría ser un indicativo de que estuviera padeciendo un delirium.
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Síntomas de los trastornos amnésicos
Hay una serie de síntomas que nos permiten detectar cuándo estaríamos frente a un caso de trastorno amnésico, tal y como veremos a continuación. En primer lugar, cabe mencionar que los trastornos amnésicos se diagnostican en el caso de que hubiera otros déficits cognoscitivos que sean característicos de la demencia (p. ej., agnosia, afasia o alteración en la capacidad de ejecución). Además, las personas con alguno de los trastornos amnésicos podrían llegar a experimentar a causa de su déficit graves en la memoria deterioro en su capacidad social o personal, requiriendo supervisión en su día a día.
Por otro lado, es bastante frecuente que los trastornos amnésicos vengan precedidos por un cuadro clínico de desorientación y confusión, así como también problemas en su capacidad de atención que sugeriría la posibilidad de que esa persona estuviera sufriendo un delirium, como es el caso de los trastornos amnésicos causados por una deficiencia de tiamina.
Cuando comienzan a desarrollarse los trastornos amnésicos, es bastante frecuente que haya confabulaciones, aunque tienden a desaparecer al cabo de un tiempo; sin embargo, esto provoca que sea necesario que el clínico que esté realizando la evaluación con el paciente tenga que recurrir a la ayuda de los familiares o allegados para recabar información importante.
En caso de haber amnesia profunda, el paciente podría sufrir una desorientación temporoespacial; no obstante, es poco frecuente que haya una desorientación autopsíquica, ya que esta es más común en los casos de demencia.
Por otra parte, a los pacientes con trastornos amnésicos les cuesta reconocer su déficit de memoria, por lo que podrían llegar a negar de manera explícita la posibilidad de que estuvieran sufriendo este deterioro. También podría haber algunas alteraciones de la personalidad como fragilidad a nivel emocional, falta de iniciativa o apatía, entre otras.
Además, los pacientes con trastornos amnésicos podrían mostrarse agradables y amistosos solo de manera superficial, ya que muestran una expresividad afectiva muy pobre o estrecha.
Por otro lado, en los casos de amnesia global transitoria, los pacientes pueden mostrarse aturdidos y perplejos. Podrían observarse unos déficits de menor gravedad en otras capacidades cognoscitivas, pero sin ser lo suficientemente graves como para causar un deterioro clínicamente significativo.
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Tipos de trastornos amnésicos
Ahora que ya hemos visto en qué consisten los trastornos amnésicos, cuáles son sus criterios diagnósticos y sus síntomas, vamos a ver los tipos de trastornos amnésicos que podemos encontrar en el DSM-IV-TR.
1. Trastornos amnésicos causados por una enfermedad médica
En este caso, los Criterios A y B serían los mismos que explicamos anteriormente para todos los trastornos amnésicos en general, estando producidos en este caso por una enfermedad médica.
Además, para este diagnóstico sería necesario demostrarlo mediante su historia clínica y vital, una exploración física y/o a través de unas pruebas realizadas en el laboratorio, con el fin de poder comprobar que el deterioro en la memoria que sufre el paciente ha sido causado de manera directa por una enfermedad médica (Criterio D).
Las enfermedades médicas que pueden causar trastornos amnésicos con mayor frecuencia son las siguientes:
- Heridas de bala.
- Traumatismo craneal cerrado.
- Hipoxia.
- Intervención quirúrgica.
- Encefalitis por herpes simple.
- Infarto de la arteria cerebelar posterior.
- Lesiones en la zona medial del lóbulo temporal y en estructuras específicas diencefálicas.
2. Trastornos amnésicos persistentes inducidos por sustancias
Los Criterios A y B son los mismos que explicamos anteriormente para todos los trastornos amnésicos en general, estando en estos casos inducidos por sustancias. El Criterio C requiere que la alteración en la memoria no aparezca de manera exclusiva durante el transcurso de un delirium o una demencia, y debe persistir más allá del tiempo habitual de la abstinencia a las sustancias o del tiempo habitual de la intoxicación a las sustancias.
Además, es necesario realizar una exploración de su historia clínica y de vida, una exploración física y/o unas pruebas en el laboratorio para poder comprobar que esa alteración que sufre en la memoria se encuentra directamente relacionada con los efectos de las sustancias (Criterio D).
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3. Trastornos amnésicos no especificados
El diagnóstico se realiza en aquellos casos en los que no se cumplen los criterios necesarios para diagnosticar alguno de los trastornos amnésicos anteriormente mencionados (p. ej., cuando nos encontramos con un paciente que padece un cuadro de amnesia, pero no hay pruebas que demuestren su etiología concreta, como podría haber sido por sustancias o una enfermedad, entre otras).